martes, 5 de mayo de 2009

Mascarillas

Las veo por todas partes. En los aeropuertos, en la calle, en ruedas de prensa, en fotografías, en los periódicos, en las televisiones. Las hay de diferentes colores, de diferentes tipos, de plástico, de papel y hasta personalizadas. Y me preguntó ¿quién las hace? ¿quién las fabrica? ¿quién las distribuye? ¿quién las comercializa?
También me gustaría saber si había un stock suficiente para cubrir la demanda o si por el contrario ha habido que incrementar la producción y por tanto, contratar más empleados. Si las empresas fabricantes cotizan en bolsa y de ser así cómo y cuánto se ha incrementado el valor de sus acciones. Si son empresas pequeñas, mexicanas o son grandes empresas, pertenecientes a holdings o a grandes corporaciones, con las fábricas ubicadas en México o instaladas en otros países. Puestos a saber, también me gustaría verificar si estas empresas tienen relación directa o indirecta con empresas de investigación farmacéutica o laboratorios o con algún mecenas de la investigación.
Ya sé que pregunto demasiado. Que preguntar tanto debe ser insano, aunque no menos que este virus de nombre mutante. Y debe ser porque no encuentro respuestas, ni en las autoridades nacionales e internacionales, ni en los medios de comunicación, ni en los expertos.
Y de tanta pregunta golpeándome el cerebro. Esto no debe ser bueno. Me asalta otra duda ¿Por qué en México? Y ¿Por qué ahora? Ya, ya… también se que son dos preguntas políticamente incorrectas. Pero es que México es un híbrido y un vaso comunicante entre el Norte y el Sur americano. Es que México acaba de situar a uno de sus principales narcotraficantes en la lista Forbes de los tipos con más pecunia del Universo. Es que México ha señalado con el dedo a Estados Unidos cuando le responsabilizan del narcotráfico y tras la respuesta estadounidense con acusaciones al gobierno mexicano, hasta su nueva y flamante secretaria de estado, Hillary Clinton, ha tenido que recoger velas y asumir que esto del narcotráfico no es cosa de uno, sobre todo si tu país es el principal consumidor y el mercado dorado de las drogas. Y es que la frontera entre ambos países es muy permeable y pese a los intentos a ambos lados para que coyotes y espaldas mojadas permanezcan en México, esta invasión silenciosa parece imparable.
Además se detecta una efervescencia en Centroamérica y Sudamérica, ideológica y económica, que no es indiferente a la población mejicana. Aunque México firmó y forma parte del Tratado de Libre Comercio de América del Norte con Estados Unidos y Canadá, no es ajeno, como ningún país americano, a los intentos por revitalizar Mercosur, en el ámbito económico y Unasur y el Grupo de Río, en el ámbito político.
Y por último me pregunto porqué una gripe, menos mortal que la gripe común, tambalea o parece tambalear los cimientos del mundo rico y concentra todas las miradas en México como responsable de una enfermedad de origen porcino. Pues, no habrá cerdos en el resto del mundo.

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