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miércoles, 9 de enero de 2013

Navidades en Barna

Regreso tras dos semanas de vacaciones de una Barcelona que languidece por momentos. He encontrado una ciudad menos tensa que en ocasiones precedentes, pero también una ciudad menos alegre; consciente de que no hay cabida para coartadas o cortinas de humo, en la que se impone el pragmatismo de sus gentes mostrando a quienes quieren ver el distanciamiento cada vez mayor entre los gobernantes y sus gobernados.
He deambulado más de lo acostumbrado. Sin rumbo y sin prisa. Observando y escuchando. Deslizándome por las calles del barrio gótico y el Raval, las plazas de Gracia, el recuperado Borne o el familiar barrio de Horta.
Contemplo la estelada y la senyera colgadas en algunos balcones y ventanas, como hicieran otros en distinto territorio con la roja y gualda, y pienso cuán fácil es caer en lo mismo que se repudia; en como los nacionalismos, central o periférico, utilizan iguales elementos para defender lo contrario, que en el fondo no deja de ser lo mismo.
En Nochebuena almorzamos en El Glop, cerca del paseo de Gracia. También almorcé allí las navidades pasadas, sólo que entonces había que esperar turno para acceder a una mesa y asumir que las viandas se tomarían su tiempo para llegar a nuestros platos. Este año no, llegamos a la par que Lluís Homar y sus hijos. Nos sentamos en mesas paralelas, separadas por otra mesa ocupada por una pareja.
Recuerdo a Homar en el papel de Mandalay en la adaptación cinematográfica de “Un día volveré”, de Juan Marsé. Gran reparto para un film fallido de una novela que me cautivó y recomiendo, como casi todas las de Marsé. Contemplo la naturalidad con la que se desenvuelve, ajena a cualquier pose; lejos del divismo de otros actores con mayor reconocimiento y menor experiencia y talento. Y por supuesto alejado del protagonismo artificial de tanto famoso de medio pelo.
Mientras doy cuenta de unos cargols a la llauna, una escalivada y una torrada amb bull blanc pienso en el añorado Manuel Vázquez Montalbán. Siempre que recalo en Barcelona pienso en él y cuando paso por vía Laietana o sus inmediaciones me lo imagino cambiando de acera para evitar el paso por la puerta de la comisaría.  
Apuro un café solo para entregarme a una copa de pacharán con hielo y recreo esa Barcelona de Vázquez Montalbán, de Eduardo Mendoza, de Marsé y del propio Homar. Esa ciudad entrañable y cosmopolita que parece hoy menos entrañable y cosmopolita. Donde ahora el fuego del dragón calcina la rosa.
Comienzo el año paseando una vez más por la Boquería, esquivando turistas y deteniéndome en las paradas donde se ofrece un amplio surtido de setas. Me tomo mi tiempo para observar las distintas variedades, los nombres de las que no conozco, su tamaño, forma y color y miro el precio ante la presencia inquieta de un par de vendedores que amablemente se ofrecen a despachar lo que demande.
Subo por las Ramblas de las Flores, que ya no son las mismas ramblas desde que desterraron los puestos de flores. Atravieso la plaza de Cataluña y dejo atrás la Casa Batlló y la Pedrera para perderme en el barrio de Gracia. ¡Cómo me recuerda a Malasaña! Bajo Verdi y desemboco en la plaza de la Revolució de setembre para tomar una cerveza en la Unión. La mitad del local está vacío y en el otro medio, las mesas están ocupadas por gente que ha acabado o interrumpido su jornada laboral para almorzar. Me siento en un pequeño velador en el centro y a la entrada. Observo, pongo la oreja y acabo ojeando un diario en catalán. Son más de las tres, pero continuo sin prisa, aunque si con rumbo. Pago cerca de dos euros por una cerveza de barril, más de lo que me cuesta un tercio en la ciudad que habito; ya saben los peajes de la gran ciudad.
Cruzo la plaza, con algo de demora porque me detengo a ver unos puestos ambulantes, y al llegar a la esquina descubro, no sin cierta frustración, que el Sureny ya no existe. Imagino que será por la crisis, la subida de impuestos, la disminución del consumo… esa realidad que nos golpea con mayor o menor contundencia y que no entiende de telas colgadas en balcones y ventanas o prendidas en el pecho. 

domingo, 14 de octubre de 2012

No hay periodismo sin periodistas

No están los tiempos para sacar pecho. Y da la sensación de que ni mucho menos para reclamar dignidad y reconocimiento. Pero en eso estamos, a la espera de no ser confundidos con algún pecho lata tan habitual en estos días y por supuesto, desde la consciencia de saber que la dignidad y el reconocimiento se ganan día a día y de que se ha dilapidado mucho de ambos entre los empresarios de la comunicación, los políticos, los intrusos, las estrellas, las “estrellitas” y la precariedad laboral.
Algunos, de forma interesada, quieren situar el debate en el soporte, o lo que es lo mismo, en el continente frente al contenido. Otros, también por interés, buscan excusas en la crisis, a sabiendas de que el periodismo ya estaba en crisis antes de la debacle económica.
De modo que entre unos y otros engordan el debe y en el haber tan solo quedan los periodistas. Los profesionales que con aciertos y errores, pero desde la honestidad y el rigor, hacemos posible que la información fluya y que por tanto, se mantenga como un pilar básico e irrenunciable de la sociedad democrática el derecho a la información.
Suena a principio grandilocuente e incluso a algo obvio, pero es importante recordarlo, sobre todo ahora cuando se están cerrando o fusionando medios de comunicación, hay una peligrosa alineación de esos medios con el poder que los aleja de la deseable pluralidad y se aplican expedientes de regulación de empleo (ERES o ERTES) que contribuyen a que más de 4.000 periodistas hayan perdido su trabajo durante 2012.
En Andalucía, tan denostada por ignorantes y oportunistas del norte, los periodistas hemos puesto en marcha dos iniciativas para dentro de nuestras posibilidades dar la vuelta a la situación. Una, Se buscan periodistas (SBP), un proyecto que busca, a través del cooperativismo, crear medios de comunicación y empleo con el asesoramiento y la gestión de los propios periodistas; y otra, impulsada por la Asociación de la Prensa de Sevilla, la campaña #soyPeriodista, para recuperar esa dignidad y ese reconocimiento.  
Porque se puede elegir entre información y desinformación. Y porque no hay periodismo sin periodistas.  
 

