sábado, 31 de octubre de 2009

El síndrome del oso polar

Los artistas son una especie en peligro de extinción. Son como los osos polares, en palabras de Miguel Bosé. Y yo que tengo por un tipo inteligente al hijo del torero y del ángel, al oírle pienso que las cosas deben estar realmente mal. Sobre todo cuando añade la necesidad de recuperar y potenciar la figura del mecenas como garante de la creación artística (en cualquier disciplina) y por tanto, de su supervivencia.
Valiente, claro y oportuno. Bosé habla donde debe hablar y cuando hay que hablar y además lo hace de forma directa y sin ambages. Al oírle no puedo evitar pensar en tantos otros que son o tiene conciencia de ser especies o sujetos en peligro de extinción. Hay sobrepoblación de osos polares. Y por lo que veo, el síndrome se extiende por otros hábitat y entre sus orígenes está como no la maldita crisis. ¿Económica?, por supuesto; pero supongo que también las crisis personales y creativas.
Al día siguiente, descubro que ese gremio tan denostado no se queda sólo en la denuncia, sino que avanza con las palabras al escenario de la reivindicación, dando forma al manifiesto “Otra política y otros valores para salir de la crisis”. Son actores, cantantes, escritores, periodistas… Unos 300 y entre ellos, muchos de aquellos a los que quisieron despreciar llamándoles titiriteros y cómicos, como si hubiese desprecio o menosprecio en la polichinela o en la interpretación.
El peligro de extinción del oso polar es real y aún así, queda margen para estirar las garras y dar un zarpazo que no hace sangre, pero que debería agitar nuestras mentes.
Yo que no llego a oso, pues me quedé en gato, sumo también mis pequeñas garras a ese manifiesto.

martes, 27 de octubre de 2009

¿Para qué?

El sábado fui al cementerio. No es un sitio que me agrade demasiado, pero es cierto que allí se experimenta una sensación de paz, de tranquilidad, de relativo silencio.
No estuve demasiado tiempo. De hecho, permanecí allí apenas unos minutos porque era la hora de cerrar. Fui a llevarle unas flores a mi abuela. El viernes se cumplió un año justo de su ausencia. Fue la última en marcharse de una lista demasiado larga, al menos para mí, y condensada en un corto espacio de tiempo, de junio a octubre, que convirtió 2008 en un periodo de tiempo amargo.
El domingo estuve en el tanatorio. El padre de una amiga había claudicado ante su estado de salud y acudí a acompañarla en tan triste lance. Hacía justo un año que no había pisado aquel lugar; desde que fui a recoger las cenizas de mi abuela.
En poco tiempo había recogido tantas cenizas y había portado tantas urnas, que podía pasar con naturalidad por un empleado de una funeraria; pero no era más que otro damnificado por la pérdida. Consciente de que cada pérdida es como una amputación, y de que cada miembro amputado es irrecuperable.
Dicen que los que se van siguen viviendo en el corazón y en el recuerdo de los que nos quedamos; así que me temo que están condenados a una segunda marcha cuando se produzca la nuestra. Del mismo modo que la afección por la pérdida implica una búsqueda del equilibrio entre el corazón y el cerebro o lo que es lo mismo, nivelar la balanza de los sentimientos y la razón. Una tarea ardua porque el desequilibrio empuja a territorios inexplorados de nuestra propia existencia, a páramos inhóspitos en los que las ausencias traen el frío a los huesos, el paroxismo a los sentimientos y llevan a la razón al borde de la sinrazón.
Y no es fácil mantener la estabilidad cuando se anda sobre el alambre y no se tienen ni las condiciones, ni la capacidad del equilibrista, no ya para hacer piruetas en el aire, sino para caminar. Aunque sea sobre el alambre, y a sabiendas de que da igual caer o llegar al final del camino, porque el resultado es el mismo. Y porque no hay respuesta a la que probablemente sea una de las preguntas más antiguas de la humanidad ¿para qué?

viernes, 23 de octubre de 2009

"Gabo" y los "egos revueltos"

