domingo, 27 de mayo de 2018

Trenes

Los trenes llegaron a las vías muertas. Y ya no hubo marcha atrás. Quedaron paralelos los surcos de hierro en la tierra, señalando caminos a ningún lugar. Permanecimos de pie en viejos andenes, mirando al horizonte, esperando a aquella locomotora que ya nunca llegará. 
Suspendidas en el aire, las preguntas pendientes de responder alimentan la ausencia de certezas. Cruzamos las miradas buscando un guiño que tampoco va a llegar. No suman dos soledades, ni siquiera para volver a empezar. 
Una ventana sin cristal esboza un cuadro irreal. No tiene sentido dejar a la mirada perderse. Ni siquiera cuando se oyen pasos de viajeros perdidos en el andén. Sin rumbo y cargados de equipaje, de ese pegado a los huesos e incrustado en la memoria que hoy es el ayer. 
A lo lejos parpadean luces de neón, reclamo de salones donde conviven el engaño y el fracaso. Donde la carne es ley mezclada con rimmel y carmín. Donde no hay forma de sobrevivir al naufragio y cada día es una sentencia sin más. 
Afuera la vida suena, con el compás cambiado y el riff de una guitarra con cuerdas rotas que una vez vivió en las manos de una estrella del rock y hoy enmudece lánguidamente hacia una afonía sin remedio. 
Entre murmullos se oye el golpe seco de una maleta al caer y al abrirse muestra el bagaje de los nómadas, el resumen de una vida que no ocupa más que un agujero en la arena. 
Nadie dijo que el viaje mereciera la pena. El error fue creer que el punto de destino era mejor que el de partida. Y en ese tránsito se tiene todo y nada, se gana y se pierde con dados y cartas trucadas y se sueña con el azar como elemento corrector. 
Escuchamos un ruido en la distancia y deseamos que sea el del traqueteo del vagón o simplemente aquella llamada de ¡viajeros al tren! No es más que una alucinación, ya solo el viento pule los raíles y hace volar el polvo que testifica el paso del tiempo. 
Es la última parada. Y no hay vuelta atrás. 

viernes, 25 de mayo de 2018

Desterrados

Me enteré el lunes por la mañana. Y no daba crédito. Aunque en Jaén no deben sorprendernos estas cosas, porque por desgracia ya estamos acostumbrados a ser los últimos de la fila. 
La realidad es que el Jaén Paraíso Interior, nuestro equipo de Fútbol Sala, jugará el segundo partido de las semifinales del play off al título de liga contra el Inter Movistar en Granada. La dictadura de las teles. El caso es que para poder retransmitirse por televisión desde el Pabellón de La Salobreja habría que cambiar la superficie de la pista por una azul y tener unos marcadores LED de los que carecemos. 
El Ayuntamiento de Granada se ha puesto a disposición del club, ha manifestado su orgullo por acoger la semifinal y ha abierto sus puertas a equipo y afición. Es curioso que los munícipes granaínos traten mejor al equipo que el Ayuntamiento de Jaén. 
No les gusta al alcalde y a sus concejales nuestro equipo de Fútbol Sala. Para hacerse las fotos cuando gana sí, pero para otras cosas… Lo tienen tan atragantado que hasta les cuesta decir el nombre y nunca lo pronuncian, siempre le llaman el Jaén Fútbol Sala, lo de Jaén Paraíso Interior les debe producir urticaria. Y deben haber aleccionado bien hasta a la ‘negra’ del alcalde en redes, porque tampoco ella llama al equipo por su nombre. Al menos el alcalde tiene quien le escriba, aunque sea pagando. Yo puestos a elegir, que me escriba el Profesor Mustio Collado. 
Sin embargo, con el Real Jaén es otra cosa ¿por qué será? 
Al margen de por lo que ustedes están pensando, tiene su lógica. El Jaén Paraíso Interior Fútbol Sala es admirable. Es un ejemplo. No me canso de repetir el mérito que tiene este equipo. Su triunfo es el resultado del trabajo, del esfuerzo, de la humildad, de la unión… Grande en la victoria, pero también en la derrota. Representa los valores que queremos ver en el deporte y los que nos gustaría inculcarles a nuestros hijos. Y a ser posible trasladarlos al conjunto de la sociedad. 
Además, se ha ganado el respeto de los de aquí y de los de fuera. Ha aumentado nuestra autoestima y ha hecho que nos sintamos orgullosos de ser lagartos. Y por si todo eso fuera poco ha generado un caudal de ilusión; una marea amarilla que inunda nuestra ciudad y aquellas ciudades donde juega. 
Es decir, lo contrario de lo que nos proporcionan los gerentes del Hotelito de los Líos, como bautizara el añorado Fernando Arévalo a este nuestro Ayuntamiento, que a mí me recuerda más al Club Social de Cheyenne, pero sin James Stewart ni Henry Fonda. 
¿Qué el destierro a Granada pone en evidencia las carencias de nuestra ciudad? Naturalmente. Entre otras la ausencia de un pabellón deportivo que reúna las condiciones para la celebración de estos eventos y similares. Y por tanto, la necesidad de que comience a construirse de una vez el anunciado Oliva Arena. 
No hay dinero, ni siquiera interés en gestionar una solución para que ese partido se hubiese jugado en nuestra ciudad, pero si lo hay para la celebración de otros eventos, a lo que se ve más lucrativos, aunque ajenos a la identidad de la ciudad; como ese campeonato de pádel para el que se ha levantado una mole de hierros frente a la Catedral. 
¿Una cosa no es incompatible con la otra? Por supuesto. Pero deja claras cuáles son las preferencias y las prioridades del alcalde y sus concejales. Espero que las cuentas participen también de esa claridad. Porque frente a los iluminados seguimos huérfanos de luz.

