No parece que al
ministro de Hacienda, el jiennense Cristóbal Montoro, le vayan a nombrar hijo
predilecto de Andalucía. Más bien va camino de ser declarado persona non grata por estos lares. Y al
final, hasta vamos a alegrarnos de que
fuera como número uno por la provincia de Sevilla en las listas al
parlamento de la nación y no por Jaén, como venía siendo habitual, y así nos
evitamos en parte el bochorno.
No aprende el PP. Y
tras errar, una vez más, con la candidatura de Arenas a la presidencia de la Junta
de Andalucía y conseguir un nuevo fracaso, se empeña el gobierno de Rajoy, como
ocurriera con el de Aznar, en mirar a los andaluces como enemigos. Ya saben, ni agua.
Luego, cuando llegan
los resultados de las elecciones autonómicas se miran con cara de no entender
nada. Pero vamos a ver hombres de Dios cómo se puede hostigar a Andalucía por
su situación económica y pasar de largo por las de Valencia, Cataluña, Murcia, Castilla-León o
Madrid. Cómo se puede exigir a Andalucía que recorte otros 250 millones de
euros más, por si son pocos los 2.500 anunciados por el gobierno de Griñán-Valderas,
y al día siguiente descubrir que las ejemplares comunidades de Madrid y Valencia, gobernadas por el PP, han falseado
las cuentas y deben otros 3.000 ó 4.000 millones de euros más. Y eso no tiene importancia.
Aquí teníamos al
alcalde de Jaén probándose el traje de consejero de la Junta de Adalucía, al
segundo de a bordo, Miguel Ángel García Anguita, probándose el de alcalde de Jaén
y al ex alcalde de Baeza metiendo todos los trajes en la maleta para irse a Sevilla.
Y no eran los únicos en probarse trajes. Y ahora, tras el enésimo fiasco
electoral del PP en Andalucía, en lugar de salir a dar la cara, incluso ante el
ministro Montoro, y defender a Andalucía se ponen todos de perfil.
Cuándo van a entender
que lo que tienen que hacer es mirar por esta tierra, que dicho sea de paso es
la que les vota.
Artículo emitido en SER Úbeda el 23 de mayo de 2012.
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