domingo, 31 de mayo de 2009

Nos queda la palabra


Sueño con barricadas y trincheras. Yo, que renuncio al hierro en pro de la palabra. Las barricadas y las trincheras son urnas, y no hay fusiles, han florecido en votos. Y oigo de nuevo el grito agónico ¡No pasarán!, que no pudo evitar lo que vendría luego, pero cimentó la esperanza de los vencidos, que no derrotados.
Vislumbro la construcción de una casa común de la izquierda, por el acoso de la diestra y el autoderribo de la siniestra. No veo camino o sendero que conduzca a ella. Y me pregunto cómo vamos a construir el rascacielos de Europa, si somos incapaces de trazar una senda hacia esa casa sin proyecto, pero en construcción.
Todos los caminos conducen a Roma y nosotros buscamos el que nos lleva a Bruselas y a Estrasburgo, tan distante de esa Italia y su nuovo duce, sin encontrar antes nuestro propio camino. Pero no hay arquitecto. No hay hacedor. No tenemos al gran timonel, ni siquiera uno pequeño.
Y a pesar de los pesares, aún es primavera. Aún nos queda la palabra. Es tiempo de votar. Pidamos la palabra. Y votemos.

“Si abrí los labios para ver el rostro/ puro y terrible de mi patria,/si abrí los labios hasta desgarrármelos,/ me queda la palabra”.
“Pido la paz y la palabra”, Blas de Otero, 1955.

sábado, 30 de mayo de 2009

Realidad y deseo

A veces quisiera escribir sobre otras cosas, sustraerme de la actualidad y del periodismo. Pero la realidad es terca y ambos, junto al desempleo, son condicionantes demasiado fuertes para mi pobre resistencia; y se impone la tierra al deseo. A pesar de los sinsabores amo al periodismo. A pesar de la proliferación de enterradores de periódicos y periodistas y de la escasez de médicos capaces de emitir un diagnóstico y en consecuencia aplicar un tratamiento adecuado para su recuperación. La incertidumbre y la deriva, con excepciones, que vive hoy el periodismo son un poderoso reclamo, una tentación a la que difícilmente puedo escapar.
Y la actualidad. Cada vez tiene más vigencia el axioma de que la realidad supera a la ficción. Hay días en que quisiera escribir sobre tantas cosas, que probablemente el sentido común debería llevarme a no escribir sobre ellas.
La gente piensa que los políticos dicen esas cosas que dicen porque hay una campaña electoral. No es cierto. Dicen esas cosas porque son así. En ocasiones logran ocultarlas o disfrazarlas, pero en otras afloran con toda su virulencia y retratan al padre o a la madre de la criatura. Hasta los propios jueces han optado por aceptar algunas de estas barbaridades porque forman parte de la dialéctica política.
Hay barbaridades de tal calibre, que el sólo hecho de proferirlas debería ser suficiente para inhabilitar a su autor. La gente confunde ideología con sectarismo, con proselitismo o con sumisión. Se renuncia a la capacidad de pensar por uno mismo, a la decencia e incluso a la propia razón. Y por ello no es de extrañar que se jalee al purpurado con aspiraciones políticas o al político con vocación de purpurado cuando ambos sin pelos en la lengua golpean la conciencia de las gentes de bien y lanzan exabruptos en contra de la convivencia y en contra de las normas, las leyes, que se han establecido para esa convivencia.
Cañizares y Mayor Oreja anteponen la moral al delito. No tienen reparos, ni siquiera dudas, sobre otorgar comprensión cristiana y rebajar su condición de delincuentes a los sacerdotes que abusan sexualmente de niños y niñas frente al estigma del aborto. Una madre que aborta, una decisión sin duda difícil en cualquier circunstancia, de acuerdo con la ley (por cierto, la actual fue consensuada entre PSOE y PP) no comete delito alguno. Por el contrario, abusar sexualmente de niños y niñas y la violación de menores o adultos si son delitos y moralmente absolutamente recriminables cuando el autor o autores de estos delitos son sacerdotes o pertenecen a la comunidad religiosa.
Una sociedad democrática mayor de edad no permitiría a un político encabezar un cartel electoral y ser la cara de una parte de su país en Europa, si profiere barbaridades de ese grosor. Máxime cuando ese mismo político hubiera sido ministro de Interior, es decir, el máximo responsable de la Policía, de los encargados de perseguir el delito y detener a los delincuentes, incluidos los religiosos que delinquen.
Para suerte de Mayor Oreja, nosotros no somos una sociedad democrática mayor de edad. Y su partido está muy ocupado con aviones oficiales, con imputados por corrupción, con la caza del juez Garzón, con la sucesión de Rajoy...o calla porque está de acuerdo. De modo que seguiremos asistiendo a la proliferación de exabruptos y yo no podré eludir a mis vigorosos condicionantes a la hora de escribir.


“Tú sola quedas con el deseo,/con este deseo que aparenta ser mío y ni siquiera es mío,/sino el deseo de todos,/malvados, inocentes, enamorados o canallas./ Tierra, tierra y deseo,/ una forma perdida”.
“Los fantasmas del deseo”. ‘La realidad y el deseo’, Luis Cernuda 1936.

