lunes, 18 de mayo de 2009

El poeta insobornable

Se fue a su último exilio. El de la vida. Aunque cuentan quienes le conocieron que ese tránsito había comenzado ya unos años atrás, cuando el alzheimer de Luz, su mujer, les devolvió a Uruguay para morir allí. Hace 3 años ella y ahora, el poeta.
Mario Benedetti era el poeta del exilio, pero también del compromiso y a pesar de ello, un poeta alegre. Ayer cerró su paréntesis y culminó su desexilio; el de la vida y el de la literatura.
Y eso nos deja, su literatura y el recuerdo de un hombre, dicen que insobornable. A mí además me queda la imagen de un hombre menudo, con bigote, en una caseta de la Feria del Libro de Madrid, en el Retiro, firmando ejemplares de sus libros. Hace ya mucho tiempo de esto, han pasado muchos años desde que le ví en aquella caseta semioculto por los libros expuestos y por otros apilados en una pequeña columna que esperaban su firma; y pensé que era poca cosa para ser poeta. Como si existiera un patrón de medida o un modelo para los poetas, para los escritores…
Ahora, quiero pensar que el tiempo nos hace sabios o por lo menos nos da algo más de conocimiento, sigo viendo una figura humana chiquita escondida entre los libros, pero también veo una figura literaria grande. Un enorme escritor. Y otro resistente que se fue.



“…pero la muerte nunca se impacienta/ seguramente porque sabe mejor que nadie/ que los sobrevivientes también mueren”.
“Sobrevivientes”, Mario Benedetti.

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