No
están los tiempos para sacar pecho. Y da la sensación de que ni mucho menos
para reclamar dignidad y reconocimiento. Pero en eso estamos, a la espera de no
ser confundidos con algún pecho lata tan habitual en estos días y por supuesto,
desde la consciencia de saber que la dignidad y el reconocimiento se ganan día
a día y de que se ha dilapidado mucho de ambos entre los empresarios de la
comunicación, los políticos, los intrusos, las estrellas, las “estrellitas” y
la precariedad laboral.
Algunos,
de forma interesada, quieren situar el debate en el soporte, o lo que es lo
mismo, en el continente frente al contenido. Otros, también por interés, buscan
excusas en la crisis, a sabiendas de que el periodismo ya estaba en crisis
antes de la debacle económica.
De
modo que entre unos y otros engordan el debe y en el haber tan solo quedan los
periodistas. Los profesionales que con aciertos y errores, pero desde la
honestidad y el rigor, hacemos posible que la información fluya y que por
tanto, se mantenga como un pilar básico e irrenunciable de la sociedad democrática
el derecho a la información.
Suena
a principio grandilocuente e incluso a algo obvio, pero es importante
recordarlo, sobre todo ahora cuando se están cerrando o fusionando medios de
comunicación, hay una peligrosa alineación de esos medios con el poder que los
aleja de la deseable pluralidad y se aplican expedientes de regulación de
empleo (ERES o ERTES) que contribuyen a que más de 4.000 periodistas hayan
perdido su trabajo durante 2012.
En
Andalucía, tan denostada por ignorantes y oportunistas del norte, los periodistas
hemos puesto en marcha dos iniciativas para dentro de nuestras posibilidades
dar la vuelta a la situación. Una, Se buscan periodistas (SBP), un
proyecto que busca, a través del cooperativismo, crear medios de comunicación y
empleo con el asesoramiento y la gestión de los propios periodistas; y otra,
impulsada por la Asociación de la Prensa de Sevilla, la campaña #soyPeriodista, para recuperar esa dignidad y ese
reconocimiento.
Porque
se puede elegir entre información y desinformación. Y porque no hay periodismo
sin periodistas.
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