Las jaimas son las velas de los barcos de anhelos de patria varados en la arena. En tierra de nómadas, un mar de opresión tiñe la arena de sangre. La campana de la memoria tañe por la libertad, un sueño de lunas y estrellas, y no se silencia ante aquellos que fortifican coartadas en el aire. El presente son las lágrimas del pueblo que es y del país que será y el futuro ve la luz en el vientre de las mujeres del Sahara.
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martes, 9 de noviembre de 2010
viernes, 18 de diciembre de 2009
Muerte o gloria
Mediodía. Llueve. En el coche suena “Death or Glory” de los Clash. Y eso me hace pensar en Aminatu Haidar. Ha salvado la vida y ha perdido una causa. Bienvenida sea esa vida. No hay gloria en la muerte. En muerte alguna, incluso en la que nos parece heroica.
Continúa lloviendo. El coche que llevo delante va a menos velocidad de la que yo deseo; y la línea continua amarilla me impide adelantar. No me queda más remedio que recibir el agua de la lluvia y la que va echándome ese coche rojo. Deshago los kilómetros recorridos a primera hora de la mañana. Continuo oyendo “London Calling” de The Clash; ya no suena “Death or Glory”. Pero no puedo dejar de dar vueltas a lo mismo.
Algunos, incluidos los saharauis, ven un triunfo en el regreso de Aminatu Haidar, cuando, a mi juicio, sólo hay gloria en que viva. Marruecos ha permitido el regreso de la activista saharaui a cambio de que Naciones Unidas y España le firmen un cheque en blanco para que siga violando los derechos humanos en el Sahara Occidental. No creo que lo necesitara, pero la ONU y nuestro gobierno le han dado el carnet de matón para que imponga su ley en los territorios ocupados del Sahara. Moratinos lo niega, pero la política exterior española ya no es creíble. Carece de fiabilidad. Más si se trata de Marruecos, porque son demasiados esperpentos por parte de los gobiernos españoles: Perejil, Aminatu Haidar… Y porque España es incapaz de resolver bilateralmente sus problemas con el vecino del Sur y queda en evidencia por la gestión del presidente francés y la intervención de la Administración Obama en la resolución de la situación de Haidar. El multilateralismo no es más que la demostración de la incapacidad de dos para entenderse.
El sistema político feudal alauita se ha salido de nuevo con la suya, no sólo en su territorio, sino también en el exterior. Primero, a través de presiones internacionales y con amenazas veladas sobre una hipotética permisividad para facilitar la inmigración ilegal y el trafico de drogas hacia Europa; segundo, agitando su papel de contención del radicalismo islámico en el Magreb, y tercero, logrando que el Parlamento Europeo ni siquiera debatiera una resolución sobre la situación generada por la expulsión de Haidar.
La lluvia sigue cayendo sobre el cristal y observar los limpiaparabrisas desplazando las gotas de esa lluvia me hace pensar en lo efímero. Pienso en la fugacidad, en la propia y en la de Aminatu Haidar y por extensión, en la del pueblo saharaui. 32 días de huelga de hambre, un seguimiento diario de los medios de comunicación y la obligación para Marruecos y los países con intereses en la zona de hablar del Sahara Occidental. Me temo que no hay más, salvo la ilusión y la esperanza de los saharauis.
Yo llego a mi destino, a pesar de la lluvia. Aminatu Haidar lo hace en pocas horas. Llega a El Aaiun, donde le espera otro tipo de lluvia, la del afecto, la alegría y el cariño de su pueblo, y la de los policías marroquíes de paisano en las calles, como símbolo del triunfo del monarca alauita y como aviso de quien impone la ley.
No hay gloria para el pueblo saharaui; sólo muerte, la que le administra Marruecos con la complicidad por omisión de Estados Unidos, Francia y España. Los intereses de estado pesan más que los de las personas, aunque a fin de cuentas sean éstas las que en teoría constituyen los estados.
Continúa lloviendo. El coche que llevo delante va a menos velocidad de la que yo deseo; y la línea continua amarilla me impide adelantar. No me queda más remedio que recibir el agua de la lluvia y la que va echándome ese coche rojo. Deshago los kilómetros recorridos a primera hora de la mañana. Continuo oyendo “London Calling” de The Clash; ya no suena “Death or Glory”. Pero no puedo dejar de dar vueltas a lo mismo.
Algunos, incluidos los saharauis, ven un triunfo en el regreso de Aminatu Haidar, cuando, a mi juicio, sólo hay gloria en que viva. Marruecos ha permitido el regreso de la activista saharaui a cambio de que Naciones Unidas y España le firmen un cheque en blanco para que siga violando los derechos humanos en el Sahara Occidental. No creo que lo necesitara, pero la ONU y nuestro gobierno le han dado el carnet de matón para que imponga su ley en los territorios ocupados del Sahara. Moratinos lo niega, pero la política exterior española ya no es creíble. Carece de fiabilidad. Más si se trata de Marruecos, porque son demasiados esperpentos por parte de los gobiernos españoles: Perejil, Aminatu Haidar… Y porque España es incapaz de resolver bilateralmente sus problemas con el vecino del Sur y queda en evidencia por la gestión del presidente francés y la intervención de la Administración Obama en la resolución de la situación de Haidar. El multilateralismo no es más que la demostración de la incapacidad de dos para entenderse.
El sistema político feudal alauita se ha salido de nuevo con la suya, no sólo en su territorio, sino también en el exterior. Primero, a través de presiones internacionales y con amenazas veladas sobre una hipotética permisividad para facilitar la inmigración ilegal y el trafico de drogas hacia Europa; segundo, agitando su papel de contención del radicalismo islámico en el Magreb, y tercero, logrando que el Parlamento Europeo ni siquiera debatiera una resolución sobre la situación generada por la expulsión de Haidar.