viernes, 13 de abril de 2012

Mentiras "intrascendentes"

Nos merecemos políticos que no nos mientan. Y sin embargo, seguimos votando a aquellos políticos que nos mienten. Aceptamos la mentira como parte del discurso político y como un elemento propio del ejercicio de la política. La conjugación perfecta entre el poder de la mentira y las mentiras del poder político.
Damos por buena aquella frase pronunciada por el profesor y ex alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, de que “los programas electorales se hacen para no ser cumplidos”. Una aseveración muy criticada en su día y que incluso fue calificada por algunos de cínica, que los años han demostrado como un análisis certero de la realidad política española y que no hace más que constatar la capacidad de reflexión del viejo profesor y su visión de aquel presente y del posterior futuro. Y por supuesto, su ironía, que algunos confundieron y siguen confundiendo con el cinismo.
Y a tal extremo hemos llegado en esa aceptación que incluso admitimos programas electorales, no ya que no se vayan a cumplir, sino que ni siquiera existen como tales y luego, cuando se alcanza el gobierno se hace y deshace sin reparos y se justifica cualquier actuación con un manido “estaba en nuestro programa electoral”, confiados en que siempre habrá quien admita ver burros volando.
El catálogo de la mentira política es generoso en amplitud y variedad. Y como es evidente abarca tanto el ámbito doméstico como el mundial. Sin duda en este último y en la memoria colectiva se sitúan las palabras de Bush padre sobre la subida de impuestos: “Yo soy el que no subirá los impuestos. Mi oponente dice que los subirá como último recurso, o como tercer recurso. Pero cuando un político habla así, sabes que es un recurso que estudiará. Mi oponente no descartará subir los impuestos. Pero yo lo haré. Y el Congreso me empujará a subir los impuestos y yo diré que no. Y me empujará de nuevo, y todo lo que les puedo decir es “Lean mis labios: Impuestos nuevos no.” (“Read my lips: No new taxes”), pronunciadas en el Discurso de aceptación de la candidatura a la presidencia por el Partido Republicano el 18 de agosto de 1988. Mentira que se encargaría el mismo de descubrir siendo ya presidente de Estados Unidos.
El actual presidente de España, Mariano Rajoy, se ha mostrado como alumno aventajado de Bush padre y no ha dudado en emular sus pasos; afirmando que no subiría los impuestos, para una vez elegido presidente desvelar también su mentira y subirlos.
Pero si hubiera que destacar dos temas en la historia reciente sobre los que se ha mentido desde la esfera política sin importar las consecuencias y la voluntad ciudadana, dejando a un lado los lamentables casos protagonizados también (¡qué curioso!) por presidentes estadounidenses como son las mentiras de Nixon sobre el Watergate y las de Clinton en el ‘caso Lewinsky’, serían la guerra de Irak y los atentados del 11-M en Madrid.

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domingo, 11 de diciembre de 2011

Esperando a Rajoy

Entre las reglas del juego no escritas de la cosa política española existe la de otorgar un plazo de cien días de cortesía al nuevo gobierno antes de emitir crítica alguna sobre su comportamiento.
Una gracia de la que el futuro presidente del gobierno español no podrá disfrutar, a tenor de los méritos atesorados durante sus 8 años de oposición y su manifiesta dimisión en la prestación de cualquier apoyo al gobierno de España para aportar soluciones a la crisis. Y por supuesto, teniendo en cuenta que pese a su petición de árnica, los acontecimientos ni esperan, ni se detienen a contemplar unciones, coronaciones o tomas de posesión.
Sin olvidar, tampoco, sus previsibles medidas (incremento del IVA y otros impuestos, desmantelamiento de lo que queda del Estado del bienestar, abaratamiento del despido, privatización de servicios y organismos públicos, etc); sus primeros pasos tras ganar las elecciones (reunión con los banqueros, rechazo a hablar con un partido democrático, legal y con representación parlamentaria, guste o no, como es Amaiur..) y su intervención en Marsella firmando un cheque en blanco al renacido eje franco-alemán; renunciando a una parte magra de nuestra soberanía al supeditar su futura gestión a las imposiciones del ente Merkozy (lo que Daniel Conh-Bendit, el líder del Mayo del 68 francés, califica de golpe de Estado de dos) y donde se ha anotado su primer fracaso internacional, incluso antes de ser presidente, al ser rechazada su petición de veto para España al fondo de rescate europeo. Así que de acuerdo con el ideario y la terminología aznarianos bien podríamos decir que hemos cambiado nuestro estatus en la Unión Europea, pasando de “pedigüeños” a siervos, en el año I de la nueva "era mariana”.
Sin duda, el mejor resumen lo hacía involuntariamente el diario ABC al destacar, el viernes, 9 de diciembre, en un pie de foto que Rajoy se sentaba junto a los que toman las decisiones en Europa (en la imagen se contemplaba a Rajoy sentado tras Merkel y Sarkozy). Obviamente le faltaba añadir al diario conservador que sentarse junto a los que toman las decisiones, no implica participar en esa toma de decisiones.
De modo que desalojado Zapatero del poder, a expensas del simbólico traspaso de poderes y la toma de posesión del nuevo presidente, y dado el currículum de éste y lo previsible de su comportamiento y futuras actuaciones no es de extrañar que comience a sonar el runrún en algunos mentideros de la Villa y Corte de que la derecha de la derecha le ha colgado, ¡antes siquiera de ser nombrado presidente!, el cartel de prescindible y le ha otorgado, para la posteridad, el título de Mariano El Breve.
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martes, 5 de abril de 2011