viernes, 29 de mayo de 2009

Manos limpias, mentes sucias y corazón negro

Es inevitable recurrir a la cinegética para abordar este asunto, por la afición reconocida del juez Garzón a la caza y por la condición que le han otorgado sus numerosos enemigos de pieza a abatir.
Hasta la fecha el archiconocido magistrado jiennense ha escapado de las escopetas y de los repetidos intentos de darle caza, pese a la insistencia y la posición de privilegio de estos avezados cazadores, que no dudan ni dudarán en utilizar cualquier método para derribar a tan codiciada pieza.
Lo lamentable en esta ocasión es la munición escogida, pese a la opinión respetable pero interesada y absolutamente errónea de algunos medios de comunicación como El Mundo (ver editorial del 28 de Mayo de 2009, “No se trata del franquismo, sino de cumplir la ley”). No es baladí que la querella por prevaricación contra el juez Garzón verse sobre los represaliados y asesinados de la Guerra Civil española y los responsables de esa represión y asesinatos. Del mismo modo que no se puede obviar la adscripción ideológica del querellante, cabeza visible del sindicato (sic) Manos Limpias y ex cargo del partido ultraderechista Fuerza Nueva, y lo que es más censurable y desde luego sospechoso, la del propio juez del Tribunal Supremo, Adolfo Prego, firmante de la admisión a trámite de la querella por prevaricación, que ha manifestado públicamente su oposición a la Ley de la Memoria Histórica y que, según publica El País en su edición de hoy, 29 de Mayo de 2009, es el patrono de honor de la Fundación para la Defensa de la Nación Española (DENAES), afín a Manos Limpias.
El mensaje es claro. Triste y claro. Ni dignidad, ni justicia para los represaliados del franquismo y sus familias. Hasta el citado editorial de El Mundo no duda en afirmar que “La secuencia de los hechos protagonizados por Garzón en su disparatada «causa general contra el franquismo» deja pocas dudas acerca de su proceder. El magistrado impulsó la instrucción pese a las advertencias de la Fiscalía de la Audiencia Nacional de que los delitos investigados no eran de su competencia, sino de los tribunales territoriales. El Ministerio Público dejó claro que no podía imputarse a nadie por genocidio o crímenes de lesa humanidad por hechos acontecidos en los años 30, cuando esos delitos no estaban tipificados. Además indicó que, en cualquier caso, esos crímenes estarían prescritos según el Código Penal vigente, ya que fueron cometidos hace más de 60 años, y que -para colmo-, al pretender juzgar aquellos sucesos, el juez estaba vulnerando también la Ley de Amnistía de 1977”. Y todo ello aún a sabiendas de que los crímenes contra la humanidad no prescriben y que la legislación española convive con la legislación y la jurisprudencia internacional.
La codicia de los cazadores y el olor de la sangre han provocado que muchos se froten las manos. Manos vacías de facturas, manos cogidas en la masa, manos amigas del dinero sucio… manos que aplauden la imputación del juez Garzón y a la par festejan a sus propios imputados por la Justicia en procesos de corrupción. Ninguna mano blanca.
A estas alturas me parece innecesario recordar que la ley obliga a todos por igual, incluidos los jueces Y eso es algo que no sólo afecta al juez Garzón, pues también afecta o debería afectar al magistrado Prego.
Desconozco si algunas actuaciones van encaminadas a la obtención de tres minutos de gloria o a la alabanza y el reconocimiento de los viejos camaradas. Pero sustentar esa búsqueda a costa del sufrimiento de los vivos y de negar la justicia y la dignidad a los muertos retrata sin margen para el equívoco la miseria humana.

jueves, 28 de mayo de 2009

La deriva de El País

Llevo más de 30 años leyendo El País. Lo compro a diario; si bien es cierto que tuve un momento de duda sobre si seguir comprándolo o no, cuando murió el Niño republicano, tras la pérdida unos años atrás de Manolo Vázquez Montalbán; irreparables ausencias en el columnismo periodístico español. Mi santa zanjó la cuestión: lo seguimos comprando. Y lo seguiremos comprando, aunque mi paciencia no es infinita.
Así que me puedo declarar testigo privilegiado de la evolución o involución del diario, desde la grandeza de sus inicios hasta la deriva en la que hoy lo están sumiendo el apocalíptico Cebrián y el químico Moreno metido a director de periódico y no de un periódico cualquiera. En la facultad, para algunos de nosotros El País era la Biblia y hoy la labor de sus máximos responsables lo está convirtiendo en una hoja parroquial.
A día de hoy sigo pensando que cuenta con la mejor sección de internacional de la prensa española; del mismo modo que siempre he deseado más opinión en sus páginas y que pese a las ausencias señaladas cuenta hoy con una joya como Enric González, cuya columna mantiene la llama encendida de la cada vez más vieja antorcha (no por antigua, sino por la falta de mantenimiento) del principal diario en la España democrática.
La limpieza de profesionales contrastados, invitados a emigrar a corresponsalías lejanas o a abandonar la redacción del periódico, la ruptura con un compromiso no escrito pero recogido en la trayectoria del periódico durante años con el periodismo o al menos con una forma de hacer periodismo en la que no vale todo o un suplemento dominical cada vez más infumable hecho a imagen y semejanza del director y sus acólitos y alejado del aquel suplemento que se devoraba el domingo y días posteriores y que hoy en demasiadas ocasiones muere entre los restos de los periódicos de la semana sin abrir siquiera sus páginas o abrirlas para un consumo rápido, lo que se tarda en leer los artículos de Torres, Cercas o Marías y poco más que un rápido vistazo al resto, serían motivos más que suficientes para tirar la toalla. Sin olvidar una de sus peores conversiones, imitar el comportamiento de otros periódicos o de otros medios de comunicación avanzando hacia el sectarismo y apostando por conductas contrarias al espíritu del propio diario.
En los últimos años, demasiados divorcios (de periodistas, de lectores, de protagonistas de la información de diferentes ámbitos y estatus…), rupturas, enfrentamientos y discrepancias sin saber, por lo menos oficialmente, el motivo. Una deriva que lleva a la ruptura con referencias permanentes de este diario, tanto la forma de entender y ejercer el periodismo como la relevancia dada a determinados protagonistas de la información, que curiosamente han crecido en sus distintas disciplinas de la mano de este periódico, sin duda, por una simbiosis del proceso creativo, pero también por una coincidencia de valores. Entre estos protagonistas ha ocupado un lugar estelar, Pedro Almodóvar, como icono del séptimo arte en versión española, pero también como referente de un concepto de vida y de defensa de valores sociales y democráticos, compartidos con el ideario del periódico.
De ahí que la discrepancia entre Almodóvar y El País, deduzco que no sólo por lo que el cineasta entiende como una inadecuada cobertura informativa y crítica del concurso de su última película “Los abrazos rotos” en el Festival de Cannes, augura un episodio más en esta deriva del diario de consecuencias negativas.
Voy a dejar a un lado las referencias a Carlos Boyero, porque entiendo que un crítico hace la crítica que estima oportuna y que el lector y obviamente el autor podrán estar de acuerdo o no con ella, pero eso no le agrega o rebaja la carga de subjetividad de toda crítica, de acuerdo con los gustos, conocimientos, experiencias o cualquier otro elemento del bagaje del crítico.
Respecto a las alusiones de Almodóvar hacia el responsable de Cultura de El País, Borja Hermoso, desconozco el fondo de las mismas, pero pienso que las reclamaciones (no basta con señalarlo) deben ir dirigidas al director, Javier Moreno, que es el principal responsable de lo publicado en el periódico y quien marca las pautas. Porque además si es cierto lo que denuncia Almodóvar es al director a quien corresponde tomar las medidas para que no se repita, si se ha realizado, una mala praxis de la profesión.
Si me cuesta más digerir el papel o el papelón del Comité de Redacción, no por la exhibición de corporativismo al defender a Boyero y a Hermoso, sino por la utilización de argumentos, en el ámbito periodístico y centrándome en la cobertura de la participación de la película del director manchego en Cannes, tales como “Olvida Almodóvar mencionar la cantidad de páginas que se han dedicado antes del estreno a su película, ‘Los abrazos rotos’. Desde El País Semanal y las páginas de Cultura, la información y los despliegues que se le han dedicado no le han debido parecer suficientes. Tampoco los artículos elogiosos que le han brindado Gustavo Martín Garzo y otros columnistas y colaboradores”. “Comunicado del Comité de Redacción de El País”, 27 de mayo de 2009.
No entiendo y creo que la mayoría de los periodistas tampoco lo entenderán, supongo que un químico hasta lo defenderá, qué tiene que ver el tratamiento histórico hacia un personaje y su obra o el tratamiento anterior, porque el estreno de la última película de Almodóvar es de por sí noticia, al igual que el rodaje, el reparto, etc. Y su participación en el Festival de Cannes o en cualquier otro, sus resultados en taquilla y otros aspectos relacionados con la película, con el director o con los actores son también hechos relevantes, noticias por si mismas, con independencia de la cobertura o el tratamiento dado por un medio con anterioridad.
De no ser así, no entiendo el tratamiento dado hoy en la prensa, incluido El País, a la noticia deportiva del día (obviamente de ayer, porque el partido se jugaba anoche), el título de La Champions del Barça y la consecución del triplete. Si ya al principio de temporada se ha dado una información detallada y generosa sobre el F.C. Barcelona, entrenador, jugadores, presidente, etc., a qué el tratamiento de hoy.
El periodismo está viviendo una enorme crisis, no sólo económica, con previsiones de pérdidas de hasta 5.000 empleos de periodistas. El grupo Prisa atraviesa una situación económica tan complicada que incluso podría llevarlo a la desaparición, por su gestión empresarial no por el trabajo riguroso y profesional de sus periodistas. Pero ello no debe justificar la deriva a la que sus responsables están llevando a su principal buque insignia. Cebrián es un mal empresario, pero fue un buen director de periódico. El mejor que nadie, por su trayectoria como periodista, sabe de la necesidad de referentes en tiempos difíciles y también él sabe que una empresa periodística sin periodistas y sin periodismo carece de valor.
Nota.- Fotografía de Almodóvar en Cannes 09, del blog del director de cine http://www.pedroalmodovar.es/

