La nueva película de Almodóvar, "La piel que habito", se estrenará el próximo mes de septiembre. Leo la noticia en la web de la Cadena SER (http://www.cadenaser.com/cultura/articulo/piel-habito-pedro-almodovar-llegara-cines-proximo-septiembre/serpro/20110216csrcsrcul_4/Tes), me guardo el cartel y pienso en la piel como hábitat.
Me pregunto cuál y cómo es la piel que habito. E imagino que tampoco acabamos de conocer la piel que nos habita o aquellas otras que en algún momento del pasado nos habitaron.
Recuerdo aquello de la dermis y la epidermis y visualizo esas distintas capas como si fueran las estancias de una vivienda. Así que habrá algún rincón favorito, uno de esos lugares que muestran nuestra querencia; del mismo modo, que habrá algún espacio secreto, vetado a la mayoría de los visitantes, y alguna cámara de los horrores, donde perviven temores y demonios.
Rememoro los itinerarios de la piel, los conocidos, los ya recorridos, y aquellos otros pendientes de transitar. Ignoro si esos caminos conducen al conocimiento, pero seguro que son una invitación a la consciencia sobre la existencia propia y ajena. Y por tanto, un punto de partida; como el mapa de los sueños infantiles.
Y aunque no habite piel alguna y ninguna piel me habite, estoy convencido de que la piel puede no ser un destino, pero es una deseable posada.
Me pregunto cuál y cómo es la piel que habito. E imagino que tampoco acabamos de conocer la piel que nos habita o aquellas otras que en algún momento del pasado nos habitaron.
Recuerdo aquello de la dermis y la epidermis y visualizo esas distintas capas como si fueran las estancias de una vivienda. Así que habrá algún rincón favorito, uno de esos lugares que muestran nuestra querencia; del mismo modo, que habrá algún espacio secreto, vetado a la mayoría de los visitantes, y alguna cámara de los horrores, donde perviven temores y demonios.
Rememoro los itinerarios de la piel, los conocidos, los ya recorridos, y aquellos otros pendientes de transitar. Ignoro si esos caminos conducen al conocimiento, pero seguro que son una invitación a la consciencia sobre la existencia propia y ajena. Y por tanto, un punto de partida; como el mapa de los sueños infantiles.
Y aunque no habite piel alguna y ninguna piel me habite, estoy convencido de que la piel puede no ser un destino, pero es una deseable posada.
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