La jaula islandesa

Islandia colapsó los medios de comunicación no ha mucho porque un volcán entró en erupción y esparció sus cenizas por el espacio aéreo europeo, creando un inesperado caos en el cielo.
Con anterioridad tuvo cierto protagonismo informativo, nada igualable a esas cenizas volcánicas, por contar con un gobierno formado sólo por mujeres. Pero hoy, este pequeño país sufre un apagón informativo, interrumpido apenas por fogonazos alojados en alguna página web y por alguna que otra aparición bien disimulada en las páginas de algún diario.
Islandia, donde las noches son más largas que los días y sin embargo nos muestra una lucidez envidiable, ha señalado a sus banqueros como inequívocos responsables de la crisis económica actual y les impide abandonar su país hasta que no paguen la cuenta de los desperfectos ocasionados.
Mientras en España, la izquierda se desangra ante las negativas expectativas electorales; aplaudiendo o criticando el anuncio de su actual presidente de no presentarse a la segunda reelección, debatiendo sobre la idoneidad de los posibles sucesores y alimentando torpemente la hoguera donde inmolar las presidencias de comunidades autónomas y las alcaldías de numerosos pueblos y ciudades.
Si los medios de comunicación erraron el debate sobre su futuro al centrarse en los soportes y despreciar los contenidos; la izquierda española no le va a la zaga y opta por discutir los nombres y apellidos, incluso el género, de quién ha de ser el nuevo number one, olvidándose de las ideas; de proyectos y propuestas que devuelvan el entusiasmo a sus decepcionados votantes.
Es difícil imaginar que en este país el poder político pida responsabilidades al poder económico. Más bien ocurre lo contrario y es más frecuente ver a banqueros como Botín “asesorando” a los sucesivos presidentes sobre qué deben hacer.
Del mismo modo que es difícil imaginar un cambio del sistema mundial, porque a pesar del estruendo originado por la crisis y de la propia crisis, sólo los más atrevidos hablan de un cambio, basado en las anteriores grandes depresiones económicas, cuando en realidad lo que predicen es un desplazamiento de los núcleos de poder, de América a Asia, de Estados Unidos a China.
Poco o nada se espera ya de la vieja Europa. Preocupada en ser la suma de países, en lugar de ser una unidad. Y aún así, el logro de esta utopía moderna en Islandia, que paguen la crisis los que la originaron y no sus principales damnificados, se silencia. Por miedo al contagio.
Que el pensamiento fluya más allá de las fronteras provoca más terror en los gobernantes y los aspirantes a gobernar que el desplome de los mercados. Piensen por un momento en un político español de izquierdas postulándose como sustituto del actual presidente y anunciando que pasará la factura de la crisis para su cobro al citado Emilio Botín, a Francisco González, Isidro Fainé, Braulio Medel o a políticos metidos a banqueros como Rodrigo Rato. Y que de no pagar, España, igual que Islandia, sería una hermosa jaula.

jueves, 30 de septiembre de 2010

La tartera

Me cuentan que la gente ha cambiado o está cambiando sus hábitos por la crisis económica. E imagino que este cambio de hábitos será cosa de unos pocos, de aquellos que padecen en carne propia las consecuencias de la crisis. Y no de aquellos que piensan que no les afecta, porque son como aquel al que daba igual la subida del precio de la gasolina, porque él siempre que iba a una gasolinera a repostar echaba 30 euros.
Los cambios están relacionados con el consumo y afectan a actos que formaban parte de la rutina diaria que ahora desaparecen o se modifican por las carencias económicas. Numerosos trabajadores que antes de iniciar su jornada laboral se tomaban un café en el bar o en la cafetería ahora lo han suprimido y se lo toman en casa o directamente no se lo toman con las excusas de templar nervios o de preservar el sueño. Aquellos que compraban el periódico ahora se conforman con el gratuito, echarle un ojo al de un compañero de trabajo o repasarlo en el bar a la hora del desayuno; esta última una costumbre muy jiennense que sólo se pierde si se deja de tomar el café en el bar; aunque también es cierto que muchos bares suscritos antes a dos o tres periódicos han limitado esa suscripción a un solo ejemplar.
Me comentan que las doñas antes iban una vez al mes a la peluquería a avivar el color de sus cabellos y ahora aguantan unos dos meses y medio, hasta que la raya se torna blanca y descubre evidencias que muchas veces el rostro no delata. O que son ellas las que tiran de tijeras para despoblar las cabezas de hijos y parejas, que sin complejos lucen a golpe de trasquilón y sin renunciar a un “new look” sus cortes asimétricos.
Los coches ya no visitan los talleres de reparación o de chapa y pintura salvo que sea imprescindible para que sigan circulando. Y eso hace que asistamos a un desfile de vehículos con los espejos retrovisores y los parachoques frontal y trasero sujetos con cintas adhesivas, la carrocería abollada o tuertos de faro junto a flamantes últimos modelos de alta gama.
Dicen que la falta de dinero ha suplido también a la voluntad. Más bien a la falta de ella. Y empedernidos fumadores son ahora un ejemplo de vida sana. Modelos de una existencia libre de humos, que causa el regocijo del Ministerio de Sanidad y el pesar de la Agencia Tributaria. Lo que no consiguieron la Ley Antitabaco o las malsanas campañas de mensajes e imágenes prescindibles en las cajetillas de cigarrillos, lo ha logrado en apenas unos meses el crash financiero.
Y regresa la tartera. Bares y restaurantes ven como a la hora del almuerzo las mesas antes llenas ahora apenas dan salida a unos pocos menús. La vieja tartera de acero inoxidable, revitalizada por un nuevo diseño, más sofisticada y “made in China”, vuelve a ocupar su estatus de “mejor compañera” del trabajador. Los “tupper” arrumbados en un armario de la cocina vuelven a la encimera en un “revival” inesperado, al que amenaza con sumarse alguna otra vieja gloria como los termos; hace unas décadas indispensables y hasta la crisis un bulto incómodo e inservible cuyo lugar era el estante de un rincón de la cocina o el contenedor de la basura.
Con tanto cambio de hábito, ya hasta nos molestan los inmigrantes. Esos a los que gustosos abrimos las puertas y les dejamos las llaves para que hicieran los trabajos que nosotros despreciábamos, aquellos “curros” que ya no queríamos hacer y que ahora miramos como el gato a la pastora con “ojos golositos” y cuyos rendimientos servían para garantizar la viabilidad de nuestro estado de bienestar. Eso sí, esperando el resurgir económico que de nuevo deje constancia de nuestro rechazo a ese laboro y que de nuevo nos hará abrir las puertas para el retorno de aquellos que hoy estigmatizamos como responsables de nuestra situación de desheredad. Y por supuesto, nos permitirá volver al almuerzo de mesa y mantel y renunciar a la tartera.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Depredadores