miércoles, 27 de mayo de 2009

El cantautor sin lengua



Oí contar por primera vez la historia de la tortura y asesinato del cantautor chileno a un polaco exilado de Chile de paso por Madrid. Yo era pequeño, aunque es cierto que sabía quien era Víctor Jara y ya había escuchado canciones suyas como “Te recuerdo Amanda”, “El derecho a vivir en paz” y “Duerme negrito”.
Supongo que conocen la historia: Víctor Jara fue detenido, un día después de la fecha fatídica del 11 de septiembre de 1973, es decir, el día 12, en la Universidad donde trabajaba como profesor y fue ‘conducido” al Estadio de Santiago de Chile, uno de los mayores centros de represión y tortura en los días posteriores al golpe de Estado que acabó con el Gobierno socialista de Salvador Allende. Murió acribillado a balazos, hasta 44 dicen que recibió, y su cuerpo fue trasladado al depósito, donde fue descubierto 3 días después de su detención con la etiqueta de cadáver no identificado. Previamente había sido brutalmente torturado. Según contaba el exilado polaco, atado a una silla, después de ser golpeado, vejado y humillado, al cantautor chileno le machacaron las manos hasta destrozarlas y le dijeron que tocase ahora la guitarra. No contentos con ello, le arrancaron la lengua y le dijeron también que cantase ahora si podía. Después en aquel campo de fútbol de la muerte, fue asesinado.
Años más tarde descubrí que aquello no era más que una muestra de las atrocidades cometidas por los milicos en ‘defensa de la patria’ en el Chile de Pinochet y en la vecina Argentina de las sucesivas juntas militares de Videla, Galtieri...
Hoy nos enteramos de que el pasado viernes, casi 36 años más tarde, por fin detuvieron a sus asesinos. Dos soldados rasos de reemplazo, José Adolfo Paredes Márquez y Francisco Quiroz Quiroz, aunque sólo el primero permanece detenido e imputado.
El abogado de la familia Jara ha manifestado, según recoge EL PAÍS en su edición digital, que “no es nuestro interés perseguir a los conscriptos (reclutas), son una parte dentro de todo el eslabón, son la parte más débil, más vulnerable. Me interesan los jefes (...), quiénes dieron las órdenes de ejecución de Víctor Jara".
Es decir, que buscarán al responsable de dar las órdenes, al autor o autores intelectuales, en el ejército, en la DINA, donde sea menester. Dando por hecho, algo tan elemental como que en el ejército hay un funcionamiento jerárquico, desde arriba hacia abajo, y que las órdenes tienen su origen en el vértice de la pirámide (algo que debería haber tenido en cuenta la justicia española a la hora de abordar las responsabilidades penales en el caso del YAK-42 y recordado que en un Estado democrático el ejército está sometido al poder civil y a su representante, el ministro).
Joan Turner, viuda de Víctor Jara, defiende, en declaraciones a EFE, que “el asesinato de Víctor es un símbolo mundial de las violaciones a los derechos humanos, esclarecer lo que pasó sería un triunfo, una demostración de que no puede haber impunidad para los crímenes contra la humanidad".
En tiempos en que en España se pone freno a la justicia universal y se legisla para que los tribunales españoles no puedan juzgar a genocidas como el dictador Augusto Pinochet, retenido varios días en Londres gracias a un auto del juez Garzón, y continuar defendiendo los derechos humanos en Argentina, en el Tíbet, en Gaza o donde sea necesario que actúe la justicia, resulta al menos gratificante saber que hay esperanza y no habrá impunidad, a pesar del paso del tiempo, contra los asesinos responsables de crímenes contra la humanidad.
Pese a no tener lengua, casi 36 años más tarde y aún muerto el cantautor chileno sigue hablando y cantando muy clarito. Quizás sólo sea necesario escuchar.

