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domingo, 30 de agosto de 2020

Este país

Me gusta este país en el que habito. Pero no sé en qué lo estamos convirtiendo. Detecto un desmesurado interés en la obstinación y en culpar al otro de esa obstinación. Observo a demasiadas personas empecinadas en trazar una línea y en situar a las personas a uno u otro lado de esa línea, rememorando aquello de estás conmigo o contra mí. 
Advierto una pasmosa facilidad para denigrar al otro, para denostar conocimiento y formación y para convertir en experto a cualquiera que se haya situado a mi lado de la línea, sin importar su ignorancia sobre la materia. De igual modo que contemplo a personas doctas poniendo su sabiduría al servicio de unos u otros, cegadas por la ideología y optando por la imposición frente a la moderación; convertidos de repente en poseedores de una verdad que entienden absoluta e irrevocable y que por tanto les lleva a la negación de otras personas doctas que sostienen la teoría contraria. 
Y todo vale. La agitación. La desmesura. La propagación de bulos, medias verdades y fantásticas teorías sin fundamento a las que se adscribirán sin rubor y naturalmente desde el desconocimiento más profundo y burdo aquellos que están en mi lado de la línea. 
Y te dirán que son las dos Españas. Que es esa España que testimoniara Goya en “La riña” o “Duelo a garrotazos”, una de sus pinturas negras que retrata una España negra. Y habrá quien solo vea un garrote en las manos de uno de los contendientes. Y siempre será el otro. Aunque jaleará y gritará para que sea golpeado sin piedad. El enemigo. El adversario. Nunca admitirá que es un juego de espejos y ambos son el mismo, da igual el lado, porque ambos son la persona y el reflejo. 
Y sin embargo, hay otra España sosegada. Esa que se halla en medio del duelo a garrotazos, que mira incrédula a uno y otro lado y que no entiende de líneas trazadas para dividir. Esa que algunos denominan equidistante, porque no toma partido entre lo malo y lo peor, porque aboga por la razón frente a la ausencia de ella, porque entiende que para navegar es imprescindible mantener el rumbo y para ello siempre será mejor guiarse por la estrella Polar que por el canto de las sirenas. 
Es cierto que protagonistas como algunos políticos, periodistas… no ayudan a evitar esa división y que además participan de la agitación y la desmesura, pero no podemos responsabilizarlos solo a ellos. Sería muy fácil desenmascararlos y dejarlos con sus vergüenzas al aire, algo para lo que de hecho no necesitan a terceros; bastaría con borrar la línea divisoria y tender puentes, maximizar lo que nos une y minimizar lo que nos distancia. Y no me refiero, obviamente, a los símbolos de los que unos se adueñan como si fueran un coto privado, a la expedición de cédulas de pureza sangre a disposición del mejor postor y demás zarandajas. Hablo de construir, de convivir, de dejar aflorar lo humano y desterrar a la bestia, de hacer desaparecer todo aquello o casi todo que hoy te hace desear marcharte de este país, aunque te guste.

martes, 25 de abril de 2017

El brillo de abril

En el mes de abril siempre brillan los recuerdos. Aunque ese brillo sea desigual, y en lo personal siempre sea un mes de sombra alargada, lo cierto es que prefiero quedarme con ese brillo, con esos colores que pintan aún hoy la esperanza y con aquella hermosa canción convertida en símbolo. 
Abril florece siempre en algunos corazones y en la memoria de estos dos territorios unidos por agua y tierra, por ríos y caminos, por la Historia y por historias de desconocidos protagonistas que tendieron y tienden hilos entre ambos países. 
En España y Portugal siempre sale el sol en abril. Y una melodía invade el aire para teñirlo de nostalgia, pero también para no dar tregua al olvido. 
A años vista y por aquello del poso del tiempo se contempla el relato con ese trazo de melancolía que desdibuja las percepciones y siembra la duda sobre si lo acontecido es pérdida o ganancia, victoria o derrota. 
Ahora que se acuñan nuevos términos como posverdad, una forma de reescribir el relato de los hechos desde la tergiversación, sería fácil tratar de borrar lo acontecido, de negar la realidad y emborronar la belleza que pervive en ese brillo anual del mes de abril. 
La historia la escriben los vencedores. Eso dicen. ¿Pero quiénes? ¿Los que vencieron antes o los que vencieron después? ¿Los que creyeron vencer y el tiempo los tornó en vencidos? 
Ni los años ni las lenguas de serpiente podrán marchitar la belleza de aquel mes de abril del 74; trocar el clavel por el cardo. Seguirá siendo la revolución más hermosa. 
Y entre lo bello y las oportunidades perdidas se forja ese otro relato de no darse por vencido, ese boceto de futuro que en cualquier instante puede convertirse en presente, ese islote donde la derrota no enarbola bandera, el territorio donde siempre es abril, aquel en el que brillan los recuerdos frente al olvido, donde se siembra la memoria, donde el viento porta melodía y letras, donde florecen los claveles para silenciar los fusiles. 