Andaba yo a vueltas con mi cabeza, como tantas otras veces, intentando meterle la pluma o menos prosaicamente, hincarle el diente a un tema. Es la necesidad de ordenar las cosas, de estructurarlas para lograr que tengan sentido. Así que redactaba mentalmente el principio de lo que quería escribir, una y otra vez, sin que acabara de convencerme.
Repetía ese inicio imaginado, asumía a continuación la redacción del cuerpo principal, de lo que esencialmente quería decir, y dejaba en manos de la inspiración el final. Y aún así seguía sin convencerme. Le faltaba algo y no daba con ello. Podría parecer algo normal, falta de recursos lingüísticos, literarios o periodísticos o un mal día, si no fuera porque el asunto en cuestión lleva rodando por mi cabeza unos diez días. Exactamente desde que leí las declaraciones de Juan Manuel de Prada sobre Gabriel García Márquez en la prensa local de Granada. Y diez días sin encontrar en mi baúl las palabras adecuadas para dar suelta a la pluma sólo evidencian impericia; básicamente, porque quería evitar la ofensa o la descalificación basada en mis gustos literarios.
Hasta esta mañana, cuando he cogido El País con ambas manos y con la primera plana frente a mí he podido leer en una ventana de la parte superior: Los 'Egos revueltos' del mundillo literario, bajo la lupa de Juan Cruz (El País, viernes, 23 de octubre de 2009), referido al Premio Comillas recibido por el escritor canario, que, salvo en mi cabeza, nada tiene que ver con las declaraciones de Prada. Estúpido gato, eso era lo que andabas buscando; diez días sin dar pie con bola y Juan Cruz lo ha clavado, porque debe ser eso, una cuestión de ego revuelto.
El escritor y articulista, además de cinéfilo, Juan Manuel de Prada, visitó el pasado 14 de octubre el Centro Cultural Memoria de Andalucía en Granada, para hablar del “Periodismo cultural y literatura”, acompañado de la también escritora Ángela Vallvey. Donde Prada manifestó que “hoy día el periodismo cultural es un lacayo de la cultura de masas. Se editan libros muy interesantes y ningún medio repara en ellos; pero un tipo saca una biografía autorizada de Gabriel García Márquez y se publican páginas y páginas sobre un bodrio, además de que la vida de García Márquez no tiene ningún interés y que como escritor es bastante pelmazo. Da todo igual, lo que importa es que García Márquez es una marca, un referente emblemático de nuestro tiempo, como diría un cursi. Los periódicos como borreguitos le dedican páginas y páginas”. (Ideal, edición digital, 15 de octubre de 2009, http://www.ideal.es/granada/20091015/cultura/periodismo-lacayo-cultura-masas-20091015.html).
Quiso la vida que en esa época me hallase finalizando la lectura de una obra de ese “pelmazo” de García Márquez, “Memoria de mis putas tristes”; que se une a otras obras del mismo “pelmazo” leídas con anterioridad como “Cien años de soledad”, “El coronel no tiene quien le escriba”, “El general en su laberinto”, “Crónica de una muerte anunciada” (tan bodrio que la devoré en una noche hace más de 20 años), “Del amor y otros demonios”, “Doce cuentos peregrinos” y mi preferida, “El amor en los tiempos del cólera” (sin duda, pelma, bodrio y cursi). Qué decir de “Gabo”, este escritor colombiano al que dieron el Nobel en 1982, y al que espiaban los servicios secretos mexicanos por ser amigo de Fidel Castro. Qué puedo decir yo del creador en 1994 de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) e impulsor del Taller de Periodismo Iberoamericano y de la Colección Nuevo Periodismo, dirigida por Tomás Eloy Martínez. El mismo “Gabo” que vivió en la plaza Real del Barcelona, junto a Las Ramblas. Para mí si tiene interés la obra y la vida de Gabriel García Márquez Y a falta de páginas en un periódico para dedicarle, doy por buenas estas letras, ajenas a cualquier ego, en El callejón del gato