martes, 26 de mayo de 2009

La absolución de las urnas

Aún hoy distingo la falacia del merengue. Ambos empalagan, la primera la mente y el segundo el paladar. Y el consumo de ambos es libre y por tanto, opcional.
Mi elección es clara, el merengue. Lo que no quita para que otros elijan la falacia y los más ávidos, ambos. Ignoro si es glotonería o degustación. Puede que incluso al final se convierta en adicción y como tal, en embriagadora del sentido y de la percepción.
Por ello no es de extrañar que algunos vean burros volando, aunque la acémila esté pegada al suelo y no levante un palmo del piso. Y mucho menos ha de extrañar que vean en una urna a un sustitutivo del clero y le otorguen capacidades y actos propios de sacerdotes pero no de cajas transparentes.
No soy docto en absoluciones, pero a día de hoy mis ojos ven. Y las paredes transparentes de la urna me permiten ver el interior y dentro sólo veo sobres. Papeles inmóviles esperando la mano que los rescate y los ojos que los escruten. Nada más. No atisbo mutación, presencia o capacidad salvo para designar, que no es poco, a los representantes de las instituciones en Europa o en España.
Sin embargo hay amasadores de falacias que otorgan a esta caja poderes que escapan a mi entendimiento, pero que demasiados glotones o degustadores están dispuestos a engullir con sumo deleite. Aseguraría que incluso con un cierto goce espiritual.
No me preocupa demasiado la exposición del producto en el escaparate, sabiendo que está destinado a los adictos con el sentido y la percepción embriagada. Lo que sí me preocupa es que algunos portadores de la pluma que deberían mantener una dieta estricta, se lancen a promocionar estos ‘bocaditos de gloria’ como si fueran accionistas de la empresa amasadora de falacias.
Pecador, “ego te absolvo a peccatis tuis in nomine Patris…”, pero no confundas la iglesia con el tribunal de justicia, y mucho menos con el colegio electoral.

domingo, 24 de mayo de 2009

Lo que aquí no pase

La sensibilidad no tiene porque ir acompañada del gusto, pero si debería acompañar a la cultura. A cualquier expresión cultural. En tiempos no muy lejanos se asociaba la sensibilidad hacia la cultura con la izquierda y la desafección hacia ésta con la derecha. Fruto sin duda de las persecuciones de los sistemas y los pensamientos totalitarios hacia cualquier atisbo de crítica o labor creativa no tutelada. Como es obvio se identificaban esos sistemas y pensamientos totalitarios sólo con una parte del espectro ideológico, olvidando por ejemplo gulags y similares centros de retiro y recreo para los denominados disidentes.
En estados democráticos, actitudes como la mantenida por una parte del espectro ideológico respecto a los actores y otros representantes de la cultura española y su derecho a expresarse y manifestarse han contribuido a mantener en el tiempo esa percepción. Y eso a pesar del burdo intento de alguno de los máximos exponentes de ese espectro ideológico de envolverse con las páginas de Azaña, Cernuda y Alberti.
Las torpezas y las renuncias de la izquierda en éste como en otros campos han permitido a la otra parte del espectro ideológico enarbolar banderas ajenas a su esencia y enhebrar discursos en defensa de algo en lo que ni siquiera cree, pero estima le aportará beneficios al menos a corto plazo.
En la ciudad en la que habito estamos viviendo uno de esos episodios de torpeza y renuncia y de banderas y discursos. El Ayuntamiento, gobernado en coalición por PSOE e IU, ha destruido una escultura, previamente retirada de la vía pública. Indiscutiblemente, una muestra de falta de sensibilidad y desafectación hacia la cultura.
La escultura, ‘Inercias’, estaba compuesta por unas aguadas (técnica combinada con dibujos a pluma) urbanas pintadas en círculos sostenidos por una estructura metálica de color cobalto y púrpura. Era obra de un artista local, David Padilla, que la vendió hace 10 años al Ayuntamiento, entonces gobernado por el PP, por 4 millones de pesetas (24.000 euros), sin imaginar que su obra acabaría convertida en chatarra. Formaba parte de un proyecto de museo al aire libre, de ahí su ubicación en la vía pública.
El concejal socialista del área municipal responsable de la destrucción de la escultura ha afirmado que ha sido “un error” y la oposición municipal, el PP, acusa al Ayuntamiento de “destrucción del patrimonio municipal” y amenaza con presentar una denuncia en los tribunales.
El primero, como tantos otros políticos (basta con mirar a algún ex ministro en el Congreso de los Diputados), no va a asumir responsabilidad alguna por el error y los segundos no parecen dispuestos a dar explicaciones de porqué un ayuntamiento con graves problemas económicos se permite el lujo de gastarse 4 millones de pesetas de 1999 en una escultura. No cuestiono el precio de la obra, ya que está sujeto a la tasación del artista y al propio mercado del arte, pero sí me parece discutible el hecho de que un Ayuntamiento de una capital de provincia con amplias carencias se permita en ese apartado un gasto de esa cuantía con cargo a las arcas públicas.
El artista, que ha calificado el acto de “vandalismo institucional”, ha recibido disculpas del Ayuntamiento y el compromiso de encargarle una obra similar a la destruida. Y un grupo de profesores de la Universidad, solidario con David Padilla, ha calificado el hecho de “atropello” y afirma que “se han vulnerado sus derechos como autor y se ha desestimado la importancia de la imagen como creación, en este caso el respeto que merece toda obra artística”.
Bien es cierto que la escultura no gustaba, entre los que me encuentro, a muchos, del mismo modo que también es cierto que su ubicación deslucía la obra. Sin embargo, eso no debería implicar la insensibilidad y la desafectación. El propio Padilla lo corroboraba “es la insensibilidad municipal por el arte, con independencia de que guste más o menos”.