La lluvia sigue cayendo sobre el cristal y observar los limpiaparabrisas desplazando las gotas de esa lluvia me hace pensar en lo efímero. Pienso en la fugacidad, en la propia y en la de Aminatu Haidar y por extensión, en la del pueblo saharaui. 32 días de huelga de hambre, un seguimiento diario de los medios de comunicación y la obligación para Marruecos y los países con intereses en la zona de hablar del Sahara Occidental. Me temo que no hay más, salvo la ilusión y la esperanza de los saharauis.
Yo llego a mi destino, a pesar de la lluvia. Aminatu Haidar lo hace en pocas horas. Llega a El Aaiun, donde le espera otro tipo de lluvia, la del afecto, la alegría y el cariño de su pueblo, y la de los policías marroquíes de paisano en las calles, como símbolo del triunfo del monarca alauita y como aviso de quien impone la ley.
No hay gloria para el pueblo saharaui; sólo muerte, la que le administra Marruecos con la complicidad por omisión de Estados Unidos, Francia y España. Los intereses de estado pesan más que los de las personas, aunque a fin de cuentas sean éstas las que en teoría constituyen los estados.
miércoles, 25 de noviembre de 2009
Los derechos de Haidar

Mujer y saharaui son hoy en España y desgraciadamente desde hace unos días los rasgos de la violencia. La violencia que ejercen los gobiernos de España y Marruecos sobre un pueblo, en el pasado y en el presente, que una mujer, Aminatu Haidar, simboliza hoy en el aeropuerto de Lanzarote.
La violencia contra una mujer no sólo es física, también se puede agredir con la expulsión de la tierra sobre la que pisa tu pueblo, con la oferta de un pasaporte a cambio de aceptar una nacionalidad, la marroquí, que representa la negación de tu pueblo y de tu tierra y como no, con el caramelo de un estatuto de refugiado que lleva implícito el reconocimiento de súbdito alauita.
Extranjeros en su tierra y refugiados en Tinduf (Argelia), esa es la doble condición del pueblo saharaui en tierra propia o extraña. Es evidente que el Sahara no es Israel y que el pueblo saharaui es uno de los olvidados de las grandes potencias mundiales y sólo habita en el corazón de su gente y en la de algunos occidentales, entre ellos españoles de víscera generosa y otros, con mala conciencia. El caso es que son los únicos que mantienen las manos tendidas hacia el pueblo saharaui, dan aliento a sus reivindicaciones y actúan como altavoces de esta causa internacional que el sátrapa alauita quiere reducir a un asunto doméstico.
Hoy, 25 de noviembre, Día contra la Violencia de Género, se cumplen 10 días de la huelga de hambre iniciada por Aminatu Haidar en el aeropuerto de Lanzarote en protesta por su deportación y en defensa de su tierra y de su pueblo. Esta mujer lucha con lo único que le han dejado, su vida; magullada y exenta de libertad aún guarda arrestos para hacer llegar su voz a Occidente. Mientras, sus agresores no han sido detenidos, ni por supuesto interrogados o torturados, no han sido llevados ante juez alguno y tampoco llevarán pulseras con gps para localizarlos, ni deberán guardar una distancia de seguridad con su agredida. No han sido identificados, pero eso era innecesario porque todos conocemos sus nombres y su filiación. Incluido el de la joven ministra que hoy se desgañitaba en el hemiciclo del Congreso de los Diputados y que llenaba su boca de derechos y defensa de las mujeres, a todas luces excluyentes.
Foto: Diario El País, 19/11/2009.
La violencia contra una mujer no sólo es física, también se puede agredir con la expulsión de la tierra sobre la que pisa tu pueblo, con la oferta de un pasaporte a cambio de aceptar una nacionalidad, la marroquí, que representa la negación de tu pueblo y de tu tierra y como no, con el caramelo de un estatuto de refugiado que lleva implícito el reconocimiento de súbdito alauita.
Extranjeros en su tierra y refugiados en Tinduf (Argelia), esa es la doble condición del pueblo saharaui en tierra propia o extraña. Es evidente que el Sahara no es Israel y que el pueblo saharaui es uno de los olvidados de las grandes potencias mundiales y sólo habita en el corazón de su gente y en la de algunos occidentales, entre ellos españoles de víscera generosa y otros, con mala conciencia. El caso es que son los únicos que mantienen las manos tendidas hacia el pueblo saharaui, dan aliento a sus reivindicaciones y actúan como altavoces de esta causa internacional que el sátrapa alauita quiere reducir a un asunto doméstico.
Hoy, 25 de noviembre, Día contra la Violencia de Género, se cumplen 10 días de la huelga de hambre iniciada por Aminatu Haidar en el aeropuerto de Lanzarote en protesta por su deportación y en defensa de su tierra y de su pueblo. Esta mujer lucha con lo único que le han dejado, su vida; magullada y exenta de libertad aún guarda arrestos para hacer llegar su voz a Occidente. Mientras, sus agresores no han sido detenidos, ni por supuesto interrogados o torturados, no han sido llevados ante juez alguno y tampoco llevarán pulseras con gps para localizarlos, ni deberán guardar una distancia de seguridad con su agredida. No han sido identificados, pero eso era innecesario porque todos conocemos sus nombres y su filiación. Incluido el de la joven ministra que hoy se desgañitaba en el hemiciclo del Congreso de los Diputados y que llenaba su boca de derechos y defensa de las mujeres, a todas luces excluyentes.
Foto: Diario El País, 19/11/2009.
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