lunes, 19 de octubre de 2009

El amigo de Garzón

De Torres, provincia de Jaén. También culé. Y abogado. Amigo del juez desde la infancia; de los de toda la vida. Socialista de carné y por convicción. Adscrito a Izquierda Socialista (IS), la de Gómez Llorente y Pablo Castellano; la de Santesmases y De la Rocha; lo más decente del PSOE junto al absorbido PSP.
Siempre se quejó de que su partido en la ciudad en la que habito nunca contaba con IS, hasta que tras muchos años de olvido fue nombrado candidato a la Alcaldía. Sin primarias. Mal aconsejado por compañeros y adláteres pensó que había ganado sin ni siquiera bajar del autobús, sin poner los pies en el suelo. Y se metamorfoseo en lo que no era. Después vino el estrépito de la caída y con ella, la soledad del fracaso. Pudo ser un magnífico alcalde, pero se quedó en líder de la oposición municipal y de ahí al Consejo Consultivo de Andalucía, en uno de esos viajes políticos que tantas ampollas y suspicacias levantan.
Pero por encima de todo, amigo de sus amigos. Y es la amistad la que le lleva y le ha llevado siempre a defender a Baltasar Garzón. En especial ahora, cuando los de las manos limpias, las mentes sucias y el corazón negro amparados por la justicia apuntan y disparan con la esperanza esta vez sí de cobrar la pieza.
El juez de las luces y las sombras ha osado hacer lo que nunca alguien imagino que se pudiera hacer: no limitarse al huevo de la serpiente, no contentarse con la serpiente, sino alcanzar también el nicho de la serpiente. Pienso que ha renunciado a buscarse entre las estrellas del firmamento para hurgar en la tierra y ofrecer dignidad y justicia a los ausentes, a los habitantes de fosas, pozos y cunetas. Ha decidido no esperar a que sea la Historia quien juzgue y que sean los jueces quienes hagan su trabajo, aunque lo hagan con demasiados años de retraso y ni la propia Historia pueda ya ocultar la ignominia. Y por eso, ha puesto también sobre la mesa algunos nombres y apellidos, entre ellos los del dictador, de los responsables de la represión y de los asesinatos.
Bajar a la feria conlleva esto, encontrarte con la familia y con amigos y conocidos que por la rutina no ves con frecuencia. También supone una confraternización entre periodistas y políticos y demás representantes de los distintos poderes. Nos vemos y nos damos un abrazo, porque Marcos Gutiérrez Melgarejo, además de ser amigo del juez y su permanente defensor, es amigo de la familia. Un amigo muy querido. Intercambiamos cordiales formas de saludos e interés por la familia. Está entusiasmado con su pequeña y única nieta. Y también le pregunto por su amigo. Es viernes y esta mañana han anunciado que la querella sigue adelante. Van a por él, le digo.
Él lo sabe. ¿Son los hijos de los genocidas? Pertenecen a la hornada de los años sesenta. Se les distingue por la toga y porque van “armados” con las leyes, pero aún así no pueden engañar a casi nadie, salvo a aquellos cuyos progenitores y allegados crecieron en el nicho de la serpiente.
No podemos dejarle solo, me dice. El día 9 será investido doctor honoris causa por la Universidad y hay que estar allí. No está solo, le digo y además, él sabe que no está solo. Marcos me mira muy serio y me dice más serio que aún así hay que ir el día 9 a arroparlo, a demostrarle que no está solo. Y lleva razón, no hay lugar ahora para matices o fisuras, hay que estar junto al juez Garzón. Porque entre otras cosas estar el día 9 con Garzón es defender la justicia y la dignidad de los represaliados y de los asesinados y de sus familias.
La feria terminó ayer, pero estas cosas me hacen replantearme si hago bien en bajar, aunque sólo sea un día. Porque encontrarme con Manolo “Picardías” y encontrarme con Marcos Gutiérrez me hace ser consciente de que todavía queda demasiado camino por recorrer.

viernes, 16 de octubre de 2009

Manolo "Picardías"

La ciudad en la que habito está de feria. Yo desde que nacieron los peques tengo la excusa perfecta para no bajar o más bien para bajar y para quedarme poco. El peligro era que el ferial y en particular, las casetas, eran como Las Vegas. Llegado un momento perdías la noción del tiempo y no distinguías la noche del día. Flotabas entre la música y los hielos del whisky, hasta que tenías que volver y ahí la cuesta te devolvía a la realidad.
Hoy he sido literalmente arrastrado por mi santa, con la complicidad de los peques, para bajar a la feria. Puedo decir que he sobrevivido y de paso he cumplido un ritual o algo similar que realizo desde hace muchos y es saludar a Manolo “Picardías”. Siempre lo veo en la feria de octubre. El resto del año lo puedo ver ocasionalmente, pero nunca falta a la cita ferial.
Manolo es comunista. De Torredonjimeno, provincia de Jaén. Tiene 87 años, con todo lo vivido que eso implica. Cada vez entiende menos de la situación política y por supuesto, la de su propio partido. Y qué decir de los sindicatos. Aún así, mantiene intactos la esperanza y el espíritu de lucha.
Hoy me decía que él ya no lo verá. Y yo le contestaba que probablemente yo tampoco, pero que esperaba que mis peques si lo vieran. Y Manolo, cogiéndome cariñosamente del hombro, me aseguraba que yo también lo vería. Así que en un momento de generosidad extrema, puede que exento de lucidez o quizás pelín visionario, le he dicho que todo iba a cambiar, que el sistema no valía, que los partidos políticos no valían y que los sindicatos ni están, ni se les espera. De la banda de Rajoy y Camps no merecía la pena comentar algo, él los ha sufrido durante muchos años en su versión más dura y en carne propia. No es como nosotros, a él no le engañan ni le distraen las gaviotas, él ve con claridad el aguilucho que nunca se fue.
Y todo eso mientras le compraba el décimo de Lotería de Navidad, con un suplemento de 3 euros para la causa. Nunca toca, pero eso da igual, aunque él siempre nos desea de corazón que la suerte nos visite el 22 de diciembre. ¡Ya quisiera el calvo del anuncio!
Se que no anda muy lejano el mes de octubre en que bajaré al ferial y Manolo “Picardías” ya no estará. Le echaré de menos, porque él encarna a muchos de aquellos que desaparecieron, a muchos de los vencidos y por supuesto, a los que sobrevivieron. Él es de los que perdieron una guerra, pero de los que nunca fueron derrotados por la fortaleza de sus convicciones. Así que en cierta medida se puede decir que al final venció. Porque sobrevivió y pudo ver como el dictador moría, aunque fuera en la cama, y con él los cuatro decenios negros.
Manolo sabe que lo que vino después no era lo que ellos esperaban, por eso mantiene intacta la esperanza de que al final retorne aquello por lo que ellos lucharon, aquello que siempre, frente al tirano o en democracia, han defendido. Espero que acierte y además que pueda verlo.