Mayo comienza con la celebración del Día del Trabajo. Se convocan manifestaciones y actos reivindicativos a los que apenas acude un puñado de convencidos en un país con una tasa de desempleo del 20 por ciento. Como hay motivo para la protesta, es evidente que asistimos al desencuentro entre trabajadores y sindicatos. La desafectación entre ciudadanos y políticos se extiende como un virus y afecta ya a otros colectivos. Es la crisis y la falta de expectativas, pero también el hastío y el desengaño. Y puede que la aceptación definitiva de que los trabajadores son el primer eslabón en la cadena alimenticia de su depredador.
El lunes se celebraba el Día de la Libertad de Prensa y para hacer boca Reporteros Sin Fronteras (RSF) publica una lista de depredadores de la libertad de expresión (http://www.rsf-es.org/grandes-citas/depredadores-de-la-prensa).
40 depredadores, entre políticos, dirigentes de instituciones del Estado, jefes religiosos, milicias y organizaciones criminales que atacan directamente a los periodistas; entre los que ocupan lugar de privilegio Filipinas, Corea del Norte, Cuba, Libia, Ruanda, Rusia, China o México. Una lista en la que España aparece en el puesto 44 por el terrorismo de ETA y en la que sorprendentemente no aparece Honduras, donde 7 periodistas fueron asesinados entre los meses de marzo y abril de 2010.
Ausencias y olvidos se mezclan con la libertad, convirtiéndola a su vez en ausente y olvidada. Y ni siquiera la celebración de efemérides de ámbito internacional o nacional consigue rescatarla de unos depredadores que aumentan cada año.
No soy partidario de las listas, salvo la de la compra. Quizás porque he figurado en alguna de forma involuntaria por obra del arbitrio y del desconocimiento de algún censor o etiquetador de nuevo cuño. Pero en estos días extraños noto como aquellos a los que si les gusta elaborarlas no se atreven a confeccionar aquella que sería clarificadora, con los nombres de esos otros depredadores que siempre desde la sombra hacen tambalearse empresas, gobiernos y hasta países. No hay problema ni recato en enumerar a los países víctimas del seísmo económico y a las potenciales víctimas: Grecia, Portugal, Irlanda, España…, pero me gustaría saber los nombres y conocer los rostros de esos depredadores especuladores. Nos llevaríamos alguna sorpresa, pero como el conejo con el lince sabríamos a qué atenernos.

sábado, 27 de febrero de 2010

Viento de esperanza

Hoy en la ciudad que habito soplaba por la mañana en sus calles un inusual viento caliente para esta época del año; un viento caliente que a las pocas horas se ha convertido sólo en viento. Fuerte, pero viento. Yo también he oído los partes de los denominados “hombres del tiempo” (aunque ignoro si son de su tiempo, del pasado o del futuro) y he oído la dichosa palabreja que no voy a repetir y que limitaré a viento huracanado. Un palabro casi desconocido hasta ayer y que se suma a esa dinámica del miedo que acompaña a la crisis económica y a sus consecuencias.
El miedo y el desánimo se han instalado con tal fuerza entre nosotros, que hasta algunos representantes del poder real de este país quieren vender esperanza y han puesto en marcha una campaña para optimistas que habla de arreglo, pero que también esconde las recetas del arreglo. Llámenme lo que quieran, pero yo no ignoro lo que ha significado e imagino que sigue significando en algunos lugares el apellido Garrigues. Es como pensar que los March son unos filántropos o que su fortuna nace del sudor de su frente.
Ahora debemos temer hasta al tiempo, cómo si no lleváramos cerca de dos años soportando tormentas y huracanes. Llevamos tanto tiempo soportando a estos malos aprendices de Eolo, que ya sólo provocan nuestra indiferencia, como si estuviéramos inmunizados. Y todo forma parte de la misma ópera bufa, en la que no se quién reparte los papeles, pero en la que siempre son los mismos los que interpretan a los perdedores.
Si ese viento se despojase de artificios, de miedos y amenazas y fuera verdad que transporta besos y palabras. Entonces, sólo entonces, esos hombrecillos de mapas imposibles podrían ser escuchados. Y entonces, sólo entonces, quizás mereciera la pena que no salga el sol, porque ese viento con luces y sombras sería un viento de esperanza.

