lunes, 31 de diciembre de 2012

Buenas intenciones

Soy consciente de que mis mejores deseos para el prójimo en el tiempo venidero sólo hallarán sitio en el catálogo de las buenas intenciones. Y aún así espero que seamos capaces de no virar el rumbo y mantener la esperanza; al menos en la medida en que ésta contribuye a seguir ese rumbo.
Carezco de bola de cristal para contemplar el futuro. Tampoco soy adivino, ni interpreto el vuelo de las aves o vislumbro certezas en sus entrañas. Y soy poco crédulo, salvo excepciones que confirman reglas, con las profecías de aquellos que sientan cátedra o aspiran a ello.
Dicen que no hay que ser muy listo para aventurar que 2013 será un pésimo año. E imagino que los supersticiosos sonreirán al escuchar las premoniciones; caricaturas de sus propias convicciones.
Pero tampoco hay que ser muy listo para saber que nada está escrito, excepto para los devotos del destino. Y aunque parezca aconsejable no fijar la mirada más allá de la hoja del calendario, es saludable levantar la vista y buscar más allá del horizonte, cuya línea dibujan doce nuevos meses.
Habrá que escarbar en el baúl de las palabras y elegir las correctas para dar forma a lo no escrito. Esperar que la felicidad, aunque transitoria, supere cualitativamente al pesar y que la balanza del 2013 no se incline en demasía hacia la izquierda o la derecha, porque su equilibrio será el mejor aliado de los andariegos sobre el alambre.
Mis mejores deseos para los caminantes sin red.

martes, 11 de diciembre de 2012

El retrete del poeta

Andaba a vueltas con los poetas. Sin saber bien porqué, pero consciente de una sensación de profunda y momentánea orfandad. Entre los versos de Álvaro Salvador y de Manuel Lombardo, apenas esbozado un párrafo de lo que me rondaba en la sesera, surgió el poeta de la mirada digna, Juan Gelman, en la doble página del suplemento de un diario.
Y  a pesar de las palabras volcadas, aquí sigo a medio vaciar, sin lograr esquivar las estrofas y buscando lo que no logro hallar. Deambulando sin dar un solo paso. Cuando en forma de presente llega a mis manos “El Retrete del poeta”, de José Luis Escobar. Y de nuevo me sumerjo en las aguas de la poesía, aunque sea a través de la cisterna de un váter que anuncia marejada y nos convierte en los restos del naufragio. Navegantes de zozobras.
Soy un tipo fácil, me embelesan con un libro o con un disco. Y no es difícil lograr el acierto. No soy crítico musical, ni literario, así que mi opinión no pontifica. Ni lo busca, ni lo intenta. Pero me gusta la mezcla de la música con las letras de quien tiene algo que decir. Y disfruto de un cuaderno de canciones en el que distingo algunas voces de quienes lo hacen sonoro sin apagar las palabras.
Además, a la música y a las letras se suma la ilustración de Belin, un artista callejero internacional de esos que convierten los muros en lienzos y crean peldaños para escapar, cuyas pinceladas arrancan una sonrisa e invitan a viajar.
Versos, notas y colores no evitan los giros de peonza de mi cabeza, pero contribuyen a que el sentimiento de orfandad solo sea una estación de paso entre un punto de salida y un destino pendientes de trazar. Aunque el viaje acabe en naufragio.

Imagen: Ilustración para El Retrete del poeta, de Belin.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Los versos secuestrados

No andamos escasos de poetas. Y tampoco cortos de versos. Pero tengo la sensación de que los poetas se vuelven invisibles y los versos han sido secuestrados. Y huérfanos de ambos, poetas y versos, somos más vulnerables.
Dice Juan Gelman, otro ilustre de las letras argentinas que como Borges y Cortázar no tiene pinta de recibir el Nobel, que “con la poesía no vas a poder comer, ni vas a hacer la revolución, pero enriquece interiormente a aquel que alguna vez se le acerca” (El País, Babelia, 8 de diciembre de 2012).
Nunca tuve la mirada del poeta, si acaso una superficial capa en la piel de la que el agua y el jabón no logran borrar las palabras. Y a veces, ni eso. Pero miro entre las estrofas y en alguna ocasión me descubro en versos de lo cotidiano. Y cuando alcanzo a vislumbrar la luz más allá de las páginas de un poemario hallo la esencia de nuestra verticalidad.
Los poetas nunca abren la marcha. Empuñan la pluma. Con sus versos dan aliento a quienes han de agitar las ideas y causan temor a aquellos otros a quienes empequeñecen las palabras.
Hoy es necesario liberar los versos, para hacer posible la visibilidad de los poetas y la propia. Porque en tiempos de utopía, resistir es garantía de supervivencia.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Escapatoria