jueves, 15 de octubre de 2009

Felaciones sociales

Andaba yo barruntando que hay quien confunde las relaciones sociales con las felaciones. Una confusión que le impide entender porque algunos solemos prescindir de acudir a ciertos saraos, reuniones o cualquier otro tipo de actos públicos, salvo para ver a los amigos y poco más. Entre otras cosas porque nada buscamos o esperamos, de modo que no tenemos necesidad de bailar el agua o de tragar sables.
Por el contrario hay algunos que no tienen el menor reparo en degustar pirulís de fresa para obtener su ansiada recompensa. El logro apetecido varía, así que hay quien se conforma con ser presidente de comunidad, mientras otros lo hacen por aparecer en los medios de comunicación: de igual manera que hay quien lo hace para conseguir un trabajo o quien aspira más alto y lo hace para ocupar un puesto en una lista electoral o un cargo en un consejo de administración. Se me ocurre que la lista de posibles premios debe ser larga, por lo que también la práctica deber ser más frecuente de lo que algunos llegamos a imaginar.
Llevaba un par de días barruntando sobre el particular, porque mi deambular no es sólo físico, cuando esta mañana he oído la voz de “dios”. Que nadie se lleve a engaños, no es mística, ni una enajenación temporal; es algo más terrenal, bueno quizás celestial, por eso de que las ondas viajan por el aire y mi audición ha sido a través de la radio. Pero eran las palabras de “dios”, aunque pura paradoja quien las pronunciaba sea un pobre diablo. Y como diría Quino por boca de Mafalda, “mirá vos que el mundo es pequeñito”. Ha de ser tal, porque descartada la telepatía entre “dios” y yo, debía ser cosa de la pequeñez del mundo que “dios” anduviera barruntando también sobre felaciones e incluso las recomendara, eso sí con mal estilo y de manera bastante inoportuna.
No me ofende “dios”, pero como dicen allá me da bronca que siempre echen la mierda en la espalda de los mismos. Fue el mejor en la cancha con un balón, al menos de los que yo he visto y siempre con permiso de Don Alfredo. Pero fuera de ella carece de talla; y no me refiero a su corta estatura.
Me alegro por la albiceleste, pero desearía que el hombre de nieve se dedicara a lo suyo y dejara a los demás con lo nuestro y sobre todo se ahorrase determinadas invitaciones. Es evidente que lo suyo no son las relaciones públicas, como es obvio que yo (y espero que los colegas argentinos me secunden) no voy a empezar ahora con las felaciones sociales, pese a que sea el mismo “dios” quien empuje a “que la chupen y la sigan chupando”, previa disculpa a las damas. Che qué boludo, ahora se creyó también un caballero.