domingo, 7 de febrero de 2010

Anestesia colectiva

Dicen que en España hay tantos entrenadores de fútbol como aficionados al balompié. Ahora además de entrenadores tenemos un considerable número de economistas.
Todos clarividentes. Aunque ninguno alcanzó a ver la crisis que se nos venía encima, hoy todos y cada uno de ellos tienen la solución. Algunos incluso se atreven a plasmarla en un libro, sin tener idea de economía y con las recetas de siempre. Eso sí, sus seguidores, incluso su sucesor, son incapaces de aportar una sola idea para afrontar la crisis, salvo las ya conocidas de despido libre y recortes sociales y privatización de servicios públicos. Y sólo esperan que se mantenga la desgracia de los otros en forma de desempleo para lograr el asalto al poder.
El Gobierno, mil y una torpezas más tarde, tira por la borda la posibilidad de una Europa más social aprovechando su turno en la Presidencia de la UE y se arruga ante el poder financiero. En Davos, Zapatero se olvidó de la Educación para la Ciudadanía y retornó a aquello de la letra con sangre entra.
No me opongo a trabajar 2 años más, pero si me preguntan diré que prefiero trabajar unos cuantos menos y sobre todo hacerlo ahora. Aunque nadie va a preguntar y tampoco ninguno de esos visionarios pueda garantizar lo que ocurrirá dentro de 30 años con las pensiones y pueda justificar porque se hace ahora y no hace un par de años cuando se dibujaba un futuro de pleno empleo (sic) y vivíamos en el limbo de la bonanza económica y el “milagro español”. Tampoco rechazo una reforma laboral que garantice el empleo, respetando los derechos adquiridos y apostando por la conciliación real del laboro y la familia; pero me temo que el objetivo no es ese.
El ministro de Fomento, una rémora con cartera, saca pecho de lata por reducir salario y privilegios a los controladores aéreos, pero nada dice de subir el sueldo al resto, de acabar con los sueldos de la vergüenza por debajo de los 1.000 euros o de que una familia no pueda vivir con un solo sueldo. Tampoco se pronuncia sobre esos maravillosos planes de pensiones de los banqueros como González, que al retirarse en el BBVA cobrará unos 70 millones de euros, mientras los planes de pensiones del común de los mortales apenas arrojan calderilla tras años de contribuciones, o de los privilegios que disfrutan los cargos públicos y representantes políticos como él.
Tengo la sensación de que el sistema productivo y el sistema impositivo siempre se cargan sobre las mismas espaldas y los beneficios se guardan en bolsillos ajenos a ellas. Ya no necesitamos que nos salven, lo deseable sería que levantaran el pie de nuestras cabezas para no hundirnos en la ciénaga.
No recuerdo más motivos en esta etapa democrática para una huelga general y sin embargo, los trabajadores y los sindicatos optan por la anestesia colectiva. Me preguntó dónde y cómo estaremos cuando despertemos.

jueves, 4 de febrero de 2010

Sosiego

Hay veces en que cunde el desánimo, con la precisión de un cuchillo de hoja de doble filo hundiéndose en la carne; como el bisturí guiado por el cirujano con mano firme hasta cortar esa misma carne.
Es entonces cuando los demonios parecen multiplicarse y golpean sin descanso. Golpes que se encajan a sabiendas de que nunca se logrará ganar esa pelea y sólo puede aspirarse a apretar los dientes y mantenerse en pie.
La crisis económica pasa a un segundo plano y los agoreros del negro porvenir sustentados por el capital no hacen mella con sus predicciones, pero perseveran en la siembra de la semilla de la duda y en descubrir el velo de la desesperanza.
En esos momentos otra crisis se dibuja en la piel del rostro y sólo se halla sosiego en la palabra, nítida y transparente.

sábado, 31 de octubre de 2009

El síndrome del oso polar

Los artistas son una especie en peligro de extinción. Son como los osos polares, en palabras de Miguel Bosé. Y yo que tengo por un tipo inteligente al hijo del torero y del ángel, al oírle pienso que las cosas deben estar realmente mal. Sobre todo cuando añade la necesidad de recuperar y potenciar la figura del mecenas como garante de la creación artística (en cualquier disciplina) y por tanto, de su supervivencia.
Valiente, claro y oportuno. Bosé habla donde debe hablar y cuando hay que hablar y además lo hace de forma directa y sin ambages. Al oírle no puedo evitar pensar en tantos otros que son o tiene conciencia de ser especies o sujetos en peligro de extinción. Hay sobrepoblación de osos polares. Y por lo que veo, el síndrome se extiende por otros hábitat y entre sus orígenes está como no la maldita crisis. ¿Económica?, por supuesto; pero supongo que también las crisis personales y creativas.
Al día siguiente, descubro que ese gremio tan denostado no se queda sólo en la denuncia, sino que avanza con las palabras al escenario de la reivindicación, dando forma al manifiesto “Otra política y otros valores para salir de la crisis”. Son actores, cantantes, escritores, periodistas… Unos 300 y entre ellos, muchos de aquellos a los que quisieron despreciar llamándoles titiriteros y cómicos, como si hubiese desprecio o menosprecio en la polichinela o en la interpretación.
El peligro de extinción del oso polar es real y aún así, queda margen para estirar las garras y dar un zarpazo que no hace sangre, pero que debería agitar nuestras mentes.
Yo que no llego a oso, pues me quedé en gato, sumo también mis pequeñas garras a ese manifiesto.

