Una
vez escribí desde la tierra que habito un artículo sobre el País Vasco y un
ignorante con mando en plaza me conminó ante mi sorpresa a situar a Euskadi “muy
al norte” de Andalucía, cuando para mí “muy al norte” se hallaba Escandinavia.
Hoy
en uno de esos guiños que guarda la vida escucho que otro con mando
en plaza afirma en ese mismo País Vasco que “fuera de España y Europa se está
en ninguna parte y condenados a la nada”.
Cuestión
de perspectiva, dirán; o de geografía. Pero contemplo el globo terráqueo y veo que frente a esa
hipotética nada, Europa (qué decir de España) abarca una pequeña superficie en
lo territorial y que disminuye aún más si ampliamos esa mirada a su peso
político en el actual concierto mundial; donde parte de esa nada la ocupan los
Estados Unidos de América y los denominados países emergentes (BRICS), Brasil,
Rusia, India, China y Sudáfrica.
Y
lógico, apuntarán también, que quien nos conduce a ninguna parte, más allá de territorios
del pasado doméstico, carezca de la capacidad de mirar por encima de la tapia
del patio de su casa y reduzca el universo a lo conocido y por tanto, piense
que fuera de él habita la nada.
El
problema es que la ignorancia no es cosa del que la padece, porque se busca
hacer copartícipe de la misma al mayor número posible de personas; si fuera
posible a la sociedad en su conjunto. Así que no se dejen engañar y sobre todo
eviten el contagio, porque fuera de España y Europa hay algo más que mar y tierra
y se está y se es. Cosa muy distinta es que eso guste o tenga que gustar.
En
resumen, que lo malo no es que un ignorante se niegue a viajar a ninguna parte, lo
preocupante es su insistencia en que le acompañemos. ¿Será para escapar de la nada?.
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