martes, 19 de mayo de 2009

Brotes verdes


Hoy es uno de esos días en que los demonios que habitan en nuestro interior se hacen patentes. La verdad es que comenzaron a dar señales de vida ayer por la tarde, puede incluso que lo hicieran unos días antes, pero es hoy cuando asumo su presencia. Y no es fácil. Convivo con ellos, y no es fácil.
Miro al horizonte y nada hay. Quizás no debería esperar ver algo, pero no puedo renunciar a la esperanza de ver más allá de esa línea imaginaria. Contemplo a mis hijos, y hoy, no ayer ni mañana, pienso que sólo por ellos merece la pena seguir, pero también pienso si no estarían mejor sin mí. Lo mismo de siempre, demasiadas preguntas sin respuesta y un camino, apretar los dientes y seguir adelante.
En tiempos de crisis no hay recetas mágicas, pero sí fórmulas o asideros para no caer al vacío: futuro e ilusión. Dos conceptos unidos, puede que complementarios; más ignoro si debo tener ilusión por el futuro o es el futuro el que traerá la ilusión.
Miro. Busco. No veo, ni encuentro brotes verdes. Quizás sean sólo una ilusión o quizás sean el futuro. Escribía José María Ridao, en El País de ayer, un artículo sobre estos brotes verdes (indicios según la vicepresidenta De la Vega de recuperación económica) que califica de metáfora y destaca la capacidad de generar debates más emocionales que reflexivos, cuando “las metáforas abandonan el ámbito estético de la poesía e ingresan en el terreno práctico de la política”.
Y añade, “Quien habla de brotes verdes provoca en el oyente el mismo efecto que el visionario que señala un punto de luz en el horizonte: hace que todos los ojos se vuelvan en la misma dirección y, acto seguido, desencadena una ruidosa disputa entre crédulos e incrédulos, entre quienes no sólo ven la luz, sino que la ven con creciente nitidez, y quienes no distinguen ningún signo anunciador de nuevas claridades. Las diferencias entre unos y otros no tienen solución, puesto que, en rigor lo que les separa no es sólo ver la luz, sino la creencia de si existe o no existe en realidad”. ‘Brotes en el jardín de al lado’, José María Ridao, El País, lunes 18 de mayo de 2009.
Y yo que no veo más allá de la línea del horizonte, tampoco niego al otro la posibilidad de ver, de mirar y de encontrar. Entre la credulidad y la incredulidad me quedo con la metáfora. Prefiero detenerme en las lágrimas del poeta, que son las palabras sobre el papel.
Mañana será otro día. Puede que abrir los ojos sirva para ver. Los demonios seguirán ahí, pero quizás sólo estén latentes.

lunes, 18 de mayo de 2009

El poeta insobornable

Se fue a su último exilio. El de la vida. Aunque cuentan quienes le conocieron que ese tránsito había comenzado ya unos años atrás, cuando el alzheimer de Luz, su mujer, les devolvió a Uruguay para morir allí. Hace 3 años ella y ahora, el poeta.
Mario Benedetti era el poeta del exilio, pero también del compromiso y a pesar de ello, un poeta alegre. Ayer cerró su paréntesis y culminó su desexilio; el de la vida y el de la literatura.
Y eso nos deja, su literatura y el recuerdo de un hombre, dicen que insobornable. A mí además me queda la imagen de un hombre menudo, con bigote, en una caseta de la Feria del Libro de Madrid, en el Retiro, firmando ejemplares de sus libros. Hace ya mucho tiempo de esto, han pasado muchos años desde que le ví en aquella caseta semioculto por los libros expuestos y por otros apilados en una pequeña columna que esperaban su firma; y pensé que era poca cosa para ser poeta. Como si existiera un patrón de medida o un modelo para los poetas, para los escritores…
Ahora, quiero pensar que el tiempo nos hace sabios o por lo menos nos da algo más de conocimiento, sigo viendo una figura humana chiquita escondida entre los libros, pero también veo una figura literaria grande. Un enorme escritor. Y otro resistente que se fue.



“…pero la muerte nunca se impacienta/ seguramente porque sabe mejor que nadie/ que los sobrevivientes también mueren”.
“Sobrevivientes”, Mario Benedetti.

viernes, 15 de mayo de 2009

Días de aceite

Corren malos tiempos para el sector. Aunque eso no sea cierto del todo, porque hay algunas empresas del sector (SOS, Mercadona) que no sólo han propiciado la mala bonanza del mismo como estrategia para controlarlo, sino que se frotan las manos al ver como el aceite ronda el precio de 1’60 euros el kilo; una tendencia que situará el coste de la producción por encima del precio de venta del producto. (Que no se engañen los consumidores, cuando el control sea real el precio volverá a subir para garantizar la rentabilidad del cultivo y la inversión en explotaciones extensivas de regadío).
La realidad es que corren malos tiempos para una parte del sector y fundamentalmente, para la cuna del aceite y para los aceituneros altivos de Miguel Hernández. La etiqueta de primer productor mundial, de principal productor, no vende, no aporta réditos suficientes para planificar el futuro, quizás porque ya es tarde para el futuro y no son los que tienen las manos encallecidas, la frente arrugada y la tez morena por el sol de la tierra de olivos y piedras lunares los que diseñarán o protagonizarán ese futuro, que engullirá a no pocos de ellos. Tampoco los ‘señoritos’, los descendientes de los caciques del XIX (por sangre o por obra), grandes o medianos latifundistas, podrán seguir viviendo del aceite de oliva, aunque para ellos el mal siempre es y será menor; darán otro uso a sus predios y buscarán otro yacimiento para que la bolsa de las monedas siga engordando.
No se levantará brava, aunque intenta asomar la cabeza coincidiendo con la celebración de la 14 edición de la principal feria del sector, Expoliva, Feria internacional del Aceite de Oliva e Industrias Afines. Una feria que este año coincide en el tiempo con la Feria del Libro y la I Feria de Artesanía Andaluza.
Si para una pequeña capital de provincia una feria altera su rutina, su devenir, qué decir cuando coinciden 3 ferias a la vez. Algunos piensan que una feria permite además de la exposición y promoción de los productos y el negocio que nos vean fuera; yo pienso lo contrario, que nos permite ver a los de fuera. Y escucharles. A aceituneros menos poéticos que los nuestros, a investigadores, a cocineros… y a escritores, como Fernando G. Delgado, que aprovechando su participación en la del Libro ha visitado Expoliva, para glosar el aceite de oliva y el vino. Dos placeres al paladar, unidos en esta ocasión por el arte de las palabras.
Y sin embargo, al margen de este panorama sin esperanza, son tiempos de aceite de oliva. El óleo que baña el Mediterráneo, como el mismo mar (España, Italia, Túnez, Grecia…). Y los olivos dibujando el paisaje, con su condición milenaria y telúrica.
Un aceite de oliva presentado como producto de calidad, bajo denominación de origen, con valor ecológico y medioambiental, básico en la dieta mediterránea y saludable. A lo que se une la posibilidad energética de los residuos del olivo como generador de biomasa y por tanto, como biocombustible (Investigación Científica, Desarrollo e Innovación Tecnológica, I+D+I). ¿Una apuesta de futuro?
Ojalá que sea sólo mi desesperanza la negación de ese futuro y vengan nuevos días de aceite y olivar.