miércoles, 24 de septiembre de 2014

El obsceno desnudo del poder

Las muertes de un banquero y del dueño de unos grandes almacenes han mostrado el desnudo del poder. Un desnudo exhibido con obscenidad y sin tapujos. Dejando claro quien pertenece al distinguido círculo; las familias donde no hay lugar para advenedizos, salvo que sean de utilidad, es decir, de usar y tirar.
La misma obscenidad que testimonia que la justicia y las reglas de juego no son iguales para todos los ciudadanos, que el dinero compra voluntades y la publicidad, el silencio de los medios de comunicación. O lo que es lo mismo, que pleitesía y silencio contribuyen al impulso de los prohombres.
El poder como casta. La casta del poder. Casta, como duele en la España actual la acepción. Quizás la principal aportación, inconmensurable, de ese nuevo Iglesias, tan lejano y distinto a aquel otro Pablo Iglesias de Casa Labra: la recuperación del lenguaje, el uso de las palabras con contenido, distantes de esos manuales de los políticos al uso, llenos de frases vacías, de argumentos insostenibles, donde las mentiras se visten de promesas cuyo valor siempre tiende a la baja y que retratan a los voceadores de turno.
Tiempos de superávit de ecos y déficit de opiniones. En los que hayan hueco hipocresía y silencio como trampolines de supervivencia, para que ese poder, momentáneamente desnudo, mueva los hilos desde torres de marfil.
La casta es hoy el adversario, el estamento a derrocar. Y ante los amagos de cortar los hilos de las marionetas o las manos que los manipulan a su antojo, ante los primeros movimiento sísmicos que hacen cimbrear las torres de marfil, ya hay quien busca certificados de buen ciudadano y quien aspira a llevar en el pecho la escarapela de los nuevos jacobinos.  
La esperanza se viste de ilusión. Y en ese intervalo de ingenua desnudez es el poder el que se cubre con los ropajes; disfrazando la obscenidad, pero sin lograr ya disimularla.

sábado, 23 de noviembre de 2013

Heladuras del corazón

Impertérrito Don Antonio. No necesita que nadie le cuente de heladuras del corazón. Tampoco que le hablen de un país que se desangra sin necesidad de rozarse con las cuchillas dispuestas para que se corten otros, soñadores de un mañana inexistente.
Del ni conmigo ni sin mí volvemos al conmigo o contra mí. Aquella bandera que por un momento era de todos se convierte de nuevo en el viejo trapo desempolvado del que algunos se apropian para darle el uso que critican en otros, exhibidores también de sus viejos trapos.
Desterrada la empatía, se hipoteca el presente y se niega el futuro. No ha de extrañar que algunos se obstinen en mirar al pasado y que otros sucumban ante la reescritura de la historia. Y muchos menos que se aviven los anhelos de dibujar las líneas que alejan y borrar las miradas que precedían al entendimiento.
A fin de cuentas la mirada hacia atrás no es más que la pauta que establece el retroceso de los pasos, para desandar el camino y lo que es peor, para cometer los mismos o parecidos errores.
En contra se vivía mejor. El credo es sinónimo de convicción. Y la resta se impone a la suma. Dividir no implica vencer, pero siempre será una garantía para no avanzar.
Para qué romper corazones, si se obtiene mayor rédito atentando contra la razón. Trazando la raya en el suelo para señalar al adversario y manoseando hasta la obscenidad el lenguaje para disfrazar las miserias propias y ensalzar las ajenas. Piruetas para volver la vida del revés, lo negro en blanco y lo blanco en negro.
Las dos Españas Don Antonio, para el españolito de a pie. Hielo y desesperanza en el corazón.
 
Imagen: Escultura de Antonio Machado, ubicada en la calle San Pablo de Baeza (Jaén).

 

