viernes, 13 de abril de 2012

Mentiras "intrascendentes"

Nos merecemos políticos que no nos mientan. Y sin embargo, seguimos votando a aquellos políticos que nos mienten. Aceptamos la mentira como parte del discurso político y como un elemento propio del ejercicio de la política. La conjugación perfecta entre el poder de la mentira y las mentiras del poder político.
Damos por buena aquella frase pronunciada por el profesor y ex alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, de que “los programas electorales se hacen para no ser cumplidos”. Una aseveración muy criticada en su día y que incluso fue calificada por algunos de cínica, que los años han demostrado como un análisis certero de la realidad política española y que no hace más que constatar la capacidad de reflexión del viejo profesor y su visión de aquel presente y del posterior futuro. Y por supuesto, su ironía, que algunos confundieron y siguen confundiendo con el cinismo.
Y a tal extremo hemos llegado en esa aceptación que incluso admitimos programas electorales, no ya que no se vayan a cumplir, sino que ni siquiera existen como tales y luego, cuando se alcanza el gobierno se hace y deshace sin reparos y se justifica cualquier actuación con un manido “estaba en nuestro programa electoral”, confiados en que siempre habrá quien admita ver burros volando.
El catálogo de la mentira política es generoso en amplitud y variedad. Y como es evidente abarca tanto el ámbito doméstico como el mundial. Sin duda en este último y en la memoria colectiva se sitúan las palabras de Bush padre sobre la subida de impuestos: “Yo soy el que no subirá los impuestos. Mi oponente dice que los subirá como último recurso, o como tercer recurso. Pero cuando un político habla así, sabes que es un recurso que estudiará. Mi oponente no descartará subir los impuestos. Pero yo lo haré. Y el Congreso me empujará a subir los impuestos y yo diré que no. Y me empujará de nuevo, y todo lo que les puedo decir es “Lean mis labios: Impuestos nuevos no.” (“Read my lips: No new taxes”), pronunciadas en el Discurso de aceptación de la candidatura a la presidencia por el Partido Republicano el 18 de agosto de 1988. Mentira que se encargaría el mismo de descubrir siendo ya presidente de Estados Unidos.
El actual presidente de España, Mariano Rajoy, se ha mostrado como alumno aventajado de Bush padre y no ha dudado en emular sus pasos; afirmando que no subiría los impuestos, para una vez elegido presidente desvelar también su mentira y subirlos.
Pero si hubiera que destacar dos temas en la historia reciente sobre los que se ha mentido desde la esfera política sin importar las consecuencias y la voluntad ciudadana, dejando a un lado los lamentables casos protagonizados también (¡qué curioso!) por presidentes estadounidenses como son las mentiras de Nixon sobre el Watergate y las de Clinton en el ‘caso Lewinsky’, serían la guerra de Irak y los atentados del 11-M en Madrid.

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