Jaén, levántate brava/sobre tus piedras lunares,/no vayas a ser esclava/con todos tus olivares./Dentro de la claridad/del aceite y sus aromas,/indican tu libertad/la libertad de tus lomas.
“Aceituneros”, Miguel Hernández (1936-1937).

jueves, 14 de mayo de 2009

Los viejos vinilos

La muerte de Antonio Vega me pilló oyendo viejos discos de vinilo. Es curioso, pero yo que no creo en casi nada, recuerdo que la muerte de un icono de La movida, Carlitos Berlanga, me cogió también desempolvando los viejos vinilos.
Se me había olvidado lo bien que sonaban y apenas recordaba el tacto de sus fundas y de los propios discos. Por olvidar, incluso había olvidado que tenía alguno de ellos, por lo que su redescubrimiento ha sido motivo de sorpresa y de cierta celebración. Hasta el salto de la aguja en el surco del vinilo y el temor a un rayajo desvirtuado por una mota de polvo, tan molestos en su día, hoy me parecen singulares y casi dignos de elogio.
Yo viví una pequeña parte de aquellos madrileños años ochenta. Era demasiado joven para entender lo que estaba pasando en esos momentos y mucho más para entender lo que después otros han inventado sobre aquella época y tratan de hacernos creer, incluso a los propios protagonistas.
Supongo que en cierta medida llovía sobre mojado: fin de la dictadura, ciertos aires de libertad y permisividad, influencia externa de movimientos culturales y musicales y unas ganas tremendas de pasarlo bien. Para mí, como para tantos otros, se trataba de eso, de pasarlo lo mejor posible. Conciertos, exposiciones, chicas, cómics, cineclubs, música y… El Salero, el Teatro Martín, El Pentagrama, Rock Ola, El Garaje Hermético, La Sala Morasol, La Bovia, El Kwai, La Vía Láctea, El Sol, El Avión y como no, los conciertos en Caminos. Luego vinieron más, La Fábrica de Pan, el Cruela, Y’astá, Ágapo… Seguro que tengo algún olvido imperdonable, pero son de los que me acuerdo en este momento y tampoco pretendo hacer una lista exhaustiva. Madrid era la capital del mundo, el centro del universo.
Salías por ahí, a tomar algo y a oír a algún grupo en directo o alguna maqueta y nunca sabías donde ibas a acabar. La música era el epicentro, el eje sobre el que parecía pivotar todo. Así que empezaron a salir grupos hasta debajo de las piedras. Muchos de aquellos músicos ni siquiera sabían tocar un instrumento. Pero era divertido, se mezclaban el punk, el pop y el rock. Muchos quedaron en el camino, otros desperdiciaron su talento y algunos perviven aún hoy, como Loquillo o Jaime Urrutia, dos muestras de carreras incombustibles y de coherencia.
En paralelo a este mundo había otro submundo, sobre el que siempre se ha pasado de puntillas, pero que se llevó a demasiados por delante (el último, Antonio Vega) y en el que siguen habitando muchos aún en activo. Empezó como un juego más y acabó siendo un infierno. No sé si eran los suburbios del alma o de la mente, pero viejos lemas como ‘sexo, drogas y rock’ o ‘vivir a tope y deprisa’ sirvieron de coartada perfecta para una forma de vida a la que difícilmente se podía escapar. Probablemente porque nadie quería bajar de aquel tiovivo. Se experimentaba con todo y casi todo estaba al alcance de la mano. Sólo había que cogerlo y dejarse llevar; y en ese tránsito demasiados no volvieron (de los primeros parece que hoy olvidado para muchos Eduardo Benavente, ex Pegamoide y ex Parálisis Permanente). A otros como a Poch se los llevó la enfermedad.
Como todo tiene un final, aquello también terminó, pero dejó una herencia larga e impagable: Berlanga, Poch, Nacho Canut, Ceesepe, García-Alix, Almodóvar, Ouka Lele, Bernardo Bonezzi, Enrique Sierra y los hermanos Auserón, Fernando Márquez “El Zurdo” y Juan Luis Lozano, Chirinos y Ambite, Bartrina, Servando Carballar, Ariel Rot, Julián Infante, Eduardo Haro Ibars, Ordovás, Carlos Tena, Abitbol… y tantos otros.
Todos ellos merecedores de que se les presenten respetos en vida y así evitar el bochorno de contemplar colas en las calles (como cuando murió el dictador) para presentar respetos y despedir a alguien a quien ni siquiera se conoce. Con lo fácil que hubiera sido ir a un concierto o comprar y escuchar un disco.