martes, 13 de octubre de 2009

Visionarios

El que más y el que menos se ha aventurado a desafiar a las Moiras, y ha exhibido una visión del futuro; aunque ignoro si esa visión tiene su origen en ciertas dotes adivinatorias o son simples manifestaciones del deseo.
El escritor Gore Vidal haciendo alarde de sus dotes adivinatorias o bien exhibiendo un deseo augura el “fin del imperio” en Afganistán, y de paso califica a su país, Estados Unidos, como “una casa de locos que va a acabar con Obama”. Y, simplificando, sitúa las causas del fin en la intelectualidad de Obama y en la corrupción de las personas.
No contaba el escritor con que a los dos días el Comité Nobel Noruego del Parlamento de Noruega (no Suecia) otorgaría el Nobel de la Paz al presidente estadounidense; más por lo que hará que por lo hecho, en un ejercicio de adivinación o de deseo estratosférico.
Cuentan que los emperadores romanos se hacían acompañar de personas que aseguraban ver el futuro en el vuelo o en las vísceras de las aves. Pero no recuerdo que cuenten que alguno de estos adivinos avisara a Julio César de las intenciones de Bruto y los senadores romanos. Como mucho vaticinaban el resultado de una batalla, que en aquella época con el potencial humano y armamentístico romano no supondría siquiera jugársela al 50 por ciento. Y es que los irreductibles galos, con Astérix y Obélix a la cabeza, se limitan a zurrar a las legiones romanas en las páginas del cómic.
Cualquier avezado observador internacional o cualquier analista político se atreverían a predecir sin necesidad de escudriñar a las aves que la decisión del Constitucional italiano de anular la “Ley Alfano”, que permitía la inmunidad del presidente italiano, es el principio del fin de Berlusconi. E incluso podría haber previsto la reacción de il nuovo ducce acusando a jueces, prensa e incluso al jefe del Estado, Giorgio Napolitano, de ser unos “rojos”.
Y sin embargo, tampoco se pude vaticinar que el propio Berlusconi promulgue otra ley de inmunidad para su aprobación e Italia viva su particular Día de la Marmota, para que su presidente gane tiempo y continúe sin pagar su cuenta a la justicia. Eso sí, parece que Fini puede convertirse en el nuevo Bruto.
En España no hace falta bola de cristal, ni lectura de manos o de los posos del té. Aquí, para envidia de los adivinos del Imperio romano, basta con mirar el vuelo de las gaviotas. Y a falta de Bruto, sabemos que contamos con Don Vito Corleone. Aunque puestos a adivinar, me pregunto si alguien es capaz de predecir dónde está el final de la correa.

sábado, 10 de octubre de 2009

Ausencia de si mismo

(A LOS INVISIBLES)

No imagino peor ausencia que la ausencia de uno mismo. No imagino transitar por territorios en los que no me reconozca, en los que no conozca a la gente que me rodea o en los que sea incapaz de identificar esos territorios.
Yo que no concibo las fronteras me pregunto quién delimita con exactitud las líneas de esos territorios de la mente a los que a ninguno se nos niega el paso o la estancia y en los que muchos transitan y otros permanentemente habitan. No hay mapa que conduzca a esos territorios, que marque el camino, pero se me ocurre que el dolor, la frustración, la pérdida, las obsesiones e incluso un mal viento pueden ser buenos guías. Fatales lazarillos.
Hay muchos invisibles en este espacio llamado vida en el que nos movemos. Y en la mayoría de los casos son invisibles porque apenas les miramos, porque con certeza no queremos verlos. Comodidad, tranquilidad, cobardía, miedo…. tenemos infinitas coartadas, tantas como palabras para definirlas; aunque ni siquiera seamos capaces de llamar a los invisibles por su nombre y ni siquiera seamos capaces de justificar con palabras nuestras coartadas.
Dice Leopoldo María Panero que “Nos vuelven locos en la calle y en el manicomio rematan el trabajo”. Hoy, 10 de octubre, es el Día Mundial de la Salud Mental. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) al menos un 10 por ciento de la población mundial padece algún trastorno grave y una cuarta parta ni siquiera está diagnosticada. Sólo nos acordamos de la salud cuando nos visita la enfermedad. Aunque hay enfermedades como ésta que viven dentro de nosotros hasta que un día se manifiestan. No habito el país de la locura, de la demencia, de la esquizofrenia, de la depresión, pero se que no necesito invitación para visitarlo y habitarlo; se que el billete de ida lo expide nuestra propia mente. Y también se que en demasiadas ocasiones no hay billete de vuelta.
La mente es un enigma. Y la locura, un estigma que vuelve invisible al que la padece y causa la ceguera del resto. Aún así siempre hay excepciones, siempre hay quien se rebela contra la falta de luz; abre sus ojos porque también ve con los ojos del corazón y trata de abrir los nuestros. Esas personas, como mi amiga Chabela, son la esperanza de los invisibles para convertirse en visibles. Y puede que sin saberlo también la nuestra, para abandonar la oscuridad y avanzar hacia la luz. Para ver.


