Hemos comprado unos náuticos del pariente USA del Dr. Zhivago, por una cantidad razonable; unas avarcas, cuyo precio apunta hacia unas chanclas de diseño que por mucho diseño no dejan de ser chanclas, y un libro de Kapuscinsky, “Un día más con vida”, a mitad de su coste habitual. Los euros desembolsados en el calzado podrían haber sufragado hasta 11 libros como el adquirido; pero no es fácil andar con libros en los pies, aunque haya quien anda sin ellos en la cabeza.
El libro pertenece a una nueva colección de Anagrama, “Compactos”, y es a juicio de muchos la mejor obra del periodista polaco y según el propio autor, la que más le gustaba.
No hay periodista que se precie hoy en España capaz de no citar a Kapuscinsky, incluso aunque no haya leído algo de él; pero como todo el mundo sabe que escribía básicamente de África, que como todo el mundo sabe es un continente de negros, para mayor discriminación de los rifeños (y no va con segundas, amigo Rif), y que como todo el mundo sabe tiene una cita que por mor de repetirla ya se desconoce literalmente, pues se ha convertido en eso que algunos denominan un referente.
La cita universal de Kapuscinsky entre los plumillas viene a decir que las malas personas no tienen cabida en esta profesión, porque son malos periodistas. Algunos sustituyen lo de malas personas por cínicos y otros señalan que sólo las buenas personas son capaces de hacer una buena crónica.
Nunca he creído que esta profesión “goce” de más malos hijos de buena madre que otras. Tampoco creo que un cínico sea necesariamente una mala persona. Pero al evocar a África siempre tengo un recuerdo para las hienas. Y cuando pienso en las hienas me vienen a la memoria las palabras que oí hace años, procedentes de una reunión de viejas glorias con la que coincidía en una cafetería. Una de las voces de esa reunión siempre se elevaba sobre las demás y en aquella ocasión aseveró que “los rojos son como las hienas, comen mierda (carroña) y se ríen”. A mí me gusta pensar que las hienas tienen un desmesurado sentido del humor y un escaso paladar. Y también quiero pensar que quienes convierten en despectivo el término de hiena son animales que caminan sin libros en la cabeza.
La adicción al engaño me podría llevar a creer que Kapuscinsky es un referente del actual periodismo español. Sin embargo, como un más que probable resultado del cruce entre hiena y gato, se que sólo unos pocos son los herederos de este periodista polaco; los Ramón Lobo, Gervasio Sánchez, Mikel Ayestarán, Fran Sevilla…e imagino que más de uno se frotará las manos al leer la biografía del mismo, “Kapuscinsky, non-fiction”, escrita por su discípulo y amigo Domoslawski; en la que se le acusa de fabulador.
La fabulación es un ensueño. En ocasiones cercana al género periodístico o merecedora de tal distinción. Y el embaucamiento, bien puede estar presente en una biografía.
Algunos son capaces de abarcar kilómetros con la cabeza y otros, son incapaces de avanzar un paso con los pies. Hay quien calza náuticos porque nunca podrá pisar una cubierta y quien deslizándose en unas avarcas cree pasear por Menorca. Y sólo un fabulador sería capaz de renunciar a visitar África en compañía de Kapuscinsky y preferiría contemplar las cumbres nevadas del Kilimanjaro.
El libro pertenece a una nueva colección de Anagrama, “Compactos”, y es a juicio de muchos la mejor obra del periodista polaco y según el propio autor, la que más le gustaba.
No hay periodista que se precie hoy en España capaz de no citar a Kapuscinsky, incluso aunque no haya leído algo de él; pero como todo el mundo sabe que escribía básicamente de África, que como todo el mundo sabe es un continente de negros, para mayor discriminación de los rifeños (y no va con segundas, amigo Rif), y que como todo el mundo sabe tiene una cita que por mor de repetirla ya se desconoce literalmente, pues se ha convertido en eso que algunos denominan un referente.
La cita universal de Kapuscinsky entre los plumillas viene a decir que las malas personas no tienen cabida en esta profesión, porque son malos periodistas. Algunos sustituyen lo de malas personas por cínicos y otros señalan que sólo las buenas personas son capaces de hacer una buena crónica.
Nunca he creído que esta profesión “goce” de más malos hijos de buena madre que otras. Tampoco creo que un cínico sea necesariamente una mala persona. Pero al evocar a África siempre tengo un recuerdo para las hienas. Y cuando pienso en las hienas me vienen a la memoria las palabras que oí hace años, procedentes de una reunión de viejas glorias con la que coincidía en una cafetería. Una de las voces de esa reunión siempre se elevaba sobre las demás y en aquella ocasión aseveró que “los rojos son como las hienas, comen mierda (carroña) y se ríen”. A mí me gusta pensar que las hienas tienen un desmesurado sentido del humor y un escaso paladar. Y también quiero pensar que quienes convierten en despectivo el término de hiena son animales que caminan sin libros en la cabeza.
La adicción al engaño me podría llevar a creer que Kapuscinsky es un referente del actual periodismo español. Sin embargo, como un más que probable resultado del cruce entre hiena y gato, se que sólo unos pocos son los herederos de este periodista polaco; los Ramón Lobo, Gervasio Sánchez, Mikel Ayestarán, Fran Sevilla…e imagino que más de uno se frotará las manos al leer la biografía del mismo, “Kapuscinsky, non-fiction”, escrita por su discípulo y amigo Domoslawski; en la que se le acusa de fabulador.
La fabulación es un ensueño. En ocasiones cercana al género periodístico o merecedora de tal distinción. Y el embaucamiento, bien puede estar presente en una biografía.
Algunos son capaces de abarcar kilómetros con la cabeza y otros, son incapaces de avanzar un paso con los pies. Hay quien calza náuticos porque nunca podrá pisar una cubierta y quien deslizándose en unas avarcas cree pasear por Menorca. Y sólo un fabulador sería capaz de renunciar a visitar África en compañía de Kapuscinsky y preferiría contemplar las cumbres nevadas del Kilimanjaro.
Carlos, te confieso que no es la primera vez que me cuesta entender uno de tus textos. Me consuela pensar entonces que la miel no se ha hecho para la boca del asno y no, no te creas que es malo ser asno, que no se me caeran los anillos por reconocerlo.
ResponderEliminarYo soy mas de caminar con chanclas, que al fin y al cabo ese es el apodo que mereció mi familia en tierras castellanas (iba a decir titulo, pero este, al igual que los premios, tambien me parecen discriminatorios aunque aveces algunos nos llenen de orgullo)
No sé muy bien de lo que hablas o intentas decir, no soy plumilla y desconozco ese mundillo (aunque ahora eso parezca que lo pueda ser cualquiera gracias a puturruadefua (y pon en esta palabra a todo el que quieras)
No sé si soy una fabuladora. Lo que si sé es que nunca confabulo y el dinero no me perderá. Renuncié forever, aunque a veces se haga duro como pagar las facturas
Yo no sé quien es el tal Kapuscinsky. Pero leo al borrachuzas de Bukowky, que tambien tiene dos kas en su apellido.
Y lo que has dicho de las hienas... me pierde.
En fin... que me voy a seguir con mi viaje por Los mares del Sur.
Un beso.
Eauphelia, entiendo que no me entiendas porque a veces me cuesta hacerlo a mí. Los textos tienen vida propia y discurren a través de las palabras. Yo me he limitado a prestarles mi mano para encauzar el agua. Un bico.
ResponderEliminarEntonces... ¿Se puede encauzar el agua?
ResponderEliminarEso lo sabes tú mejor que yo.
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