martes, 12 de mayo de 2009

Víctimas

Los gestos en la vida son importantes, pero los hechos lo son más. Los gestos implican una intención; los hechos constatan esa intención.
En política, los gestos constituyen una parte elevada de las actuaciones de los políticos, que no siempre se ven reflejados en hechos. De ahí la importancia y el simbolismo del primer acto del nuevo lehendakari, donde ha aunado gestos y hechos hacia la víctimas del terrorismo.
Como con tantas otras cosas hablar en este país sobre víctimas del terrorismo se ha convertido en un tema polémico. Es algo en lo que debería haber coincidencia de opiniones y de lo que se debería hablar con naturalidad y con normalidad. Pero esto no es así. Y debería serlo.
En toda sociedad hay virtuosos y miserables. Aunque solemos prestar más atención a los segundos. Eso hace inevitable la presencia de ruines en distintos ámbitos y disciplinas. Y lo que es peor, nos deja expuestos a sus ruindades; al todo vale.
Entiendo que los gestos y los hechos del nuevo lehendakari hacia las víctimas del terrorismo nos deben llevar a la reflexión. Y debemos coincidir en que no todo vale. No vale utilizar el terrorismo y a la víctimas del terrorismo para una hipotética mejora del respaldo social y electoral; no vale arrogarse la representación de las víctimas del terrorismo simulando su defensa para escalar socialmente y enriquecerse; no vale dividir a las víctimas del terrorismo, clasificarlas en función de las estrategias propias y demonizar a aquellas que no aceptan formar parte de nuestros planes o creemos innecesarias para los mismos; no vale equiparar a las víctimas con los verdugos y por supuesto, no vale que las víctimas además del tiro en la nuca o de la bomba sean también víctimas del terrorismo del verbo.
El anterior lehendakari Ibarretxe y el PNV, tras años de marginación, dieron el primer paso al pedir públicamente en la legislatura pasada perdón a las víctimas del terrorismo. Ahora, Patxi López, también como lehendakari, tiende las manos desde la Lehendekaritza a esas mismas víctimas. Son gestos y hechos de especial relevancia en Euskadi. Y deberían empezar a serlo también en el resto de España.


“Dios salve al lehendakari, él no es un rastafari, es sólo un txistulari”
"Dios salve al lehendakari", Derribos Arias. 1982

domingo, 10 de mayo de 2009

Adriá, el hombre que pudo ser Dios

Anoche tuve oportunidad de ver en la 2 un documental sobre el restaurante “El Bulli” y con posterioridad un debate sobre si la gastronomía es cultura o negocio (a mi juicio un desafortunado e innecesario punto de partida para el mismo). Entre otros invitados participaron en el debate dos cocineros, Adriá y Aduriz, y lo moderó una periodista que por mor de prodigarse en la pantalla (59 segundos, especiales, debates) comienza a parecerse cada vez más a un busto parlante cuya misión sea confundir a los telespectadores y cortar a los invitados, los verdaderos protagonistas, para introducir a destiempo intervenciones grabadas y entorpecer las de los invitados del plató, excepto la del representante del Gobierno.
A pesar de ello pude deleitarme con las palabras de Ferrán Adriá, un hombre que pudo ser Dios y eligió seguir siendo un hombre. Y además, un cocinero, un artista. Entre la humildad y la vanidad, ha optado por la primera; y entre el glamour y el trabajo, por el segundo. Junto a él, Aduriz, uno de sus discípulos que junto al arte de los fogones, debió impregnarse también de los valores del maestro. Dos creadores comprometidos.
Probablemente nunca iré a “El Bulli”, por motivos crematísticos y porque sería incapaz de fijar un cita con tanta antelación cuando apenas se lo que voy a hacer mañana. Aunque me encantaría. De ahí que agradezca un documental tan verídico, tan real y tan natural. Y de ahí que agradezca que convirtieran el salón de mi casa en un palco y a mí en un espectador privilegiado.
Pude asistir desde mi sofá al teatro “El Bulli”. Disfruté con los preparativos, con la intendencia; con el símil escénico podríamos denominarlos ensayo. Y sobre todo gocé con la función de “La cena de los afortunados”. Unos decorados sin excesos, sin pretensiones dejaban todo el protagonismo a los actores de la obra: camareros, cocineros, clientes… Así disfruté de la danza de los camareros, del romance de los cocineros y de los coros de los comensales. Y cómo no, del papel estelar de los platos, sólo un goce visual porque la televisión no permite aún el acceso al sabor y al olor. ¡Qué espectáculo! Platos con trozos del arco iris, de océanos, de praderas y del jardín del paraíso. Bañados con vinos blancos y tintos, cavas y licores para completar los colores de la paleta del pintor. Y para terminar, el placer de un habano. Una rueda de cajas de habanos, con las maderas grabadas, decoradas, envejecidas, barnizadas y en su interior ordenados como soldaditos de plomo, los cigarros, excelsos, algunos con vitola (que me perdone Cabrera Infante), otros desnudos, sólo envueltos en su capa. ¡Bravo, bravo, bravo!
En el debate, preguntó Adriá en varias ocasiones ¿qué queremos ser de mayores? Una pregunta sobre el futuro de la gastronomía española claramente dirigida al representante del Gobierno. Yo me quedo con la pregunta, no para mí, sino para los que vienen detrás. Que sean lo que quieran, cocineros, bomberos, pilotos, médicos, deportistas… Y que no sean dioses, sino hombres y mujeres que apuesten por la humildad, el esfuerzo, el trabajo… y el compromiso.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Guinovart

En el callejón del gato no siempre sonríe la vida, pero siempre trato de buscar la luz. En ocasiones la hallo. No siempre, pero a veces lo consigo. Y ayer fue una de esas ocasiones.
La Universidad ha abierto una pequeña sala de exposiciones en el centro de la ciudad donde habito. Donde trato de vivir y de que no habite el olvido. Mi santa, los peques y yo ya la habíamos visitado con anterioridad, para ver una exposición de varias pintoras. Y la semana pasada, contra pronóstico pues no habían dicho que se cerraba hasta la próxima temporada, se inauguró una exposición de Guinovart.
Yo había visto de forma esporádica algún cuadro de este pintor barcelonés, los últimos en el Museo Zabaleta (Guinovart, amigo de Zabaleta, participó con éste en una exposición en Quesada (Jaén), en 1951), pero nunca una exposición monográfica. Como la sala es pequeña, la exposición es breve. Completa, pero breve. Lo que provoca una sensación de satisfacción, por la obra contemplada, y a la vez, una sensación de necesidad de ver más obras.
Junto a la exposición, los responsables de la UJA han tenido el gusto de editar un catálogo sobre las obras expuestas y sobre Guinovart. Y además, han acompañado el catálogo de una pequeña joya, un dvd con una entrevista con el artista.
En ella el pintor, ya maduro, habla de asuntos como la influencia de la naturaleza en su obra, de su experiencia vital, del compromiso del artista y de la necesidad de pintar y del lenguaje (visual y de la palabra).
A mí con la obra me bastaba, pero acompañada de la palabra es un regalo. Inesperado y gratificante, porque te hace contemplarla con otros ojos. No es necesario, porque cada obra tiene su lenguaje propio, otra cuestión es que alcancemos a comprenderlo, pero si abre nuevos caminos y nuevas formas de mirar.
El apellido Guinovart suena a guirnalda, a Guinardó, y eso me lleva a Marsé. Un escritor que pinta con palabras la Barcelona que vivió, la misma postguerra que marcó a Guinovart. Un mismo compromiso y una misma esencia: la falta de libertad, la prohibición “crea una vitalidad”.