He vivido entre los arrabales, pareciendo/ un mono, he vivido en la alcantarilla…/ transportando las heces,/ he vivido dos años en el pueblo de las moscas/ y aprendido a nutrirme de lo que suelto./ Fui una culebra deslizándose/ por la ruina del hombre, gritando/ aforismos en pie sobre los muertos,/ atravesando mares de carne desconocida/ con mis logaritmos./ Y sólo pude pensar que de niño me secuestraron para una alucinante batalla/ y que mis padres me sedujeron para/ ejecutar el sacrilegio, entre ancianos y muertos./ He enseñado a moverse a las larvas/ sobre los cuerpos, y a las mujeres a oír/ cómo cantan los árboles al crepúsculo, y lloran./ Y los hombres manchaban mi cara con cieno, al hablar,/ y decía con los ojos “fuera de la vida”, o bien “no hay nada que pueda/ ser menos todavía que tu alma”, o bien “cómo te llamas”/ y “qué oscuro es tu nombre”./ He vivido los blancos de la vida,/ sus equivocaciones, sus olvidos, su/ torpeza incesante y recuerdo su/ misterio brutal, y el tentáculo/ suyo acariciarme el vientre y las nalgas y los pies/ frenéticos de huida./ He vivido su tentación, y he vivido el pecado/ del que nadie cabe nunca nos absuelva.

“El Loco”. “Last River Together”, Leopoldo María Panero, 1980.

jueves, 8 de octubre de 2009

Los herederos de Lorca

No entiendo a los herederos de Federico García Lorca. Comprendo algunas de sus razones y reconozco la solidez de algunos de sus argumentos, pero se me escapa el cambio de actitud y la falta de claridad en lo fundamental: identificación y ubicación definitiva de los restos.
Los herederos de Lorca han gestionado su legado y han contribuido a la pervivencia del mito en el tiempo, lo que ha supuesto la difusión universal de su obra y la generación de numerosos ingresos directos e indirectos, pero también la filiación del poeta con unos valores específicos.
Desde su asesinato en la noche del 18 de agosto de 1936 (la madrugada del 19 para ser más exactos), numerosos investigadores han tratado de arrojar luz sobre las últimas horas del poeta y sobre dónde descansan sus restos. Uno de estos investigadores es Ian Gibson, a mi juicio el estudioso más exhaustivo sobre Lorca, que defiende la identificación de los restos de la fosa entre Víznar y Alfacar, a unos metros de la Fuente de las Lágrimas, para confirmar que entre ellos están los del poeta.
Los herederos de Lorca subrayan que la obra de Federico es universal, por tanto es de todos, pero que la persona les pertenece a ellos. Discrepo. Podría argumentar que no se puede, ni se debe desligar la persona del artista, pero me parece algo recurrente e innecesario. Si recordaré que las comparaciones son crueles. Salvando las distancias artísticas y creativas entre Federico García Lorca y Víctor Jara, los caprichos del tiempo han querido que la segunda exhumación del cantautor chileno coincida con la localización y apertura de la fosa donde supuestamente descansa el poeta granadino y que dicha segunda exhumación se está haciendo sin solicitar siquiera permiso a la familia; aunque es justo recordar que en la primera no sólo participó la familia, sino que la impulsó consciente de los valores representados por Víctor Jara, algunos de los cuales están también presentes en Lorca.
Al fascismo no sólo le disgustaba la obra poética y sobre todo teatral (en especial La Casa de Bernarda Alba) de Lorca, sino también su ideología republicana y su condición sexual. Es más, pienso que Lorca podría haber salvado su vida por su obra, pero nunca por su filiación política y por su sexualidad. Pesó más lo de “rojo” y “maricón”, que lo de “intelectual”, aunque esto último también ayudara.
Por respeto a Federico García Lorca y a los demás ausentes que habitan en las profundidades de la tierra, en pozos, cunetas y fosas; por respeto a los valores representados por Lorca, la familia debería permitir la identificación de los restos y contribuir así a aclarar la verdad. De seguir en el esperpento, ignoro si la familia de Rafael Rodríguez Rapún continúa con vida y de ser así, sí tendrían derecho a reclamar la identificación del poeta, por ser Rafael su último novio.
El hecho principal, el asesinato de Federico García Lorca y tantos otros, identificados y anónimos, no varía y exige su recuerdo como testigo de la memoria y la condena de los asesinos; pero saber dónde están enterrados los restos del poeta, ya sea en el mismo lugar en el camino entre Víznar y Alfacar donde fue fusilado junto al maestro republicano, Dióscoro Galindo, y a los banderilleros anarquistas, Joaquín Arcollas y Francisco Galadí, o en un lugar elegido por la familia: la Huerta de San Vicente (previo pago de 300.000 pesetas de la época, según el investigador Fernando Guijarro) o el panteón familiar, junto a Laura de los Ríos, en Nerja, acabaría con la especulación y la rumorología, acordes con las dos últimas posibilidades apuntadas y continuadas con otras como la de que los restos del poeta podrían estar en el Valle de los Caídos (según el historiador Miguel Caballero), y serviría para impulsar el desarrollo de la Ley de Memoria Histórica y por tanto, para avanzar en la reparación y en la recuperación de la dignidad y la justicia.
Hasta la fecha, los herederos de Lorca están demostrado una enorme falta de generosidad, a la par que injustificadamente se empecinan en un juego de dudas innecesario, dando pábulo a la mentira cuando son los únicos que conocen la verdad de dónde está enterrado Federico.
Nadie, ni siquiera la Junta de Andalucía, podría negarse a que el parque donde se halla la fosa entre Víznar y Alfacar se convirtiera en la última residencia del poeta.