sábado, 13 de octubre de 2012

Viaje a la nada

Una vez escribí desde la tierra que habito un artículo sobre el País Vasco y un ignorante con mando en plaza me conminó ante mi sorpresa a situar a Euskadi “muy al norte” de Andalucía, cuando para mí “muy al norte” se hallaba Escandinavia.
Hoy en uno de esos guiños que guarda la vida escucho que otro con mando en plaza afirma en ese mismo País Vasco que “fuera de España y Europa se está en ninguna parte y condenados a la nada”.
Cuestión de perspectiva, dirán; o de geografía. Pero contemplo el globo terráqueo y veo que frente a esa hipotética nada, Europa (qué decir de España) abarca una pequeña superficie en lo territorial y que disminuye aún más si ampliamos esa mirada a su peso político en el actual concierto mundial; donde parte de esa nada la ocupan los Estados Unidos de América y los denominados países emergentes (BRICS), Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
Y lógico, apuntarán también, que quien nos conduce a ninguna parte, más allá de territorios del pasado doméstico, carezca de la capacidad de mirar por encima de la tapia del patio de su casa y reduzca el universo a lo conocido y por tanto, piense que fuera de él habita la nada.  
El problema es que la ignorancia no es cosa del que la padece, porque se busca hacer copartícipe de la misma al mayor número posible de personas; si fuera posible a la sociedad en su conjunto. Así que no se dejen engañar y sobre todo eviten el contagio, porque fuera de España y Europa hay algo más que mar y tierra y se está y se es. Cosa muy distinta es que eso guste o tenga que gustar.
En resumen, que lo malo no es que un ignorante se niegue a viajar a ninguna parte, lo preocupante es su insistencia en que le acompañemos. ¿Será para escapar de la nada?.

domingo, 20 de mayo de 2012

Los artificios del poder

El poder utiliza de forma recurrente artificios con los que busca el mismo logro del calamar con su tinta, la ocultación, o en su defecto, desviar la atención hacia hechos favorables a sus intereses. El poder político, representado en el gobierno de la nación, no es como poder ajeno al uso de estos artificios; de ahí que no sea una excepción el recurso de ondear la enseña nacional e incluso envolverse en ella, para dirigir la atención del supuesto pueblo soberano hacia aspectos que puedan concitar el respaldo, hasta el visceral e irracional, de una mayoría ciudadana y que reporte al gobierno de turno el apoyo popular y a la vez, le sirva para enmascarar sus incapacidades y miserias como gobernante.
A lo largo de la historia, numerosos países y gobiernos son ejemplos de ese desvío de la mirada hacia el exterior, un enemigo que exige la unión y la respuesta ciudadana como si se tratara de un único individuo; un enemigo que en el supuesto de no existir se crea con los recursos propios o con la inestimable colaboración de terceros, empresas o países con intereses en el propio país o en esa área geográfica.
Argentina ocupa un lugar de privilegio en esta lista por méritos, más bien deméritos, propios. Durante la dictadura, con el general Leopoldo Galtieri al frente de la Junta Militar, no tuvo reparos en “inventarse” la Guerra de las Malvinas en 1982 y señalar como enemigo externo a Gran Bretaña, tratando de ocultar la mala situación económica del país y minimizar el rechazo social a esa Junta Militar y al modelo gubernamental. Y 30 años más tarde, un régimen populista oligárquico camuflado en un sistema democrático y que ha acuñado su propia denominación kirchnerismo, intenta de nuevo utilizar las Malvinas y crear un enfrentamiento artificial con Gran Bretaña para involucrar a países vecinos y ¡sorpresa! retirar el foco de la economía del país.
Ni siquiera el fracaso en la intentona, por lo burdo de la maniobra, varía la intención de activar esos recurrentes artificios del poder y agitar la bandera y clamar patria. Simplemente se modifica el enemigo externo y el objeto de la enemistad, el lugar de las Malvinas lo ocupa la empresa YPF-Repsol y el de Gran Bretaña, la madre patria España. El resultado es conocido, nacionalización de YPF, grandiosa puesta en escena en la Cámara argentina y euforia ciudadana; una cortina de humo tras la que esconder los datos de la maltrecha economía nacional.
El antagonista, el origen y responsable del mal, el enemigo, tampoco desaprovecha la oportunidad y no renuncia a su vez a activar artificios similares para obtener la misma respuesta entre sus ciudadanos y tapar también sus vergüenzas u obtener ventajas. En el caso británico, por ejemplo, el triunfo en la contienda en 1982 permitió a Margaret Thatcher, pese a su política de hostigamiento a trabajadores y sindicatos, revalidar con holgura su mayoría en el Parlamento inglés. Y en 2012 le ha dado un balón de oxígeno a David Cameron para mostrar al mundo la firmeza del gobierno británico y dejar a un lado su aislamiento en la Unión Europea y los efectos de la crisis económica en el Reino Unido.
En el caso español, también en 2012, la respuesta ha sido el mimetismo de los usos argentinos y el gobierno de Rajoy no ha dudado en agitar la bandera, señalar al “agresor” y extender una enorme mancha de tinta, acogiéndose a la discutible españolidad de la compañía Repsol (42 por ciento del capital, propiedad de fondos de inversión internacionales, y un 9’5 por ciento, de la mexicana Pemex) y a la defensa de los intereses españoles ¡de una empresa multinacional privada! en el exterior. Cuando la realidad es que la algarabía originada por el artificio argentino se ha utilizado para desviar la atención sobre las andanzas y desventuras de la Casa Real y su entorno (por orden cronológico: imputación del marido de la infanta Cristina, Iñaki Urdangarín, accidente del hijo de la infanta Elena con una escopeta de caza y rotura de cadera del rey Juan Carlos durante una cacería de elefantes en Botsuana), los recortes aprobados por el gobierno del PP y su falta de credibilidad en los foros económicos mundiales. Lo sorprendente de la maniobra española es que ha conseguido envolver en la tinta de calamar al propio presidente de Gobierno, otorgándole la condición de desaparecido.

