jueves, 18 de diciembre de 2014

Piedras en el corazón

Se puede reconocer o no, pero no conozco a quien no tenga cicatrices en el corazón. Y eso es una evidencia de haber perdido al menos una vez y de que esa pérdida dejó una huella más profunda de la deseada. Pero también es la prueba irrebatible de haber vivido y de estar vivo. 
Las cicatrices son testigos de heridas del pasado; algunas clausuradas, pero otras, frágiles líneas dibujadas en la piel expuestas a abrirse con la mera evocación de ese pasado o con un presente marcado por las reminiscencias. 
Y el corazón es una caprichosa caja. Un cofre de incierto fondo, que lo mismo alberga los restos del naufragio que la esperanza del náufrago. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario