La poesía siempre ha estado infravalorada y ahora, las palabras también se devalúan. Por eso reconforta saber que ante infravaloración y devaluación siempre hay refugios en donde calienta el sol y que la poesía y las palabras nos abrigan, pese a desnudarse el poeta y a despojar de ropaje a las palabras.
Y es en esa desnudez, que sin embargo podría percibirse como un signo de fragilidad, donde se halla el abrigo contra la desilusión y la ausencia de esperanza. Cuando las páginas de un poemario se muestran francas, abiertas, son una invitación al cobijo; sobre todo en tiempos de resistencia. Son las palabras luz, aunque dibujen pesares desde las sombras; un claroscuro vital que traza la estela de los versos.
Leo “Palabras desnudas”, del poeta Jesús García, que acaba de ser editado por Ediciones Pastora Un Café con Literatos y que fue presentado hace unos días en Madrid. Y me detengo en lo escrito por el autor en la introducción de su obra “…las palabras, plenas de vida, jugando al escondite con el significado, con el ritmo y la forma, vienen y van como mariposas libres, flotando en el viento al albur de su albedrío”.
Palabras desnudas que vuelan como mariposas libres, pero que también iluminan como luciérnagas.
Y es en esa desnudez, que sin embargo podría percibirse como un signo de fragilidad, donde se halla el abrigo contra la desilusión y la ausencia de esperanza. Cuando las páginas de un poemario se muestran francas, abiertas, son una invitación al cobijo; sobre todo en tiempos de resistencia. Son las palabras luz, aunque dibujen pesares desde las sombras; un claroscuro vital que traza la estela de los versos.
Leo “Palabras desnudas”, del poeta Jesús García, que acaba de ser editado por Ediciones Pastora Un Café con Literatos y que fue presentado hace unos días en Madrid. Y me detengo en lo escrito por el autor en la introducción de su obra “…las palabras, plenas de vida, jugando al escondite con el significado, con el ritmo y la forma, vienen y van como mariposas libres, flotando en el viento al albur de su albedrío”.
Palabras desnudas que vuelan como mariposas libres, pero que también iluminan como luciérnagas.
Necesitamos más luz, más palabras y más cobijo. Corren malos tiempos para la lírica, pero "Palabras desnudas" es un claro ejemplo de que los imposibles no tienen por qué existir. Un beso.
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