 Mi artículo para SER Jaén, "La Colmena", del 24 de mayo de 2018.

lunes, 14 de mayo de 2018

Armarios

Hay algo desolador en abrir los armarios y contemplar ropa de otro tiempo. Prendas que ya no sirven a los cuerpos para los que fueron adquiridas y que sin embargo guardan la huella de esos mismos cuerpos. 
Es el testimonio de un ayer que nunca acaba de irse, pero que tampoco regresará. 
Contemplo una hilera de pequeñas perchas con varias prendas de abrigo. Vuelvo la vista atrás. Recuerdo cuando se compraron. Las azules, las rojas…, a alguna de ellas no la llenaba el cuerpo o le sobraba hechuras; o ambas cosas. 
Veo algunos pares de pantalones. Esos que un día eran largos. Los mismos a los que había que ajustarles la cintura con aquella goma elástica que tanto costaba abrochar al botón. Hoy los miro y me provocan una mezcla de risa y nostalgia. 
Hay algunas camisas mías. Deben llevar mucho tiempo allí colgadas. Si intentara ponérmelas y casar cada botón con su ojal podría darse la paradoja de convertirme a la par en víctima y estrangulador. Este cuello ya no es aquel. Y el abdomen tampoco es el mismo. Podría decir que han encogido o que ahora me gusta llevarlas más anchas. 
Y también está aquel chubasquero naranja que en su día parecía atrevido y hoy se muestra muy discreto. Y la trinchera beige, al más puro estilo Bogart y que me sigue estando tan grande como la primera vez. A ella no le afectan ni cuello ni abdomen. Apenas la uso, pero no he olvidado como se deslizaban las gotas de lluvia por aquel tejido como encerado. 
Abro otro armario y me encuentro frente a un espejo. Ya no necesito que la ropa me cuente nada. El rostro pertenece al presente. Ahí también soy capaz de reconocer las huellas de lo que fue. No me preocupa. Tampoco me asusta ni me deprime. Me pregunto si al cerrar el armario él se quedará allí como las camisas y el resto de la ropa. Sonrío. Debe ser muy incómodo pasar media vida colgado de una percha.

sábado, 12 de mayo de 2018

Una visita interesante

En esta semana he tenido la oportunidad de disfrutar con la presencia de una de esas personas que despiertan mi interés. Algo inusual, bien porque algunas de esas personas que se dejan caer por esta tierra olvidada no son de mi gusto, bien porque a las que vienen he tenido la posibilidad de escucharlas en otros territorios o simplemente porque ese día no cuadraba el círculo. 
Jaén sigue siendo un sitio que figura en los mapas, pero que no se halla en un elevado número de cabezas más allá de los límites provinciales. Continúa siendo un territorio desconocido, entre otras cosas porque las comunicaciones no facilitan la llegada de foráneos. 
En esta ocasión nos ha visitado el periodista Fran Llorente, que ha padecido en carne propia esas carencias en el transporte y ha visto como el tren que le traía hasta esta tierra de olivos interrumpía su marcha a medio camino. El Sur existe, eso es innegable, aunque en ocasiones las distancias en kilómetros no se correspondan con el tiempo lógico para recorrerlas. 
Fran Llorente es un personaje curioso, idealizado por su responsabilidad como director de los Servicios Informativos de Televisión Española en una época en la que esa televisión fue pública y de todos, se comporta como un tipo normal. Defiende el éxito de aquella etapa como el logro de un trabajo en equipo y el resultado de un modelo de televisión pública. 
En el fondo creo que es consciente de que pese a los halagos se limitó a hacer lo que debe hacer un periodista y la percepción de lo logrado es también producto de lo que otros periodistas en situaciones parejas no supieron o no quisieron hacer. Aún así, nadie podrá borrar de su haber el darnos por un tiempo, demasiado exiguo para mis apetencias, una muestra de esa televisión pública anhelada por muchos periodistas y cómo no, por una amplia mayoría de ciudadanos. 
Mantiene los pies en el suelo, se ve que ni lisonjas ni presiones lograron torcer su rumbo, y de la mano del ‘compi’ periodista Juan Armenteros y a través del intercambio de palabras y recuerdos reconstruyeron el relato en desuso y gastado de lo que siempre hemos creído que es el periodismo. 
También sirvió el diálogo para comprobar que existen periodistas que no han comprendido ni comprenden nada. Ignoran lo acontecido, no leen y creen que ellos son o deben ser los protagonistas.
No he conocido a ningún periodista mudo, ni a ninguno que con mayor o menor habilidad manejando la lengua no haga trajes a medida, pero me irritan los que alzan la voz para escucharse a sí mismos y colocarse debajo de los focos. 
Nunca me han gustado las personas que ladran. Prefiero el aullido del lobo y por supuesto, los maullidos de los gatos. Quizás y a pesar de que mi padre los detestase por eso me convertí en uno. 
Lo del periodismo viene por otro lado y no dudo de que en ello influyeron tipos parecidos a Fran Llorente, que respetan esta profesión que en su día fue oficio y tratan de mantener la esencia sin renunciar a mirar al futuro, a sabiendas de que las herramientas cambian pero siempre se necesitará un periodista honesto con credibilidad para contar lo que pasa.