martes, 19 de mayo de 2009

Brotes verdes


Hoy es uno de esos días en que los demonios que habitan en nuestro interior se hacen patentes. La verdad es que comenzaron a dar señales de vida ayer por la tarde, puede incluso que lo hicieran unos días antes, pero es hoy cuando asumo su presencia. Y no es fácil. Convivo con ellos, y no es fácil.
Miro al horizonte y nada hay. Quizás no debería esperar ver algo, pero no puedo renunciar a la esperanza de ver más allá de esa línea imaginaria. Contemplo a mis hijos, y hoy, no ayer ni mañana, pienso que sólo por ellos merece la pena seguir, pero también pienso si no estarían mejor sin mí. Lo mismo de siempre, demasiadas preguntas sin respuesta y un camino, apretar los dientes y seguir adelante.
En tiempos de crisis no hay recetas mágicas, pero sí fórmulas o asideros para no caer al vacío: futuro e ilusión. Dos conceptos unidos, puede que complementarios; más ignoro si debo tener ilusión por el futuro o es el futuro el que traerá la ilusión.
Miro. Busco. No veo, ni encuentro brotes verdes. Quizás sean sólo una ilusión o quizás sean el futuro. Escribía José María Ridao, en El País de ayer, un artículo sobre estos brotes verdes (indicios según la vicepresidenta De la Vega de recuperación económica) que califica de metáfora y destaca la capacidad de generar debates más emocionales que reflexivos, cuando “las metáforas abandonan el ámbito estético de la poesía e ingresan en el terreno práctico de la política”.
Y añade, “Quien habla de brotes verdes provoca en el oyente el mismo efecto que el visionario que señala un punto de luz en el horizonte: hace que todos los ojos se vuelvan en la misma dirección y, acto seguido, desencadena una ruidosa disputa entre crédulos e incrédulos, entre quienes no sólo ven la luz, sino que la ven con creciente nitidez, y quienes no distinguen ningún signo anunciador de nuevas claridades. Las diferencias entre unos y otros no tienen solución, puesto que, en rigor lo que les separa no es sólo ver la luz, sino la creencia de si existe o no existe en realidad”. ‘Brotes en el jardín de al lado’, José María Ridao, El País, lunes 18 de mayo de 2009.
Y yo que no veo más allá de la línea del horizonte, tampoco niego al otro la posibilidad de ver, de mirar y de encontrar. Entre la credulidad y la incredulidad me quedo con la metáfora. Prefiero detenerme en las lágrimas del poeta, que son las palabras sobre el papel.
Mañana será otro día. Puede que abrir los ojos sirva para ver. Los demonios seguirán ahí, pero quizás sólo estén latentes.

sábado, 2 de mayo de 2009

¿Podemos ser más?

Pudieron ser más. Pudimos ser más. Pero al final estábamos los que había. Ni uno más, ni uno menos. Entre 500 y 1.000 manifestantes; pese al recuento generoso de uno de los sindicatos organizadores sumando ambas cifras, no había más personas.
Ni siquiera más de 4 millones de parados, una crisis sin fondo y un futuro más que incierto golpearon la llamada conciencia de la clase trabajadora. Buen tiempo y un puente de 3 días, excepto para los docentes que con poquito construyen acueductos a costa del desencuentro con los padres de niños en edad escolar, sirven de justificación y excusa.
Para algunos será una cifra normal para una pequeña capital de provincias y para otros, un nuevo fracaso de los sindicatos que convocaban la manifestación, UGT y CCOO. Puede ser, pero ni lo uno ni lo otro: la falta de participación y de compromiso no pueden enmascarar nuestro fracaso como sociedad. Ni siquiera en una situación extrema como la que vivimos en la actualidad logramos organizarnos y salir a la calle a demostrar unión y fortaleza. Nada de nada. Si descontamos a los políticos y a los sindicalistas, trabajadores lo que se dice trabajadores habría 50.
Entre ellos, sólo 4 periodistas manifestándose. El resto estaban trabajando y a los demás ni les vimos y me temo que ni se les esperaba. Ahora el periodismo se hace en las redacciones y en las instituciones, ya no se mira debajo de las alfombras y tampoco se abren los baúles para ver si dentro esconden algún muerto. Así que el periodismo corre el riesgo de convertirse en ese muerto o en su defecto en el baúl que esconde el cadáver. Los periodistas están en crisis o el periodismo está en crisis. O ambas cosas, juntas o por separado, y a la vez. Lo que es evidente es que están afectados por la crisis y que los periodistas, tan ocupados en informar de la crisis y de la pérdida de empleo de otros sectores, no encuentran tiempo o espacio en los medios de comunicación para hablar sobre su propia situación laboral y denunciarla. A lo mejor es que los periodistas todavía no han adquirido conciencia de su condición de trabajadores, con datos de precariedad que haría temblar cualquier otra profesión. Y de ahí su ausencia en manifestaciones como las de ayer.
Pudiera parecer un aviso a navegantes, pero para navegantes y gentes de tierra adentro una sugerencia: ‘La prensa, en el ojo del huracán’, un artículo publicado hoy en “El País” por María Dolores Masana, la presidenta de Reporteros Sin Fronteras-España.
Y una duda: ¿podemos ser más? o simplemente, estábamos los que somos.

viernes, 24 de abril de 2009

Un exceso de 4 millones

Dicen que los números son fríos. Y también dicen que los responsables de los números no tienen corazón ni conciencia. Afirman que para ellos son sólo eso, números, estadísticas, y que olvidan que detrás de cada número hay una vida, una persona.
Yo pienso que eso no es cierto. Quizás algunos tengan dificultades para ver más allá de los números, para ponerles una cara. Pero estoy convencido de que al final lo hacen. Sobre todo si los números son los del paro y como se ha sabido hoy superan los 4 millones.
Somos demasiados para no vernos. Un exceso. Para ponernos cara basta con salir a la calle y mirar alrededor, al vecino, a quien compra el pan, a quien va a recoger a sus hijos al colegio, a quien está en la parada del autobús… cualquiera de ellos puede ser un sin empleo. No se necesita mucho, de hecho no se necesita nada más que un revés de la vida y ¡zas! te quedas sin laboro. Ni ajustarse a un perfil, ni tener una formación específica, ni idiomas, ni don de gentes, nada de nada, ni siquiera tienes que opositar, te toca y se acabó. Porque hay crisis o porque no la hay, porque ese día era lluvioso y salió el sol, porque… Sin remisión, a la fila de los desheredados.
Pero 4 millones ¡y subiendo! me siguen pareciendo demasiados ¿cómo funciona un país con 4.010.700 sin empleo oficiales camino de los 5 millones? ¿cómo funciona un país con una tasa de desempleo del 17,36 por ciento (más del doble de la tasa de desempleo de la eurozona)?
Y además, me parece peligroso. La excusa perfecta para los predicadores de nuevo cuño; esos que encuentran la solución en seguir apretando sin ahogar el gaznate de los que viven en la cuerda floja o de los que han caído sin red.
Yo empiezo a sentir la presión en mi traquea y también comienzo a tener ciertas dificultades para respirar. Pero, ingenuo de mí, pensaba que era cosa de alergias, del exceso de polen y gramíneas en suspensión.