martes, 5 de abril de 2011

La jaula islandesa

Islandia colapsó los medios de comunicación no ha mucho porque un volcán entró en erupción y esparció sus cenizas por el espacio aéreo europeo, creando un inesperado caos en el cielo.
Con anterioridad tuvo cierto protagonismo informativo, nada igualable a esas cenizas volcánicas, por contar con un gobierno formado sólo por mujeres. Pero hoy, este pequeño país sufre un apagón informativo, interrumpido apenas por fogonazos alojados en alguna página web y por alguna que otra aparición bien disimulada en las páginas de algún diario.
Islandia, donde las noches son más largas que los días y sin embargo nos muestra una lucidez envidiable, ha señalado a sus banqueros como inequívocos responsables de la crisis económica actual y les impide abandonar su país hasta que no paguen la cuenta de los desperfectos ocasionados.
Mientras en España, la izquierda se desangra ante las negativas expectativas electorales; aplaudiendo o criticando el anuncio de su actual presidente de no presentarse a la segunda reelección, debatiendo sobre la idoneidad de los posibles sucesores y alimentando torpemente la hoguera donde inmolar las presidencias de comunidades autónomas y las alcaldías de numerosos pueblos y ciudades.
Si los medios de comunicación erraron el debate sobre su futuro al centrarse en los soportes y despreciar los contenidos; la izquierda española no le va a la zaga y opta por discutir los nombres y apellidos, incluso el género, de quién ha de ser el nuevo number one, olvidándose de las ideas; de proyectos y propuestas que devuelvan el entusiasmo a sus decepcionados votantes.
Es difícil imaginar que en este país el poder político pida responsabilidades al poder económico. Más bien ocurre lo contrario y es más frecuente ver a banqueros como Botín “asesorando” a los sucesivos presidentes sobre qué deben hacer.
Del mismo modo que es difícil imaginar un cambio del sistema mundial, porque a pesar del estruendo originado por la crisis y de la propia crisis, sólo los más atrevidos hablan de un cambio, basado en las anteriores grandes depresiones económicas, cuando en realidad lo que predicen es un desplazamiento de los núcleos de poder, de América a Asia, de Estados Unidos a China.
Poco o nada se espera ya de la vieja Europa. Preocupada en ser la suma de países, en lugar de ser una unidad. Y aún así, el logro de esta utopía moderna en Islandia, que paguen la crisis los que la originaron y no sus principales damnificados, se silencia. Por miedo al contagio.
Que el pensamiento fluya más allá de las fronteras provoca más terror en los gobernantes y los aspirantes a gobernar que el desplome de los mercados. Piensen por un momento en un político español de izquierdas postulándose como sustituto del actual presidente y anunciando que pasará la factura de la crisis para su cobro al citado Emilio Botín, a Francisco González, Isidro Fainé, Braulio Medel o a políticos metidos a banqueros como Rodrigo Rato. Y que de no pagar, España, igual que Islandia, sería una hermosa jaula.

lunes, 15 de febrero de 2010

La arruga era bella

Hubo un tiempo no muy lejano en que la arruga no sólo era bella; sino también una de las señas de identidad de esa España moderna que estaba por hacer. Aquellos tiempos nos dejaron dos Adolfos con desigual suerte y prestigio, uno, Suárez, y el otro, Domínguez. Este último fue junto a otros muchos como Ceesepe, Barceló, Mariscal, Ouka Lele o Almodóvar la cara y el espíritu del paso de una España en blanco y negro a color.
Domínguez creció con ese país del futuro convertido en presente. Traspasó fronteras con su moda, conoció la zozobra empresarial por disputas familiares e incluso cotizó en bolsa. Permaneció fiel a la belleza de la arruga, nos trajo más color y nos convenció de que en lo textil otros materiales eran posibles. También nos mostró el camino de la poesía y la meditación.
Luego, no se bien en que momento, abandonamos el color para pintar una España gris. En ella descubrimos que la cartera puede ocupar sin rubor el lugar del corazón. Comprendemos que los 80 quedan más atrás de lo que pensábamos y deseábamos y que aquel tipo de aspecto frágil y aniñado ya no cree en Peter Pan.
El viento y el aroma del cambio quedan arrumbados en la memoria para dejar paso a las necesidades del mercado. La arruga ya no es bella. Su propio creador sorprende reclamando un planchado de despido libre.
Y este gato, consumidor reincidente de sus colecciones, entra en el vestidor y mira las perchas pensando en por qué renunciamos a la ética por la estética. Con lo bien que convivía el lino con la decencia.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Un español sin ganas

