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sábado, 17 de noviembre de 2012

Códigos

Hay quien se mantiene firme en sus convicciones incluso frente a argumentos que evidencian el error; quien se deja arrastrar por la multitud y asiente preso de la euforia, abandonando la coherencia y sin pensar siquiera en qué está respaldando, y hay quien en demasiadas ocasiones no logra entenderse ni a sí mismo y busca permanentemente razones que avalen sus decisiones.
Para algunos siguen vigentes valores que otros consideran anticuados, anclados en la creencia de que el tiempo es un potente disolvente y que por tanto, no permanece ni la esencia.
De igual manera, hay quien confunde los valores con las tradiciones; algunas respetables y que suponen un valor en sí mismas, pero otras deleznables, cuya repetición sistemática a lo largo del tiempo no es más que una coartada sobre la que se edifican los planteamientos de sus defensores.
Por ello no es extraño que firmeza o flexibilidad sean conceptos engañosos y que en realidad reflejen la terquedad o la ausencia de personalidad en lugar de fortaleza o empatía.
Así que en cierta medida  los comportamientos y actitudes quedan supeditados a códigos, cuya compresión y por tanto, su correcta aplicación se basa en el conocimiento y uso de las mismas claves. Quien maneja esas claves y establece los códigos es en realidad quien detenta el poder. Tahúr de la firmeza y la flexibilidad.

lunes, 30 de abril de 2012

Clarividente

En tiempos de reivindicaciones hasta los bebés de juguete se rebelan. Y como un Pinocho moderno parece adquirir vida para protestar. Habrá alguien que lo considere un muñeco diabólico e incluso que le infunda miedo, pero lo que realmente causa pavor es su clarividencia. ¿Qué futuro estamos construyendo para aquellos que vienen detrás? ¿Qué legado vamos a ofrecer a nuestros hijos?
A los recortes económicos, que amparados en la crisis se utilizan sin pudor para desmantelar el denominado Estado del Bienestar, se une una involución de valores e ideas. Y en esa marcha atrás, con pasos de cangrejo, debilitamos la esperanza y amenazamos la capacidad de soñar; de modo que hasta navegar en un barquito de papel y construir una casa de cartón se convierten en quimeras.
Si les privamos de lo material y de lo inmaterial ¿Qué les queda? ¿Qué les dejamos? Conviene despertar y abrir bien los ojos, porque de no ser así puede que ya sea demasiado tarde cuando descubramos que el bebé del escaparate está más vivo que nosotros.

miércoles, 25 de enero de 2012

Principios y valores

Los bancos son nítidos ejemplos de la pérdida de determinados valores; por supuesto, los ajenos a la práctica contable. Llueve sobre mojado, pero no escampa. Y a lo que se ve lo de ir “ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar”, que brotara del manantial sereno de Antonio Machado, no atañe a los consejeros delegados de estas entidades financieras. Como se desprende de la millonaria jubilación que recibirá Francisco Luzón, consejero del Santander; al menos 55,95 millones de euros, a los que se suman otros 9,93 millones de otros seguros.
Según manifestó el propio Luzón, el pasado 21 de junio durante su investidura como doctor honoris causa por la Universidad de Castilla-La Mancha, "En el momento de la despedida me gustaría dejar un mensaje final muy simple: hay que viajar, sí, pero llevando una mochila llena de principios y valores. Y entre ellos, quizá el más importante, sea el del esfuerzo y la autoestima".
A lo que se ve también, olvidó mencionar que el esfuerzo y la autoestima tienen una elevada tasación si tales condiciones se manifiestan en un consejero de una entidad financiera y que la mochila repleta de supuesto principios y valores es más fácil de cargar si uno lo hace con el riñón bien forrado.
En asunto de jubilaciones e indemnizaciones por los servicios prestados en las entidades financieras no es la primera vez, ni será la última, que tengamos noticia de que esos servicios se agradecen con una cifra seguida de muchos ceros. Una práctica habitual, por supuesto legal, pero de difícil encaje en lo que a la moral se refiere; en particular, en la época actual.
Con una cifra oficial de más de 5 millones de desempleados, con reducciones salariales a los trabajadores dependientes de las administraciones, con impagos de varios meses en empresas privadas a sus asalariados, con sueldos por debajo de los mil euros, con descabelladas propuestas de mini trabajos con sueldos liliputienses y con recortes en las prestaciones sociales es difícil entender que las entidades financieras, piezas fundamentales en la fabricación de esta crisis económica, no sólo perciban dinero público con el que cuadran y maquillan sus balances, sino que además se permitan “premiar” a sus directivos con cantidades mareantes mientras el país se desangra. Y resulta más hiriente si cabe cuando esos directivos proceden de empresas públicas, en el caso de Luzón de Argentaria, cuya privatización ha contribuido a la debilitación del Estado, dentro y fuera de nuestras fronteras, y a una merma de sus recursos económicos y sociales.
Del mismo modo que la Medicina, en líneas generales y con excepciones, ha ido desprendiéndose del componente humanista, las entidades financieras no sólo no lo contemplan, sino que no han tenido reparos en amputar además a las personas su condición humana para mutarlas en meras cifras. A su entender, una concepción más acorde con el negocio que les ocupa, en consonancia con la cuenta de resultados, réditos y estadísticas y por supuesto, con esa mencionada práctica contable y la máxima de hacemos negocio, no caridad.

domingo, 7 de marzo de 2010

¿Qué más podemos hacer?