miércoles, 22 de abril de 2009

La luz y el alma

Estoy muy mayor para esto. No suelo ir a bares a ver partidos de fútbol, pero ayer fue una excepción. Me llamó un amigo para ir a ver el partido entre el Madrid y el Getafe y acepté ir. Por dos razones, una, porque iba a jugar un tal Gutiérrez y dos, y principal, porque llevaba 3 días encerrado en casa, salvo las salidas a llevar y recoger a los peques al cole y a mi santa al trabajo o a comprar el periódico y el pan. Necesitaba airearme, ordenar algunas cosas en mi cabeza. Y elegí mal. Demasiada tensión. Necesitaba orden y tranquilidad y opté por lo contrario.
Menos mal que al llegar a casa me encontré una inesperada sorpresa. Jesús Quintero entrevistaba en su programa de televisión al maestro Jodorowsky. Chileno de origen ruso, judío y en la actualidad, ciudadano de París. Polifacético. Le definen como escritor y psicomago. Yo descubrí a Alejandro Jodorowsky como guionista de cómic, en comunión con Moebius para crear la saga del detective Diffol y su búsqueda del Incal, y con Arno para dar vida al príncipe manco.
Con el tiempo supe que también había sido director y actor de cine, mimo, poeta… y que seguía siendo escritor. Además de crear allá por los años 60 el ‘Movimiento del Pánico’, junto a Fernando Arrabal y Roland Topor. ¡Vaya trío!
Pero a mi me siguen fascinando aquellos cómic. Y sobre todo su colaboración con Moebius. Sentía debilidad por “Venecia celeste” y “El garaje hermético” y en menor medida por “El teniente Blueberry”, así que las aventuras de Diffol me engancharon enseguida, probablemente porque todos de un modo u otro buscamos también esa luz para reafirmarnos como personas. Metafísica. Pura filosofía.
Qué les voy a contar de un tipo que habla del alma ¡y en televisión!, cuando al fondo se escuchan los graznidos de los desalmados y su eco. Yo no sé si existe el alma o no, lo que no quiere decir que no tenga alma. Para Jodorowsky, el alma es “la esencia del ser”.
Y yo desciendo a lo terrenal. Sigo oyendo los graznidos y su eco y me pregunto cómo es la esencia de algunos seres como MAFO, Aznar y Taguas. Y también, en mi propia esencia, me pregunto si debo asumir que soy culpable de no tener empleo y por tanto, responsable de la crisis, o por el contrario, creer en el futuro, no contemplar el vuelo de algunos pájaros y buscar la luz.

miércoles, 15 de abril de 2009

Suspiros de España

Suspiro. Mi santa dice que suspiro. Suspiro de día y de noche, como preso de melancolía. Y yo no se si suspiro o resoplo. La Zarzamora llora que llora por los rincones, y yo suspiro.
Debe ser producto de los nervios o de cierta ansiedad. Como un tic. Una exhalación que inunda de improviso la habitación. Por el día es más llevadero, pero cuando llega la noche sobresalta, como un ronquido.
Supongo que es un síntoma más de la crisis y cualquier avezado experto me diría que es normal en carne de sin empleo, como un sarpullido o una úlcera. Aunque a lo mejor es una afloración cutánea de la España cañí y no tiene relación con las cuentas del Reino ni con las propias.
Cuentan que el pasodoble “Suspiros de España”, del maestro Álvarez Alonso, se convirtió en compañero de exilio de los republicanos que tuvieron que abandonar el país por el triunfo del Glorioso Alzamiento. Por la tristeza y por la nostalgia. Esa misma nostalgia que hizo del poeta Cernuda el antiespañol más español, aunque fuera con desgana. Y esa tristeza que te aprieta el sentido y te coge un pellizco en la garganta, por lo menos a mí al escuchar la interpretación de Diego “El Cigala” para la banda sonora de ‘Soldados de Salamina’.
Mi suspiro es más de andar por casa. Me lo tendrán que mirar, pero puedo asegurar que está exento de tristeza y nostalgia. Espero que se vaya como ha venido; pero mientras, si he de escoger entre suspiro y resoplido, me quedo con el suspiro. Ya se que en el callejón es más natural el bufido, pero en el tiempo en que vivimos más vale ir contracorriente que nadar y guardar la ropa. O tal vez no, pero de todos es sabido que al gato le gusta mantenerse lejos del agua.

lunes, 13 de abril de 2009

Regreso a la normalidad

Vuelta a la normalidad, salvo la cera en la calle y el chirriar de las ruedas de los coches sobre ella. Aunque para los sin empleo eso de la normalidad suena un poco a broma.
Los paréntesis de vacaciones y puentes paralizan el país y alteran la rutina doméstica, actúan como una anestesia general y acentúan la agonía del que espera. En esto de esperar la paciencia de los sin empleo es ilimitada, pero el coste y el desgaste por la espera es también ilimitado. Casi una semana de inactividad es una carga mayor que la que han aguantado los costaleros bajos los tronos. Además la Semana Santa en abril es el preámbulo del verano, lo que significa que los plazos de búsqueda de laboro se acortan, apenas dos meses y medio, porque el estío supone una nueva parálisis y un avanti a medio gas. El buen tiempo acelera la percepción del paso de los días y salvo sorpresa en eso abril, mayo y junio son devastadores.
Crisis, recesión, casi 4 millones de parados y sin embargo, al menos en el Sur, los datos de ocupación hotelera y el número de visitantes han sido buenos, mejores que los de 2008, dixit el consejero andaluz de Turismo. Si a ello añadimos las retenciones en carretera en la jornada de ayer, en especial en las circunvalaciones de Sevilla y en el paso de Despeñaperros en Jaén, cabe preguntarse aquello de cuánto peor mejor. Quizás sea un síntoma de desesperación o de irresponsabilidad. O simplemente, que había euros durmiendo bajo el colchón. Sí, también he pensado en el cambio de destino; muchos de los que viajaban al exterior ante la situación económica han optado por el destino nacional, pero ¿todos al Sur? Bienvenidos hayan sido y que repitan, muchos y muchas veces. Algo quedará.

