viernes, 7 de junio de 2013

El Dos


El Jaque Mate ya ni existe. Hasta han cambiado la barra de lado. Ahora está situada a la izquierda de la puerta. Es más corta, de modo que en lugar de dibujar un rectángulo da forma a un cuadrado.
Ofrecen buen rock y Estrella de Galicia. Pero no me quedé con el nombre del garito rotulado a la entrada. En el Jaque no había una línea musical definida y la cerveza era Mahou. Y no recuerdo que se llenara como éste.
La mayoría debe tener entre los veintitantos y los treinta y pocos, aunque de vez en cuando se abre la puerta y aparece un pureta como nosotros, pero ataviado como ellos, lo que le confiere una imagen algo ridícula. Hay un chico con unas gafas de sol, de esas de pasta y de color. Ganas de llamar la atención, teniendo en cuenta que es marzo, son más de las doce de la noche y durante toda la tarde ha estado lloviendo.
Algunas chicas nos miran, revolotean junto a nosotros e incluso alguna se atreve a flirtear. Nada serio. Yo estoy situado junto a la barra, un poco harto de recibir algún que otro codazo y apreturas por parte de los que buscan hacerse un hueco para pedir su consumición, mientras ellos se alternan para salir a fumar. Apuro una cerveza tras otra y ellos hacen lo propio con sus escoceses. El garito está lleno, y en algún momento pasa por mi cabeza la ocurrencia de hacerles callar y hablarles, sobreponiendo la voz al volumen del rock sesentero made in USA, para decirles que nosotros fuimos ellos. Pero para qué, no iban a creerlo. Ahora somos un artista, un gato de callejón y un desempleado que vendería el presente y parte de un futuro que no vislumbra por unos pocos euros, reproduciendo un tiempo pretérito.
Han pasado más de 20 años. Ya no existen La Oriental, El Maragato o Los Cañones. El Cabreira y El Pico se han hecho un lifting. Kike Turmix ha muerto. Poch ha muerto. Del batería de La Frontera no recuerdo ni el nombre. Y el caballo que galopaba por aquí abreva al acecho; ha coceado las venas de una generación y ya no quedan ni yonquis. Son las mismas calles, pero no lo parecen. Y aun así deambulo por ellas intentando reconocerme.
Era tiempo de vodka, con granos de sal y café; de noches gastadas y amaneceres vaporosos. Donde lo prohibido se ofrecía a la mirada y se alcanzaba alargando la mano. Cuando el día después era la oportunidad de volver a festejar. Éramos lo que hoy fuimos. Solo que entonces El Dos nos parecía el centro del universo y ahora carece de importancia. Quizás todo se reduzca al hecho de sobrevivir, pero quién iba a creerlo.
Vídeo: Santiago Auserón (Juan Perro) interpretando Malasaña en la Sala El Sol.

miércoles, 5 de junio de 2013

El sillón de la Alcaldía

Hay ciudadanos que prefieren instalarse en el guindo y creer que los políticos, en Madrid, en Sevilla o en el ayuntamiento de su ciudad, andan la mayoría ocupados en el gobierno de las cosas y las personas.
Nada más lejos de la realidad. Aunque a alguno le cueste creerlo, dado el tiempo que falta para las próximas elecciones municipales, la verdad es que los partidos políticos están más preocupados por mantener alcaldías o acceder a ellas. De ahí que hayan comenzado ya los movimientos internos para la designación de candidatos y las apariciones externas para ganarse el favor de los potenciales votantes.
En la capital jiennense, a día de hoy, no es probable que repita alguno de los candidatos a alcalde de las últimas municipales. Fernández de Moya, enterradas sus aspiraciones de ser consejero, tras el enésimo fiasco de Arenas en Andalucía y las pésimas previsiones de futuro del PP en las autonómicas, mira al exterior. Aunque su principal mentor en Madrid, Cristóbal Montoro, tenga el cartel de prescindible, los “cadáveres” de la Gürtel y los sobres de Bárcenas, unidos a los movimientos generados por Aznar, pueden propiciar la apuesta por caras nuevas y la caída de algún peso pesado en Madrid y Sevilla, paradójicamente lastrado por el peso de esos sobres. García Anguita, que se vio con el bastón de alcalde ante la marcha de Fernández de Moya a Sevilla, se postula como heredero y cabeza de cartel. Algo que no todos ven claro en el PP.   
En el PSOE, las cosas están más confusas. Fernando Calahorro, a quien en su último ofrecimiento para encabezar la lista socialista Zarrías le invitara a permanecer en la Junta de Andalucía, donde le auguró un gran futuro cuando era delegado provincial de Economía (una delegación no inversora y por tanto, poco propicia para ganar adeptos y generar clientelismo; igual que la Subdelegación del Gobierno), se ve, ya jubilado, ante su última oportunidad. A priori cuenta con el respaldo del PSOE local, que podría jugar la carta de su secretario general, Fernández Palomino, si Calahorro no obtiene suficientes respaldos. Conviene recordar que entre los apoyos del secretario general local se hallan algunos viejos enemigos de Calahorro que no ven con buenos ojos su candidatura.
Otro de los aspirantes a encabezar la lista socialista es el ex delegado de Obras Públicas y Vivienda, Rafael Valdivielso. El sobrino de Zarrías, que ha comenzado a dejarse ver por los barrios, cuenta con el respaldo del provincial, pero la insostenible situación del parlamentario y ex consejero Vallejo por los casos de los ERE e Invercaria, ambos en sede judicial y con procesos abiertos, podría llevarle al Parlamento andaluz y alejarle del Ayuntamiento de Jaén.
La tercera opción es la ex delegada de Educación, Angustias Rodríguez, que también cuenta con el respaldo de la Ejecutiva provincial y que mitigaría así el desaire de Sevilla al rechazar la propuesta de Francisco Reyes para situarla al frente de la delegación provincial del Instituto Andaluz de la Mujer.
En IU habrá nueva candidatura. El provincial quiere a alguien con tirón que ratifique los datos de las encuestas y el trabajo realizado desde la Junta. Y la Asamblea local, enfrentada a la provincial y contraria a la política de alianzas con el PSOE en la Junta, defiende su autonomía para elegir a quien encabece la lista y marcar los tiempos. No descarten sorpresas: desde un remake a un opción similar al diputado en Cortes, Garzón, joven, preparado y próximo al 15-M.
En cualquier caso el debate, como habrán percibido, se sitúa una vez más en los nombres para ocupar la poltrona. Sin propuestas, vaya a ser que nos las creamos. O nos ilusionemos.
A fin de cuentas, los tiempos en la política son ficticios y los acuerdos papel mojado. De modo que lo que hoy es, mañana no existe.