Si hoy escribiera lo que siento ante tanta inmundicia me llamarían antipatriota. Y serían aquellos que ni me conocen, ni entienden que a mí las patrias me vienen grandes o pequeñas.
No soy de patrias, salvo de aquellas guardadas en el corazón. Ilimitadas, intangibles, idealizadas, incluso imaginarias, que unen y no separan.
No creo en aquellos que se llaman a sí mismos patriotas, que componen la pose con la mano sobre el pecho y con la mirada perdida en una enseña y trazan líneas divisorias invisibles que sólo ellos ven.
Y en ese descreimiento recuerdo al amigo que tras escucharme pedirle con chanza que trabaje para levantar el país, siempre me contesta que lo levanten quienes lo han hundido. Los que llenan la boca de patria y promesas.
Soy un hombre sin patria. Heredero racional y voluntario de los expulsados de su tierra, de aquellos hombres y mujeres libres condenados a vagar por reivindicar un sueño.
Me siento hoy un “español sin ganas” en una “España obscena y deprimente”, como escribiera Cernuda. Evoco a Gelman, “Cuando el dolor se parece a un país, se parece a mi país” y me pregunto como Neruda, ¿Qué será de mi pobre patria oscura?

viernes, 29 de enero de 2010

La Guardia Mora


Leo con cierta perplejidad que el ministro de Asuntos Exteriores de Marruecos, Taib Fasi Fihri, pide a España una reparación por los daños sufridos para los soldados marroquíes que participaron en la Guerra Civil Española (Público, Viernes, 29 de Enero de 2010).
Una tropa que Marruecos calcula entre 100.000 y 130.000 soldados y España, en 80.000; de los que 2.000 aún viven en el Norte de Marruecos y en el Sahara Occidental.
Mi perplejidad no es por la petición marroquí, se debe al hecho de saber que el Estado español paga una pensión a la Guardia Mora. No es xenofobia, tan de moda por estos lares en los últimos tiempos, y ya imagino que son derechos adquiridos por los servicios prestados al dictador. Y eso es lo que me deja perplejo, porque uno de los símbolos de la barbarie del golpe de Estado del 18 de julio de 1936 es esa Guardia Mora.
He leído e incluso oído en persona alguna narración del respeto a los derechos humanos y la exquisitez con que se comportaban estos bárbaros, auténtica guardia de corps del dictador, cuando entraban en los pueblos de España. Arrasando, robando, asesinando y violando sin que tan uno solo de ellos, que yo sepa, haya respondido por sus saqueos y sus crímenes.
Por tanto, no espero que Marruecos, país de conducta modélica en eso del respeto a los derechos humanos, tenga una mínima intención de que esa “reparación” sea real y se haga justicia con esos soldados. Porque supongo que entre esos 2.000 que aún viven quedará alguno de esos “valientes” que dejaron huella en nuestro país. Tampoco espero que el gobierno español, los precedentes le retratan, vaya a reclamar al amigo alauita la entrega de algunos de esos “héroes” para hacer justicia. Pero sí deseo que Garzón y los jueces como él, alguna Asociación de la Memoria Histórica o los familiares de las numerosas víctimas de la Guardia Mora sean capaces de abrir las causas que procedan para que “se haga justicia a estos combatientes” (en palabras del propio ministro marroquí, aunque con otra intención).
Entre las imágenes guardadas en mi memoria desde mi niñez no falta esa Guardia Mora, vestida de gala y escoltando el Mercedes en el que se desplazaba el dictador por las calles de Madrid. Ella y el No-do son símbolos imborrables de aquel periodo negro de España.
Foto: La Guardia Mora en Madrid, en 1940. Tomada del blog http://eltiempoentrecosturas.blogspot.com/