viernes, 10 de abril de 2009

Chacales en L'Aquila

El crujido de la tierra en L’Aquila ha causado la muerte de más de 200 personas, la destrucción de una parte de la ciudad y el dolor y el sufrimiento de los supervivientes y de las personas de bien, de Italia y de cualquier lugar del mundo. Pero por suerte o por desgracia también nos ha dejado un muestrario de lo mejor de cada casa.
Tras la catástrofe aparecen los merodeadores, los ladrones, los denominados chacales, para hacer negocio de la desgracia ajena. Un clásico. Saquean casas y comercios aprovechando la ausencia de sus dueños.
El imperio del dinero también deja muestra de su sensibilidad ante tamaña catástrofe y sus principales guardianes, los banqueros, nada que ver con el banquero de los pobres y sus microcréditos, no tienen pudor en mostrar que lo importante es el negocio y que nada, ni siquiera la madre naturaleza, debe alterar la buena marcha del mismo y por supuesto, la obtención del beneficio. Así que a modo de recordatorio informan a los desgraciados que han perdido todo (familia, amigos, viviendas, enseres…) que aquellos que pagaban una hipoteca deben seguir haciéndolo, cumplir con los plazos, aunque su casa sea un montón de cascotes y grietas. Los mismos que pergeñaron la plaga de la crisis se muestran impávidos e inflexibles ante la tragedia sísmica.
Y además, visita de il nuovo ducce Berlusconi a la ciudad y enésima metedura de pata. Debió confundir L’Aquila y los efectos del terremoto con un parque temático y las tiendas de los afectados con una zona de acampada. Menos mal que su gobierno ha reaccionado rápido y ha anunciado a las pocas horas ayudas de 400 euros a los afectados (no se si podrán hacer mucho con esa cantidad, pero menos da una piedra) y ha dado un toque de atención a los banqueros para que aplacen los cobros de la vergüenza.
Esperemos que al final los 400 euros de ayuda no sean para cubrir las hipotecas y la tranquilidad de los banqueros. En la Italia de Berlusconi tutto es posible.

martes, 31 de marzo de 2009

Resistencia


Como si fuéramos atletas de fondo o de medio fondo. Resistir y aguantar. Esa es la receta de Rajoy para la crisis. Sin anestesia y sin preparación, resistencia. Sonaría a chiste si no fuera porque simplemente con volver la vista unos metros atrás se ven los restos del naufragio y porque en materia de humor Rajoy todavía no supera al Mariano de Forges.
Camionero, dos hijos, hipoteca y ochocientos y pico euros al mes. La respuesta de Rajoy, aguante, resista.
Tengo un amigo revolucionario que me decía que la revolución se hace con el estómago lleno. De aguantar y de resistir no me dijo nunca nada. Y ahora los estómagos llenos que veo son más bien estómagos agradecidos y el resto se dividen en estómagos medio llenos o vacíos. De lo que deduzco que de revolución poco, a pesar de aquello tan revolucionario de 'resistir o morir'.
Vaya panorama. De la crisis es un estado de ánimo del presidente Zapatero a la resistencia del opositor Rajoy. Para echar el bofe o para reventar.

jueves, 5 de marzo de 2009

Agarrarse a la esperanza

Desde el martes oficialmente somos 3’5 millones de desheredados. ¡Y subiendo! De seguir así tendremos que cerrar el país por derribo e irnos debajo del puente o a la puerta de la iglesia. Pero eso sí, con estilo, con glamour, que una cosa es ser un desheredado y otra muy distinta es engrosar también la fila de los desarrapados.
Si comparamos la situación con la de la última gran crisis, la del 73, la del petróleo, podemos concluir que como país hemos avanzado. No sólo por una cuestión estética, sino, y más importante, porque hemos madurado como sociedad y nos enfrentamos a una situación límite con calma, sin estridencias, atrincherados en nuestras casas (puede que alguno incluso ideológicamente), esperando que la crisis revierta y podamos regresar al bienestar de la vivienda propia, el auto en la puerta y el televisor de plasma. A fin de cuentas hemos pasado de una crisis en blanco y negro a una crisis en color.
De esos 3´5 millones de sin empleo, 900.000 no recibimos prestación económica. Es decir, carecemos de ingresos reconocidos. Un compañero me decía ayer que es imposible, que un país con 4 millones de parados no tira. A primera hora de la mañana una chica contaba en la radio que lleva 14 meses sin trabajo y ya no sabe qué hacer, a dónde acudir.
Las previsiones siguen siendo muy malas, el desempleo alcanzará el 19´5 por ciento y el número de parados se aproximará a los 5 millones. Pero no todo son malas noticias, el incremento del paro en febrero ha sido inferior al de enero, no es consuelo, pero algunos creen que empiezan a oír el “clonk” del fondo.
No nos engañemos. Estamos en el medio del túnel y no se ve luz al fondo. Hemos perdido el laboro, podemos perder la vivienda, la familia… podemos perder una vida. Y aún así tendremos que levantarnos. Podemos perderlo todo o casi todo, menos la esperanza. Sí, es duro. Día tras día como la chica de la radio, sin saber qué hacer, dónde enviar el currículum, dónde ir a buscar trabajo. Pero si perdemos la esperanza. Entonces si será verdad que no tiramos, ni como país, ni como personas.