Un
descenso del 60 por ciento en la producción de aceite y una pérdida de 5
millones de jornales.
Para
una provincia que vive básicamente del monocultivo del olivar no podía haber
peores expectativas.
Si
le sumamos la escasa inversión prevista en los Presupuestos Generales del
Estado y la también exigua inversión que vendrá de la Junta de Andalucía, 2013
se aventura como un año negro en el que sólo despuntaremos en el ránking del
desempleo y la emigración.
Los
3 partidos gobernantes, el PP en Madrid, y el PSOE e Izquierda Unida en
Sevilla, se tirarán los trastos a la cabeza para ocultar la realidad: su
ineficacia como gobernantes nos lleva a la ruina.
Sin
industria, sin inversiones, fundamentalmente en obra pública, y sin la renta
del aceite sólo quedan los ingresos de los empleados públicos. Cada vez más
mermados y con la tijera de los recortes y los despidos amenazando. Lo que se
traduce en incapacidad para el ahorro y ausencia de consumo.
La
estimación a la baja de este primer aforo de la cosecha no supondrá a corto o
medio plazo un incremento del precio de aceite. Como ha señalado el propio
consejero de Agricultura el abastecimiento a los mercados está garantizado con
las actuales existencias, unas 690.000 toneladas de aceite.
El
campo se hunde. Y las ciudades no están mucho mejor. Entre 20.000 y 30.000
vecinos de la comarca de Linares salían a la calle para pedir nuevas
industrias. Un nuevo plan de reindustrialización. No está de más recordar ahora
lo bien que nos habría venido que el dinero invertido en ese pozo sin fondo que
era Santana se hubiera empleado en crear un verdadero tejido industrial, para
generar empleo y riqueza en lugar de clientelismo.
En
época de penurias todo son lamentos. Y mientras el presidente del Gobierno de España
deshoja la margarita, si, no, no, si, quizás, tal vez, para pedir el rescate a
Europa, hay una pregunta que continúa sin respuesta ¿quién nos rescata a los
ciudadanos?
Artículo emitido en SER Úbeda el 23 de octubre de 2012.
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