jueves, 29 de diciembre de 2011

2012

La tempestad no amaina. Anuncia aguaceros en las lunas venideras. El horizonte de 365 nuevos días se ennegrece. Y hasta las palabras parecen frágiles como refugio. Las mismas palabras dormidas en el interior del baúl, que ni embriagan, ni adormecen, pero servían de asidero contra la desesperanza y permitían tender puentes entre islas pobladas por la soledad, se muestran ahora como oscuras nubes: reajustes, recortes...
Y aún así, permanece el sueño de contemplar el arco iris tras la tormenta. De pintar con palabras, algunas que podrían parecer viejas y gastadas pero no por ello inservibles, ese arco iris, que no deja de ser un puente de colores.
No hay bola de cristal para despejar la incertidumbre, ni telescopio lo suficientemente potente para contemplar ese arco iris que espera tras la tormenta, pero siempre queda un caleidoscopio, en el que se fragmentan los sueños para construir con esos fragmentos un mosaico de nuevos sueños.
Palabras y sueños. Quizás parezcan insignificantes ante esos aguaceros que se anuncian, pero son buenos pilares para sustentar el presente y perfilar el futuro de ese año que amanece. Y los mejores deseos para aquellos que intuyen el arco iris tras la tormenta.

2 comentarios:

  1. “ Dice una leyenda que el hada del arco iris anuncia una nueva etapa en nuestras vidas. Si el arco iris se lleva las lluvias para dejar paso al sol en el cielo, el hada del arco iris se lleva los malos momentos que afligen nuestras vidas para dejar paso a una etapa de felicidad”. Así mismo terminaba uno de mis cuentos absurdos que seguramente tu leíste y que ahora estoy rescribiendo con, espero, más sentido.
    Siempre he tenido los pies en la tierra, pero lo cierto es que nunca he dejado de mirar al cielo esperando ver estrellas fugaces con un tipiño montado en ellas surcando los cielos o hadas que se esconden tras arco iris. Porque si me creo que todo eso no existen…, dónde me quedaría un lugar para la esperanza y los sueños. ¿En la locura?

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  2. Soñar es necesario. Ya sabes que cuentan que donde acaba el arco iris hay enterrado un caldero con oro. Yo siempre deseé ver ese final del arco iris para ver al duende guardiàn del caldero. Qué sería de nosotros sin duendes, hadas, elfos, gnomos y demás.

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