Hay algunos que cuelgan el cartel de militante de causas perdidas a aquellos que no renuncian a los sueños y no han perdido la capacidad de soñar. A la par que cuelgan esos carteles, hacen listas en las que agregan y tachas nombres y apellidos con la misma ligereza con que juzgan, sentencian y condenan a aquellos que no piensan como ellos. No distinguen entre la utopía y la quimera y no conocían más sueño que el del rey Midas. A ese único sueño, en un alarde de la miseria humana, han añadido otro instigados desde la caverna; el acoso y derribo del juez Baltasar Garzón.
Ayer no se les esperaba en el homenaje de apoyo al juez celebrado en la ciudad que habito. Pero sólo un ingenuo o un desinformado creería que no asistirían, aunque no lo hicieran a pecho descubierto y se agazaparan tras bolígrafos y micrófonos para vomitar después medias verdades en las ondas y en algunas páginas de diarios nacionales. Se les llena la boca de oficio y profesión, pero han renunciado a ellos por esa sí, una militancia activa al servicio de su señor.
Ni pueden, ni quieren entender que lo importante de ayer era el apoyo al juez y la defensa de unos valores universales, que ellos consciente o inconscientemente ayudan a socavar.
No han leído a Camus o a Flaubert (citados en el acto por Manuel Rivas) y hacen gala de su ignorancia y de su mala fe en cada línea que escriben y en cada frase que recitan como una plegaria ante el micrófono que “pagan” los mismos inductores de las querellas contra el juez Garzón.
Es cierto que hallaron la coartada perfecta en la puesta en escena del acto, pero no es menos cierto que no necesitaban de esa coartada, porque acudían al mismo con prejuicios e ideas predeterminadas con la única finalidad de deslegitimar los apoyos al juez y de paso, al mismo juez, como llevan haciendo desde hace ya demasiados años.
Una mala puesta en escena puede destrozar la mejor de las intenciones. No fue el caso, aunque aquí perviven a nuestro pesar los modelos de una época y un sistema educativo (fueron 40 años) y en esta provincia que habito da igual la inauguración de una exposición, la presentación del aforo de la cosecha de aceituna, la presentación de un libro o un acto de apoyo como el de ayer…. Primero, las autoridades, la alcaldesa de Jaén, el presidente de la Diputación provincial, la delegada del Gobierno andaluz, la alcaldesa de Torres, políticos, sindicalistas… los que no tenían qué decir, y en segundo lugar, los poetas locales (Molina Damiani, Amezcua y Negrillo), los representantes de asociaciones de la Memoria, los Juan Diego, Esteban Ibarra, Ana Rosetti, Cristina Almeida, Fanny Rubio, Manuel Rivas y Carlos Jiménez Villarejo, aquellos que además de tener algo que decir, merecen ser escuchados; del mismo modo que las cartas remitidas por el premio Nobel, José Saramago y su esposa, Pilar del Río, y por el rector de la Universidad Complutense de Madrid, Carlos Berzosa. Y junto a ellos, sentada en primera fila, Doña María Real, la madre del juez Garzón, la persona que sin duda está orgullosa de su hijo, de sus logros y del apoyo suscitado, pero que también debe sufrir como nadie la persecución a que está siendo sometido.
El acto fue un éxito. Igual que los distintos manifiestos redactados y suscritos en apoyo al juez Baltasar Garzón. La batalla ha comenzado y parece desigual, pero no por ello debemos perder la esperanza. Aquí estamos y ahora, la pregunta es sencilla, ¿qué más podemos hacer?

Foto: Marcos Gutiérrez Melgarejo, abogado y amigo del juez Baltasar Garzón, se dirige a los asistentes al acto celebrado ayer en la Institución Ferial de Jaén en apoyo de Garzón.

sábado, 31 de octubre de 2009

El síndrome del oso polar

Los artistas son una especie en peligro de extinción. Son como los osos polares, en palabras de Miguel Bosé. Y yo que tengo por un tipo inteligente al hijo del torero y del ángel, al oírle pienso que las cosas deben estar realmente mal. Sobre todo cuando añade la necesidad de recuperar y potenciar la figura del mecenas como garante de la creación artística (en cualquier disciplina) y por tanto, de su supervivencia.
Valiente, claro y oportuno. Bosé habla donde debe hablar y cuando hay que hablar y además lo hace de forma directa y sin ambages. Al oírle no puedo evitar pensar en tantos otros que son o tiene conciencia de ser especies o sujetos en peligro de extinción. Hay sobrepoblación de osos polares. Y por lo que veo, el síndrome se extiende por otros hábitat y entre sus orígenes está como no la maldita crisis. ¿Económica?, por supuesto; pero supongo que también las crisis personales y creativas.
Al día siguiente, descubro que ese gremio tan denostado no se queda sólo en la denuncia, sino que avanza con las palabras al escenario de la reivindicación, dando forma al manifiesto “Otra política y otros valores para salir de la crisis”. Son actores, cantantes, escritores, periodistas… Unos 300 y entre ellos, muchos de aquellos a los que quisieron despreciar llamándoles titiriteros y cómicos, como si hubiese desprecio o menosprecio en la polichinela o en la interpretación.
El peligro de extinción del oso polar es real y aún así, queda margen para estirar las garras y dar un zarpazo que no hace sangre, pero que debería agitar nuestras mentes.
Yo que no llego a oso, pues me quedé en gato, sumo también mis pequeñas garras a ese manifiesto.