viernes, 18 de diciembre de 2009

Muerte o gloria

Mediodía. Llueve. En el coche suena “Death or Glory” de los Clash. Y eso me hace pensar en Aminatu Haidar. Ha salvado la vida y ha perdido una causa. Bienvenida sea esa vida. No hay gloria en la muerte. En muerte alguna, incluso en la que nos parece heroica.
Continúa lloviendo. El coche que llevo delante va a menos velocidad de la que yo deseo; y la línea continua amarilla me impide adelantar. No me queda más remedio que recibir el agua de la lluvia y la que va echándome ese coche rojo. Deshago los kilómetros recorridos a primera hora de la mañana. Continuo oyendo “London Calling” de The Clash; ya no suena “Death or Glory”. Pero no puedo dejar de dar vueltas a lo mismo.
Algunos, incluidos los saharauis, ven un triunfo en el regreso de Aminatu Haidar, cuando, a mi juicio, sólo hay gloria en que viva. Marruecos ha permitido el regreso de la activista saharaui a cambio de que Naciones Unidas y España le firmen un cheque en blanco para que siga violando los derechos humanos en el Sahara Occidental. No creo que lo necesitara, pero la ONU y nuestro gobierno le han dado el carnet de matón para que imponga su ley en los territorios ocupados del Sahara. Moratinos lo niega, pero la política exterior española ya no es creíble. Carece de fiabilidad. Más si se trata de Marruecos, porque son demasiados esperpentos por parte de los gobiernos españoles: Perejil, Aminatu Haidar… Y porque España es incapaz de resolver bilateralmente sus problemas con el vecino del Sur y queda en evidencia por la gestión del presidente francés y la intervención de la Administración Obama en la resolución de la situación de Haidar. El multilateralismo no es más que la demostración de la incapacidad de dos para entenderse.
El sistema político feudal alauita se ha salido de nuevo con la suya, no sólo en su territorio, sino también en el exterior. Primero, a través de presiones internacionales y con amenazas veladas sobre una hipotética permisividad para facilitar la inmigración ilegal y el trafico de drogas hacia Europa; segundo, agitando su papel de contención del radicalismo islámico en el Magreb, y tercero, logrando que el Parlamento Europeo ni siquiera debatiera una resolución sobre la situación generada por la expulsión de Haidar.
La lluvia sigue cayendo sobre el cristal y observar los limpiaparabrisas desplazando las gotas de esa lluvia me hace pensar en lo efímero. Pienso en la fugacidad, en la propia y en la de Aminatu Haidar y por extensión, en la del pueblo saharaui. 32 días de huelga de hambre, un seguimiento diario de los medios de comunicación y la obligación para Marruecos y los países con intereses en la zona de hablar del Sahara Occidental. Me temo que no hay más, salvo la ilusión y la esperanza de los saharauis.
Yo llego a mi destino, a pesar de la lluvia. Aminatu Haidar lo hace en pocas horas. Llega a El Aaiun, donde le espera otro tipo de lluvia, la del afecto, la alegría y el cariño de su pueblo, y la de los policías marroquíes de paisano en las calles, como símbolo del triunfo del monarca alauita y como aviso de quien impone la ley.
No hay gloria para el pueblo saharaui; sólo muerte, la que le administra Marruecos con la complicidad por omisión de Estados Unidos, Francia y España. Los intereses de estado pesan más que los de las personas, aunque a fin de cuentas sean éstas las que en teoría constituyen los estados.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Los derechos de Haidar


Mujer y saharaui son hoy en España y desgraciadamente desde hace unos días los rasgos de la violencia. La violencia que ejercen los gobiernos de España y Marruecos sobre un pueblo, en el pasado y en el presente, que una mujer, Aminatu Haidar, simboliza hoy en el aeropuerto de Lanzarote.
La violencia contra una mujer no sólo es física, también se puede agredir con la expulsión de la tierra sobre la que pisa tu pueblo, con la oferta de un pasaporte a cambio de aceptar una nacionalidad, la marroquí, que representa la negación de tu pueblo y de tu tierra y como no, con el caramelo de un estatuto de refugiado que lleva implícito el reconocimiento de súbdito alauita.
Extranjeros en su tierra y refugiados en Tinduf (Argelia), esa es la doble condición del pueblo saharaui en tierra propia o extraña. Es evidente que el Sahara no es Israel y que el pueblo saharaui es uno de los olvidados de las grandes potencias mundiales y sólo habita en el corazón de su gente y en la de algunos occidentales, entre ellos españoles de víscera generosa y otros, con mala conciencia. El caso es que son los únicos que mantienen las manos tendidas hacia el pueblo saharaui, dan aliento a sus reivindicaciones y actúan como altavoces de esta causa internacional que el sátrapa alauita quiere reducir a un asunto doméstico.
Hoy, 25 de noviembre, Día contra la Violencia de Género, se cumplen 10 días de la huelga de hambre iniciada por Aminatu Haidar en el aeropuerto de Lanzarote en protesta por su deportación y en defensa de su tierra y de su pueblo. Esta mujer lucha con lo único que le han dejado, su vida; magullada y exenta de libertad aún guarda arrestos para hacer llegar su voz a Occidente. Mientras, sus agresores no han sido detenidos, ni por supuesto interrogados o torturados, no han sido llevados ante juez alguno y tampoco llevarán pulseras con gps para localizarlos, ni deberán guardar una distancia de seguridad con su agredida. No han sido identificados, pero eso era innecesario porque todos conocemos sus nombres y su filiación. Incluido el de la joven ministra que hoy se desgañitaba en el hemiciclo del Congreso de los Diputados y que llenaba su boca de derechos y defensa de las mujeres, a todas luces excluyentes.