viernes, 11 de mayo de 2018

Íntimos enemigos

La concesión de 15 millones de euros para Jaén con cargo a los fondos de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado (DUSI), el antiguo Plan Urban, es una buena noticia para la ciudad. 
Pero que nadie saque pecho y se ponga medallas. En la primera convocatoria no nos presentamos; en la segunda, suspendimos, y hemos logrado aprobar a la tercera, en la repesca. Cuando ya las otras siete capitales andaluzas tenían asegurados sus 15 milloncejos y a nosotros se nos ponía cara de Carpanta. 
Es una inversión a 5 cinco años que según se dijo en su momento se iba a destinar al proyecto de semipeatonalización del centro, la construcción de 800 plazas de aparcamiento, la puesta en servicio del tranvía, las inversiones en los barrios más vulnerables socialmente y la apuesta por energías limpias en los edificios municipales, bajo el paraguas del denominado “Jaén hábitat 2023”. 
Ahora cuando se anuncia su concesión en vez de explicar sin trampa ni cartón a qué se va a dedicar el dinero, asistimos a un nuevo rifirrafe entre equipo de gobierno y oposición. Será por la proximidad de las elecciones o será porque no hay claridad ni proyecto de ciudad. 
Sería deseable que la gestión de los fondos fuese menos tortuosa que el proceso para lograrlos. 
Lo que si ha evidenciado la concesión de los fondos DUSI es que pese a declaraciones de amistad y fotos conjuntas, el ex alcalde Fernández de Moya y el actual alcalde Márquez son las Cospedal y Soraya jiennensis (con permiso de ‘El Creata’). 
Es significativo que conociésemos la noticia de la llegada de esos fondos el domingo por la tarde y a través de un tuit de Fernández de Moya, anunciando además que el lunes ofrecería en Jaén una rueda de prensa para informar de la buena nueva. Ya ni siquiera se espera a la publicación en el BOE, se tira de Twitter y descubrimos “lo que está pasando en el mundo en este momento”. 
Márquez respondió convocando una rueda de prensa el lunes por la mañana junto a su concejal de Hacienda para informar de una noticia que ya era vieja. Fernández de Moya desde Madrid le había ganado la mano por el pajarito azul. 
Ya saben que en los alcaldes de Jaén es recurrente aludir a la herencia recibida para desviar la atención sobre su gestión de los asuntos de la ciudad. En el caso de Márquez lo cierto es que la herencia son los dos ‘caballos de Troya’ que Fernández de Moya le dejó en su grupo municipal y ni siquiera eso es excusa. Aunque una vez conocido que Márquez se presentará como candidato a la Alcaldía en las próximas elecciones, la duda es si esos dos concejales repetirán en la lista o saldrán del Ayuntamiento. 
De uno de ellos se especula ya con su marcha al Parlamento de Sevilla, donde con tanto “nini” y vividor de la política se sentirá sin duda como pez en el agua. No creo que el actual alcalde le echase de menos y de paso nos serviría para aclarar quién manda en el PP jiennense y lo que es más importante para Jaén, quién gobierna la ciudad. 
No estaría de más saber de entre los íntimos enemigos cuál tiene menos fuerza que la Falange de Cazalilla.

 Mi artículo para SER Jaén, "La Colmena", del 10 de mayo de 2018.