“…Guinovart a golpes con el desierto de la vida/se hizo un hombre de infancia sombría/entre vericuetos de arrabal o cinematógrafo/y de un volumen con presencia de Lorca o de ti mismo/que nos hace saltar de entusiasmo o de miedo…”

“Carta a Miguel Hernández”, Cesáreo Rodríguez-Aguilera (1952).

martes, 5 de mayo de 2009

Mascarillas

Las veo por todas partes. En los aeropuertos, en la calle, en ruedas de prensa, en fotografías, en los periódicos, en las televisiones. Las hay de diferentes colores, de diferentes tipos, de plástico, de papel y hasta personalizadas. Y me preguntó ¿quién las hace? ¿quién las fabrica? ¿quién las distribuye? ¿quién las comercializa?
También me gustaría saber si había un stock suficiente para cubrir la demanda o si por el contrario ha habido que incrementar la producción y por tanto, contratar más empleados. Si las empresas fabricantes cotizan en bolsa y de ser así cómo y cuánto se ha incrementado el valor de sus acciones. Si son empresas pequeñas, mexicanas o son grandes empresas, pertenecientes a holdings o a grandes corporaciones, con las fábricas ubicadas en México o instaladas en otros países. Puestos a saber, también me gustaría verificar si estas empresas tienen relación directa o indirecta con empresas de investigación farmacéutica o laboratorios o con algún mecenas de la investigación.
Ya sé que pregunto demasiado. Que preguntar tanto debe ser insano, aunque no menos que este virus de nombre mutante. Y debe ser porque no encuentro respuestas, ni en las autoridades nacionales e internacionales, ni en los medios de comunicación, ni en los expertos.
Y de tanta pregunta golpeándome el cerebro. Esto no debe ser bueno. Me asalta otra duda ¿Por qué en México? Y ¿Por qué ahora? Ya, ya… también se que son dos preguntas políticamente incorrectas. Pero es que México es un híbrido y un vaso comunicante entre el Norte y el Sur americano. Es que México acaba de situar a uno de sus principales narcotraficantes en la lista Forbes de los tipos con más pecunia del Universo. Es que México ha señalado con el dedo a Estados Unidos cuando le responsabilizan del narcotráfico y tras la respuesta estadounidense con acusaciones al gobierno mexicano, hasta su nueva y flamante secretaria de estado, Hillary Clinton, ha tenido que recoger velas y asumir que esto del narcotráfico no es cosa de uno, sobre todo si tu país es el principal consumidor y el mercado dorado de las drogas. Y es que la frontera entre ambos países es muy permeable y pese a los intentos a ambos lados para que coyotes y espaldas mojadas permanezcan en México, esta invasión silenciosa parece imparable.
Además se detecta una efervescencia en Centroamérica y Sudamérica, ideológica y económica, que no es indiferente a la población mejicana. Aunque México firmó y forma parte del Tratado de Libre Comercio de América del Norte con Estados Unidos y Canadá, no es ajeno, como ningún país americano, a los intentos por revitalizar Mercosur, en el ámbito económico y Unasur y el Grupo de Río, en el ámbito político.
Y por último me pregunto porqué una gripe, menos mortal que la gripe común, tambalea o parece tambalear los cimientos del mundo rico y concentra todas las miradas en México como responsable de una enfermedad de origen porcino. Pues, no habrá cerdos en el resto del mundo.

sábado, 2 de mayo de 2009

¿Podemos ser más?

Pudieron ser más. Pudimos ser más. Pero al final estábamos los que había. Ni uno más, ni uno menos. Entre 500 y 1.000 manifestantes; pese al recuento generoso de uno de los sindicatos organizadores sumando ambas cifras, no había más personas.
Ni siquiera más de 4 millones de parados, una crisis sin fondo y un futuro más que incierto golpearon la llamada conciencia de la clase trabajadora. Buen tiempo y un puente de 3 días, excepto para los docentes que con poquito construyen acueductos a costa del desencuentro con los padres de niños en edad escolar, sirven de justificación y excusa.
Para algunos será una cifra normal para una pequeña capital de provincias y para otros, un nuevo fracaso de los sindicatos que convocaban la manifestación, UGT y CCOO. Puede ser, pero ni lo uno ni lo otro: la falta de participación y de compromiso no pueden enmascarar nuestro fracaso como sociedad. Ni siquiera en una situación extrema como la que vivimos en la actualidad logramos organizarnos y salir a la calle a demostrar unión y fortaleza. Nada de nada. Si descontamos a los políticos y a los sindicalistas, trabajadores lo que se dice trabajadores habría 50.
Entre ellos, sólo 4 periodistas manifestándose. El resto estaban trabajando y a los demás ni les vimos y me temo que ni se les esperaba. Ahora el periodismo se hace en las redacciones y en las instituciones, ya no se mira debajo de las alfombras y tampoco se abren los baúles para ver si dentro esconden algún muerto. Así que el periodismo corre el riesgo de convertirse en ese muerto o en su defecto en el baúl que esconde el cadáver. Los periodistas están en crisis o el periodismo está en crisis. O ambas cosas, juntas o por separado, y a la vez. Lo que es evidente es que están afectados por la crisis y que los periodistas, tan ocupados en informar de la crisis y de la pérdida de empleo de otros sectores, no encuentran tiempo o espacio en los medios de comunicación para hablar sobre su propia situación laboral y denunciarla. A lo mejor es que los periodistas todavía no han adquirido conciencia de su condición de trabajadores, con datos de precariedad que haría temblar cualquier otra profesión. Y de ahí su ausencia en manifestaciones como las de ayer.
Pudiera parecer un aviso a navegantes, pero para navegantes y gentes de tierra adentro una sugerencia: ‘La prensa, en el ojo del huracán’, un artículo publicado hoy en “El País” por María Dolores Masana, la presidenta de Reporteros Sin Fronteras-España.
Y una duda: ¿podemos ser más? o simplemente, estábamos los que somos.