Foto: Diario El País, 19/11/2009.

martes, 13 de octubre de 2009

Visionarios

El que más y el que menos se ha aventurado a desafiar a las Moiras, y ha exhibido una visión del futuro; aunque ignoro si esa visión tiene su origen en ciertas dotes adivinatorias o son simples manifestaciones del deseo.
El escritor Gore Vidal haciendo alarde de sus dotes adivinatorias o bien exhibiendo un deseo augura el “fin del imperio” en Afganistán, y de paso califica a su país, Estados Unidos, como “una casa de locos que va a acabar con Obama”. Y, simplificando, sitúa las causas del fin en la intelectualidad de Obama y en la corrupción de las personas.
No contaba el escritor con que a los dos días el Comité Nobel Noruego del Parlamento de Noruega (no Suecia) otorgaría el Nobel de la Paz al presidente estadounidense; más por lo que hará que por lo hecho, en un ejercicio de adivinación o de deseo estratosférico.
Cuentan que los emperadores romanos se hacían acompañar de personas que aseguraban ver el futuro en el vuelo o en las vísceras de las aves. Pero no recuerdo que cuenten que alguno de estos adivinos avisara a Julio César de las intenciones de Bruto y los senadores romanos. Como mucho vaticinaban el resultado de una batalla, que en aquella época con el potencial humano y armamentístico romano no supondría siquiera jugársela al 50 por ciento. Y es que los irreductibles galos, con Astérix y Obélix a la cabeza, se limitan a zurrar a las legiones romanas en las páginas del cómic.
Cualquier avezado observador internacional o cualquier analista político se atreverían a predecir sin necesidad de escudriñar a las aves que la decisión del Constitucional italiano de anular la “Ley Alfano”, que permitía la inmunidad del presidente italiano, es el principio del fin de Berlusconi. E incluso podría haber previsto la reacción de il nuovo ducce acusando a jueces, prensa e incluso al jefe del Estado, Giorgio Napolitano, de ser unos “rojos”.
Y sin embargo, tampoco se pude vaticinar que el propio Berlusconi promulgue otra ley de inmunidad para su aprobación e Italia viva su particular Día de la Marmota, para que su presidente gane tiempo y continúe sin pagar su cuenta a la justicia. Eso sí, parece que Fini puede convertirse en el nuevo Bruto.
En España no hace falta bola de cristal, ni lectura de manos o de los posos del té. Aquí, para envidia de los adivinos del Imperio romano, basta con mirar el vuelo de las gaviotas. Y a falta de Bruto, sabemos que contamos con Don Vito Corleone. Aunque puestos a adivinar, me pregunto si alguien es capaz de predecir dónde está el final de la correa.