lunes, 5 de octubre de 2009

Adiós Mercedes Sosa

Mercedes Sosa, Atahualpa Yupanqui, Quilapayún, Chavela Vargas, Jarcha, Lluís Llach, Víctor Jara, Joan Manuel Serrat, Paco Ibáñez, Labordeta y algunos más que seguro olvido. Su música y las letras de sus canciones estuvieron presentes en mi adolescencia. Del mismo modo que lo estuvieron El País, Cambio 16, Interviú y en menor medida Diario 16.
Era una época que hoy sabemos imperfecta, pero que en aquel momento era histórica. El inicio de la democracia, una constitución… el fin de cuatro decenios negros.
Había aires y deseos de libertad. De una libertad necesaria en las cosas cotidianas, en las cosas más insignificantes, que convivía con ese concepto grandilocuente y universal de libertad.
Ahora mirar hacia atrás es juzgar con ventaja, la que da el paso del tiempo, eso que algunos denominan el poso del tiempo, que nos hace mirar con otros ojos y con sentido crítico.
Yo hoy no quiero juzgar aquel tiempo, sólo quiero recordar a esa dama de la canción que ahora nos deja. Quiero trasladarme por un instante al asiento de atrás de aquel R12 blanco y escuchar su voz junto a la de Atahualpa en aquella cinta de cassette, que supongo terminaría engullida por el propio reproductor.
Adiós Mercedes Sosa. Que os vaya bonito.

domingo, 4 de octubre de 2009

Vivir para contarlo


El periodismo está en crisis. No es algo nuevo. Lleva en crisis desde hace demasiado tiempo, sólo que ahora la coincidencia con la crisis económica acrecienta la sensación e incluso la situación.
El periodismo está en crisis. Pero los periodistas no. Al menos, los que quedan al pie del cañón. Los periodistas están con ganas. Vapuleados por los empresarios de los medios de comunicación, vapuleados por los ciudadanos, vapuleados por los políticos y vapuleados por los periodistas, incluso por los periodistas que no lo son.
Y a pesar de eso, los periodistas siguen con ganas de contar las cosas. Porque esa es la cuestión fundamental: alguien tiene que contar lo que pasa. Y para contarlo están los periodistas, una profesión que algunos aún creen un oficio.
“Vivir para contarla”, dice el maestro García Márquez. Que existencia, vivir para contar lo que pasa y llegar a un punto en el que se es incapaz de hacer otra cosa. A pesar de que se de la sensación de que cada vez contamos menos cosas y las contamos peor.
Ayer sábado, 2 de octubre, 300.000 personas, entre ellas muchos periodistas, se manifestaron en Roma, en la plaza del Pueblo (piazza del Popolo), en defensa de la libertad de prensa (libertà di stampa). Con la consciencia o la inconsciencia de que el periodismo es de los pocos contrapoderes al servicio de los ciudadanos para combatir los excesos del poder y de que los periodistas y su ejercicio del periodismo son un instrumento de los ciudadanos para desenmascarar a los responsables de esos excesos.
En España, cuando el trío de las Azores con el convidado de Barroso decidió que en Irak habría una guerra, más del 80 por ciento de los ciudadanos se manifestaron en contra de esa guerra. Nadie recordará a los médicos, abogados, arquitectos, ingenieros, profesores…. manifestarse contra esa guerra. Sólo los actores y los periodistas dijeron NO A LA GUERRA. Esa es la grandeza y la miseria de esta denostada profesión.
Ayer en Roma (que envidia; sana, pero aún así que mala es la envidia) los italianos nos han dado al resto de los europeos una lección de democracia y de defensa de las libertades. ¡Forza Italia!
Foto: Manifestantes en la plaza del Pueblo de Roma, publicada ayer sábado, 2 de octubre, en la edición digital del periódico L'Unita.