Laberintos sin principio y fin, en cuyos senderos prende un fuego eterno que dura un instante. Camino de tentación para quien ve purificación en la entrega al fuego, para quien anhela las llamas de la pasión o para aquellos que se abrasan en ese instante sin escatimar en la renuncia.
Mazmorras de puertas inaccesibles, ventanas ciegas y cerraduras cuyas llaves parecen inalcanzables salvo para guardianes obedientes a la voz del amo.
Prebostes de nuevo cuño y miras pretéritas, emboscados en peñascos de ira y sinrazón, desde donde trazan la ruta de la involución al grito de ¡Muera el infiel!, mientras disimulan las astas en tocados y coronas.
El color cambia al blanco y negro, sin lugar para el gris o el sepia. Y la sangre se torna tinta y alcohol a borbotones, para expulsar palabras sin dueño, desbocadas entre el teclado y la pantalla.
Se levantan muros infranqueables sobre los que es inútil brincar, tras los que se esconden nuevos y más altos muros. Dispuestos como fichas sobre el tablero, dibujando un bosque impenetrable de piedra. Sin gateras.
Y cuando correr no sirve para moverse del sitio y al saltar no se despegan los pies del suelo, surge el espejismo de que esos muros se conviertan en lienzos sobre los que arte y rebeldía nos devuelven el color y esbozan escalas para encaramarse a ellos y dejarlos atrás, abandonando el tablero con la intención de comenzar otra partida con nuevas reglas de juego.
Y aún presos de los matices, respiramos porque vemos escapatoria.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Desplazamiento del poder

Mientras el gobierno de la nación responsabiliza al ex presidente Zapatero hasta del crimen de Cuenca, que como decía mi abuela ni fue crimen ni fue nada, y desde la Junta de Andalucía culpan al ejecutivo de Rajoy hasta de la muerte de Manolete; en Jaén, y en privado, unos y otros no dudan en destacar la incapacidad para gobernar de sus respectivos líderes, Rajoy y Griñán, y su nefasta gestión, que sitúa a la provincia ante un panorama económico desolador con el incremento del paro hasta más de 70.000 jienenses sin empleo, la disminución de jornales agrarios, el desplome de la cosecha del olivar y la ausencia de alternativas productivas.
Esta incapacidad está provocando en la orilla socialista el desplazamiento del centro de toma de decisiones de la Junta de Andalucía a la Diputación provincial. Por un lado, por las carencias económicas de la Junta y su incómodo socio y por la escasa talla, salvo alguna excepción, de los delegados provinciales, a imagen y semejanza del gobierno andaluz, frente a la mayor solvencia de las arcas y de la gestión del órgano provincial. Y por otro lado, por la propia situación interna del PSOE.
La consolidación de la pasarela entre la calle Hurtado, sede del PSOE provincial, y la plaza de San Francisco, ubicación de la Diputación, garantiza el protagonismo de Paco Reyes, como quedó patente en la reciente visita de la ministra de empleo, en ámbitos y competencias donde antes partía el bacalao la Delegación de Gobierno de la Junta; más preocupada ahora por disimular la miseria, solapar al bidelegado de Izquierda Unida y calmar a los alcaldes socialistas de la vieja guardia, descontentos y críticos con el gobierno andaluz y la dirección regional socialista.
Otro alcalde, el de Jaén, del PP, enterrada su aspiración de abandonar el Ayuntamiento y ser consejero por el fiasco electoral de su partido en Andalucía, tampoco vive su mejor momento. Sin inversiones del gobierno y la Junta y sin que cristalicen los proyectos de instalación de centros comerciales que iban a generar empleo y negocio, se desmarca a última hora con el cambio de ubicación de la futura ciudad sanitaria de la capital y queda expuesto en la plaza pública con la nariz de Pinocho; porque su “generosidad” de no cobrar como alcalde escondía en realidad un sueldo mayor como senador.
Ante las críticas, la respuesta como siempre es matar al mensajero. Y en lugar de dar explicaciones en sede parlamentaria o municipal, lo “in” ahora es el graznido en Twitter. Será por cosas de la modernidad. Jaén punto cero.

Artículo emitido en SER Úbeda el 5 de diciembre de 2012.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Los pensamientos tristes

Me gusta el mar. Algo poco habitual en un gato. Cierto. Será reminiscencia de otras vidas o el impulso de seguir el olfato hacia manjares anhelados. Me gusta contemplar el mar, ver las olas llegar y regresar dejando tras de sí un rastro de espuma y mantener la mirada en su cresta iluminada por el sol.
El viernes estuve frente al mar. La costa almeriense me ofrecía un cálido abrigo en contraste con el frío del interior. En unos kilómetros, apenas una vuelta del reloj, cambié los copos de nieve de tierras granadinas por una playa vacía y un mar inabordable donde navegaban los pensamientos; tristes, pesadas anclas que impiden volar.
No me gustan las despedidas. Y menos aquellas que son para siempre. Inevitables y definitivas. Las del adiós sin respuesta. Aún a sabiendas de que forman parte del ciclo de la vida. Consciente de la existencia de un principio y un final. No me gusta el vacío que provoca la ausencia.
Sé que no hay consuelo, porque conozco el sonido a hueco de las palabras cuando ese vacío es inmenso. Incluso de aquellas nacidas en el corazón. Y recuerdo que las lágrimas, públicas o privadas, mezclan dolor e impotencia; y ambos encogen la razón.
Relevos generacionales que nos sitúan frente al espejo y nos gritan que Peter Pan pasó por aquí, que no hay escondite para los niños perdidos y que Garfio siempre vuelve, sólo que con los años el garfio se torna guadaña y no hay cielo que surque un barco, ni pensamientos alegres para escapar.