Artículo emitido en SER de Úbeda el 5 de junio de 2013.

martes, 4 de junio de 2013

Llorones


Ya Santos Discépolo sentó cátedra en el tango “Cambalache”: …el que no llora no mama y el que no afana es un gil…”. De estos últimos, de los giles, quedamos unos cuantos; por tontera o por falta de oportunidad, incluso puede que por honradez. Y de los lloradores, también se cuentan unos pocos, aunque no los calificaría de giles.
Nunca me han gustado los que lloran por sistema. No tengo tripas para ellos, ni siquiera las de gato. Pero les va bien. Han hecho del llanto un arte y consiguen remover al más plantado. Han alcanzado tal virtuosismo interpretativo que en contadas ocasiones necesitan de las lágrimas, reales o fingidas, y cuando las utilizan estamos sin duda ante un momento álgido de su actuación, ya que lo habitual es fiar su interpretación al dominio del llanto oral. Y lo bordan, créanme.
Es un aprendizaje de años, acompañado de la plena convicción de que son merecedores de lástima y de que los astros se alinean en su contra. De manera que cualquier desgracia sufrida por un semejante es inferior a la padecida por ellos. Y sin duda, no existen mayor aflicción y desconsuelo que los suyos.
Cualquier tema abordado en una conversación es la excusa perfecta para compartir su pesar y de ser posible, aturdir con él al interlocutor, que pese a la carencia de argumentos válidos es vulnerable al martilleo machacón de palabras y pucheros cuyo único fin es dar pena.
Y pobre de aquel que ante un tercero, interlocutor en alguna o varias ocasiones del penante y por tanto espectador de privilegio del lloro, cuestione la veracidad de lágrimas y pesares y ose calificarlo además de palizas, porque será taladrado con la mirada y le harán con afiladas lenguas su correspondiente traje con esmerados pespuntes. ¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón!
Llorones y chorros. Y ríanse de los giles.
 
Audio: "Cambalache", interpretado por Malevaje.

lunes, 3 de junio de 2013

Caraduras

Hay que tenerla de cemento. De tamaño superior a un piano. Y por supuesto, más que espalda. Con estas credenciales se declararía persona non grata al poseedor de semejante jeta.  Salvo en Españistán.
Por estos lares comienzan a ser multitud los caraduras. Siempre hubo pícaros, incluso algunos con estilo y talento parejos a su desvergüenza y desparpajo; bandoleros que aligeraban la bolsa de los viajeros escasamente precavidos y piratas que a hierro y fuego arrasaban pueblos y comarcas para volver al mar con su botín. Y sí, también hubo monarcas, gobernadores, comendadores, clérigos o militares que llenaban sus arcas e incrementaban sus privilegios con usos torticeros de la ley y el poder.
Todos ellos han contribuido a la historia de este país y han conformado parte de sus tradiciones. Para lo bueno y para lo malo.
Así que no ha de extrañarnos que en estos albores del siglo XXI asistamos en las instituciones públicas a una representación chusca de aquellos antepasados. Desde el Palacio de la Zarzuela al Parlamento de Andalucía o a la Presidencia de la Comunidad Valenciana.
Con la obligada presunción, que no se sostiene pero que actúa como salvaguarda para que además de ser expoliados no seamos demandados, elijan calificativo para denominar a quien adelgaza las arcas públicas para engordar su bolsa. Y busquen calificativos para quienes próximos al delincuente, presunto, han sufrido de repentina ceguera o sordera.
El grosor de la faz es tal que actúa como protector frente a la asunción de responsabilidad y naturalmente, inmuniza contra el cese o la dimisión. Y qué decir de verse ante el juez.
De modo que se excusa a la hija de un rey cogida en un renuncio, al presidente de una comunidad que con cargo al presupuesto abona clases particulares de “coaching” por el bien de sus ciudadanos y a la mesa de un parlamento, con representantes del PSOE, PP e IU, incluido su presidente, que a escondidas (sic) aprueban subidas de dietas y complementos salariales para sus ya de por sí generosos sueldos.
Ante semejante rostro el feldespato parece mantequilla.