viernes, 18 de septiembre de 2009

A saco

Las relaciones entre prensa y poder siempre se han caracterizado por la dificultad de las mismas, por el intento del poder de someter a la prensa y por el esfuerzo de ésta para no ser sometida; algo que no siempre logra, voluntaria o involuntariamente.
Sí, es cierto que hay prensa sumisa, tanto medios de comunicación como periodistas. Del mismo modo que con frecuencia, demasiada frecuencia, se olvida el papel y la relevancia de la prensa en la sociedad moderna.
Por ello y otras cuestiones en la mente de todos no debería extrañarnos el comportamiento de algunos presidentes de gobiernos democráticos como los de Argentina, Venezuela o Italia, con algunos medios de comunicación o algunos periodistas, por lo general críticos con los gobernantes y su forma de gobernar. Y tampoco debe sorprendernos el comportamiento de algunos medios o grupos de comunicación.
En Argentina, los Kirchner (aunque gobierne Cristina, son una Sociedad Limitada de gobierno) no están satisfechos con haber enviado 200 inspectores de hacienda al periódico Clarín; si, he dicho 200, y es sabido que el envío no fue por un desacuerdo con la información deportiva o cultural del diario; han decidido además llevar una Ley de Medios (Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual) al Congreso que entre otras cosas reduce las licencias de emisión para radio y televisión y obliga a su renovación cada 2 años [ha sido aprobada, ahora deberá pasar al Senado, por 147 votos a favor, 4 en contra, una abstención y 104 diputados fuera del Parlamento]. Es decir, un ejercicio público de intimidación desde el poder, para amedrentar y amordazar a los medios de comunicación y disuadirlos de publicar, como el caso de Clarín (grupo de comunicación con más de 200 medios), informaciones sobre la fortuna acumulada por el matrimonio gobernante y muchos de sus amigos, y que dibuja un futuro de intervencionismo estatal.
En Venezuela, el presidente Hugo Chávez ha cerrado en mes y medio 31 emisoras de radio y 2 cadenas de televisión y ha ordenado la apertura de un nuevo proceso, y van 4, contra la cadena de televisión Globovisión, en esta ocasión acusándola de incitar al golpismo. Sin duda un ejemplo de comportamiento democrático, respeto a la pluralidad y sentido de la autocrítica, como demuestra el presidente venezolano constantemente en su programa dominical televisivo “Aló presidente”. Un programa que se emite a través del Sistema Nacional de Medios públicos de Venezuela; creado en 2008 por el propio Chávez e integrado por las cadenas nacionales Venezolana de Televisión, ViVe, TVes, la internacional TeleSur y otras cadenas de ámbito regional, junto a las emisoras de radio, Radio Nacional de Venezuela e IVKE Mundial. Un sistema que ha suscitado numerosas críticas entre ellas, las de la Asociación Human Rights Watch (HRW), que señala en un informe que la financiación estatal de estos medios los convierte en voceros del gobierno.
En Italia, ¿qué decir de Italia y de su presidente Silvio Berlusconi, il nuovo ducce, a estas alturas? Juez y parte, Berlusconi legisla para favorecer a su imperio mediático y hostiga a la competencia con la ley o con la amenaza. Entre sus dianas favoritas dos diarios L’Unita, el periódico fundado por Antonio Gramsci, y La Reppublica, y una cadena de televisión RAI 3, a las que como buen “totalitarista” ha añadido un enemigo externo, El País, del grupo español Prisa; una enemistad originada porque el diario español publicó las fotografías de las fiestas del jefe de gobierno italiano en su finca de Cerdeña, y acrecentada con un enfrentamiento directo con el corresponsal en Italia de este diario en una rueda de prensa, con nuestro querido presidente presente y haciendo la estatua “por cortesía”. Ausentes Manuel Vázquez Montalbán y Leonardo Sciascia, dos pérdidas universales, nos asimos, yo al menos, a José Saramago y su “la cosa Berlusconi” (Tribuna en el diario El País, 6 de junio de 2009), y a Andrea Camilleri (entrevista en el diario El País, 18 de septiembre de 2009), donde tacha a Berlusconi de “bufón delirante”.
Y en España, los gobiernos democráticos han favorecido sistemáticamente a medios o grupos de comunicación y a “amigos”, por lo que Zapatero no iba a ser menos que sus predecesores. A la vez que asistíamos al alineamiento de los medios de comunicación en torno a los partidos políticos, llegando incluso en ocasiones a marcarles el camino o la estrategia a seguir. Eso sí, la intimidación por el gobierno de turno se ha producido reduciendo o eliminando publicidad institucional, negando o concediendo licencias de radio y televisión (analógicas o digitales) y variando las condiciones de titularidad y emisión. Sólo en 2 ocasiones, que yo recuerde, se han cerrado por motivos no económicos medios de comunicación, los diarios Egin y Egunkaria, por su presunta relación con el terrorismo. Y rara vez los tribunales habían supuesto una amenaza real, salvo para El Jueves y alguna otra publicación humorística por “recrearse” en la Familia Real (sospechosa y vergonzosamente intocable); eso hasta ahora que la Justicia (la Fiscalía de Madrid) pide 3 años de cárcel e inhabilitación de un periodista de El Mundo, Antonio Rubio, subdirector del diario, por “revelación de secretos”; sencillamente, por hacer su trabajo.
Ahora y a cuenta de la aprobación de la TDT de pago por el Gobierno, por decreto-ley, El País hostigado por Berlusconi pasa de perseguido a perseguidor, para cobrarse una pieza de caza mayor: el presidente del gobierno, aunque al final tal vez se conforme con una pieza menor, el ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián.
Junto a El País se han apuntado a la cacería los principales medios del grupo Prisa, es decir, Cadena Ser y Cuatro, incluidos sus periodistas más conocidos; algunos como Iñaki Gabilondo y Enric González, con elegancia y mensaje inequívoco de cierre de filas en torno a Prisa, y otros con mal estilo, innecesario e impropio, abusando y recreándose en las verdades a medias, como, siento decirlo, algunos periodistas de la Cadena Ser.
El escenario se ha completado con el silencio calculado del grupo Vocento, el editorial de El Mundo elogiando al presidente del gobierno y recriminando al PP no haber votado a favor del citado decreto-ley, y la entrada a saco de los columnistas de diario Público, cuyos accionistas son hoy los principales beneficiarios de la aprobación de la TDT de pago.
Prensa y poder político nos están dando un espectáculo lamentable, con salidas de tono y esperpentos como la visualización de un doble frente antinatural si atendemos a la historia reciente de España, PP – grupo Prisa por un lado y PSOE – El Mundo por el otro. Más que un alineamiento parece una alienación, pero también dicen que la política hace extraños compañeros de viaje.