sábado, 3 de octubre de 2009

El aguacero

Me gusta la lluvia cuando es eso, agua de lluvia y no un rugido y un golpe de la naturaleza. El jueves por la mañana llovía en Baeza. Salí un momento a la calle y disfruté de esa lluvia, fina, poco densa. Un agua que no molesta, que moja pero no empapa.
He sentido con agrado el agua caer, humedeciéndome el pelo y la cara. Y he recordado ese dicho, también de mi agrado, de calar como la lluvia fina. Gota a gota. Con suavidad. Así se entendieron alguna vez la educación y la enseñanza, como un goteo de conocimientos que casi como la lluvia nos mojaba. Nos calaba sin que nos opusiéramos, sin apenas darnos cuenta.
Hoy, a pesar de que ha salido el sol, en algunos lugares continúa lloviendo. Diría que a mares. Algunos no quieren admitir que están empapados, chorreando, y prefieren disimular y esperar a que escampe. Otros buscan desesperadamente un paraguas, un resquicio donde guarecerse, sin entender que la lluvia continuará cayendo sobre sus cabezas.
En Levante arrecia el temporal, ha llegado hasta la costa y amenaza con inundar ramblas y rúas. Las nubes, con amenaza de agua, han llegado a Cuenca y a Madrid y comienzan a inquietar en Galicia y Andalucía.
Si, hoy luce el sol; pero ni eso debería impedirnos ver el aguacero.

viernes, 2 de octubre de 2009

Mañana, en Italia

Hoy, 2 de octubre, parece un día importante porque en Dinamarca el Comité Olímpico Internacional (COI), una organización que parece poco democrática y con un sistema de elección más que discutible para designar sede olímpica (cabe recordar la elección de Pekín a pesar de la violación de derechos humanos) y donde aparenta pesar más la capacidad de presión que las bondades de un proyecto, decidirá si Madrid alberga en 2016 unos juegos olímpicos. Yo tengo una corazonada, un deseo como madrileño, pero también una esperanza de justicia, y me “río”.
Sin embargo, es más importante para el futuro de España, incluida Madrid, y del resto de Europa lo que hoy está pasando en Irlanda, el nuevo referéndum sobre el Tratado de Lisboa y su resultado.
Y a pesar de ello y consciente de la repercusión y de las consecuencias de ambas citas en una misma fecha, yo hoy miro a Italia, pensando en mañana.
No voy a descubrir ahora a Berlusconi, il nuovo ducce, y tampoco es mi intención perder tiempo hablando de él, sino más bien de lo que provoca. Eso sí, lamento que la Italia de Da Vinci, de Maquiavelo, de Dante, de Petrarca, de Miguel Ángel, de Caravaggio, del “bello” Rafael, de Palladio, de Botticelli, de Brunelleschi, de Virgilio, de Horacio, de mis admirados Leonardo Sciascia y Giuseppe Tomasi di Lampedusa, de Alessandro Manzoni, de Leopardi, de Umberto Eco, de Camilleri, de Fo, de Moravia, de Antonio Gramsci, de Norberto Bobbio, de Fellini, de Rossellini, de Antonioni, de Visconti, de Ettore Scola, de Vittorio de Sica, de Anna Magnani, de Sofía Loren, de Marcello Mastroianni, de Verdi, de Puccini, de Rossini, de Antonio Di Pietro, de Giovanni Falcone…y del gabacho Garibaldi, de tantos otros, esté en manos de este tipo.
Mañana en Italia, lo nunca visto en un Estado de la Europa democrática, manifestación de la prensa, espero que no sólo de la prensa, para defender la libertad de expresión y la libertad de prensa. Contra el tirano y sus modos de gobierno. Contra la caricatura a la que un “bufón delirante” (en palabras de Camilleri) somete a un país que un día fue cuna de la civilización. Sólo se me ocurre gritar desde aquí ¡Forza Italia!
Dice el perseguido y amenazado escritor italiano Roberto Saviano, en su artículo “Por la libertad de prensa en Italia” (El País, viernes 2 de octubre de 2009; edición impresa, y en http://www.elpais.com/articulo/opinion/libertad/prensa/Italia/elpepiopi/20091002elpepiopi_14/Tes, edición digital), que su país “se está volviendo malvado” y que “Se equivoca quien os pida cambiar de ideas. Se trata de cambiar de actitud respecto a los métodos de quien os representa”. Frase sin duda de universal recomendación y cuyo contenido es de aconsejable y necesaria aplicación en España.
Y finalizo, también con las palabras de Saviano, “Para que en cualquier país democrático no vuelva a suceder que expresarse sobre lo que ocurre pueda significar tener que pagar con el alma, con el cuerpo con la sangre. Ésa es la libertad de prensa”.
Mañana, desde el Sur, desde la ciudad que habito, yo estaré en Italia.