Lo
descubrí la semana pasada. Al principio creí que era una broma o una frase
hecha, pero no, es su verdadero nombre. Evidentemente lo primero que me llamó
la atención fue el nombre y lo segundo, el origen, un caldo del Somontano
(Huesca).
Decidí
que lo probaría y lo incluiría en mi galería gatuna. Y ayer fue el día. Regando
unos andrajos con pollo y setas y haciendo lo propio con unos chipirones. En Xavi Taberna, un negocio de hostelería que han abierto en Baeza (Jaén) mis amigos
Alcázar y Xavi, donde se come y se bebe calidad a precio razonable y se recibe
un trato inmejorable.
Ya,
ya sé que la gente tiene la imagen de un gato bebiendo leche y blanqueándose
los bigotes. Así que lo de un gato que le tira a las rubias con espuma y además
no hace ascos a otros brebajes puede ser chocante. Tanto o más que denominar a
un vino Cojón de Gato.
La
verdad es que el nombre se las trae. Pero tiene su
explicación. Por eso tras catarlo opté por saciar también mi curiosidad, sí la
misma que mata al gato, y de paso disminuir mi ignorancia. Es sencillo, como
casi todo o casi nada en esta vida, el nombre corresponde a una variedad de uva autóctona
del Somontano, que es obvio, le da al caldo unas características propias. Les
recomiendo que las descubran por sí mismos, igual que las de otros vinos del
Somontano.
No
es difícil suponer la imagen que le vino a la cabeza al viticultor que
contemplaba las uvas y decidió bautizarlas en homenaje a las partes blandas del
felino. Y puestos a imaginar, pensaba que si en lugar de Huesca la denominación
hubiera sido en La Mancha y en vez de a las uvas el nombre le hubiera caído en
suerte a los melones, habría que ver al gato.
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