viernes, 29 de diciembre de 2023

Gorriones

 

Contemplo en un mediodía de final de diciembre a unos gorriones mientras beben agua en unos recipientes de plástico colocados por algunos vecinos para que pájaros, ardillas, gatos y el resto de la fauna del lugar puedan saciar su sed. 
Pienso en la paradoja de que la pandemia nos trajera de vuelta, entre otros, a los gorriones. Pienso en estos pajarillos pardos, en apariencia insignificantes, poca cosa, y que, sin embargo, siempre han formado parte de nuestro paisaje vital. 
Y pienso, cómo no, en aquel gorrión al que cantaba Joan Manuel Serrat. Ese mismo Serrat que está cumpliendo 80 años y al que vemos con los ojos de ayer, con la mirada de la mente, lo que nos lleva a un tiempo pretérito y nos hacer verlo como un eterno Peter Pan. Ese Peter Pan en busca de su sombra que se refleja en la pared como aquellas otras sombras chinas de juegos de manos y luz que crean un mundo del que formábamos parte. 
Eso no significa que perdamos de vista la realidad del momento actual y no seamos conscientes de ese paso del tiempo que implica la vida. Tampoco perdemos la consciencia y el contexto de lo que han sido esos 80 años de la vida de Serrat o al menos de una parte importante de esas 8 décadas. Su canto a los poetas, a la vida, a la libertad…, los cimientos de lo que sería la denominada Nova Cançó catalana y su compromiso innegable e innegociable con sus convicciones, incluso en los momentos críticos. 
El Nano, el Noi del Poble Sec, Juanito ha cumplido 80 años. Y nosotros cumplimos años con él. Peinamos canas, recordamos el pasado aquel que algunos se empeñan en que vuelva sin entender que es otro tiempo y otra España y revivimos aquellos momentos vividos con sus canciones como testigos. El tiempo pasa para todos, pero lo importante es haberlo vivido. Hasta volando bajo como un gorrión.

jueves, 14 de diciembre de 2023

Chef Star

Hace unos días nos dejaba Concha Velasco, así que sirva como homenaje el recuerdo de aquel famoso “Mamá, quiero ser artista”. Un deseo adolescente que, entre otros aspectos, se reflejaba en eso de querer ser rock and roll star y ahora acaba en el deseo de ser un chef star. Es decir que, mamá, seguimos queriendo ser artistas, pero de los fogones.
Ya saben que en Jaén han brotado las estrellas en eso de la gastronomía y la Guía Michelin se ha vuelto a acordar de esta provincia tan habitualmente desatendida y de una tacada ha otorgado 3 de sus estrellas a los restaurantes Radis y Malak, de Jaén, y al Vandelvira, de Baeza.
Mucho brillo, aunque conviene no deslumbrarnos, porque esta excelencia culinaria ya existía con o sin premios, pero estas estrellas nos convierten en un reclamo para un determinado turismo que ha de venir a Jaén y ha de hospedarse aquí. Como es sabido en asuntos de comunicaciones y de plazas hosteleras somos deficitarios y las inversiones para carreteras, ferrocarril o incentivos empresariales ni existen ni se esperan.
El sentir general es que para que estas estrellas alumbren otros negocios de restauración que lo hagan en nuestra tierra, pero a nadie escapa que no se es catedrático con veintipocos años y que este galardón comienza a parecerse al Premio Planeta.
Sin duda, hay un importante trabajo y esfuerzo detrás, de los propios cocineros y de instituciones como la Diputación provincial de Jaén. En este sentido, cabe recordar la labor realizada en su día por Manuel Fernández Palomino desde el Área de Promoción y Turismo, que supuso la primera estrella para “Bagá”. Algunos se suben ahora al carro para salir en la foto y sentarse a la mesa ‘por la patilla’, pero poco o nada han aportado.
Por ello, es bueno recordar al propio Pedro Sánchez ‘Pedrito’ o a Marcos Reguera, destacados protagonistas de esa explosión gastronómica jiennense, a los que se sumaron otros como Montserrat de la Torre y Antonio Cristofani y su “Cantina La Estación”, de Úbeda; Juan Pablo Gámez y “Los Sentidos”, de Linares, o Juan Aceituno y su “Dama Juana”, segunda estrella Michelin de Jaén. 
Sin olvidar, entre otros, a pioneros como el “Nelson”, el “Pilar del Arrabalejo”, con los queridos Ana y Pepe Pozo, “Casa Pepe” y el “Támesis”, en Jaén; “La Sarga”, de Cazorla, o “Juanito”, en Baeza. Y a quienes presentan candidaturas futuras como el “Bomborombillos”, de Joaquín Machuca.
Procuremos no cegarnos, las verdaderas estrellas están en el cielo o en el fondo del mar. Las otras son relativas. Y aunque hayamos asistido a una lluvia de ellas en San Ildefonso, no olvidemos que las Perseidas de San Lorenzo son denominadas también ‘lágrimas”. Y Jaén será tierra del ronquido, pero para el llanto le sobran los motivos.
¡Bon apetit! 
 
Mi artículo para SER Úbeda (Multimedia Jiennense), del 14 de diciembre de 2023.