lunes, 17 de octubre de 2011

Descalificadores

Hay quien vive públicamente de la descalificación permanente. No importa el asunto que se trate o las personas o instituciones relacionadas con él. Se tira de argumentario para repetir como un papagayo frases hechas y en caso de duda, a descalificar a diestro y siniestro.
Como si se tratara de una competición en la que vence quien dice la mayor burrada, poco importa trasladar la impresión de que es lo que hay, que los cerebros no dan para más. Y mucho menos parece importar que con cada descalificación emitida se descalifique el propio descalificador, mientras que a cambio reciba la palmada en la espalda de sus corifeos y el aplauso de los acaudillados.
Parece algo inofensivo, moneda de cambio entre figuras de la res pública, que se acaba aceptando como norma y por tanto se admite social y jurídicamente, con la excepción de un puñado de críticos que sólo logran ser descalificados individual y/o colectivamente.
Desde esa esfera y ante la indolencia de quienes pueden y deben poner freno a estas prácticas el modelo se va extendiendo a otros ámbitos, alterando la convivencia, disminuyendo o aniquilando la capacidad de argumentar y reduciendo el uso del lenguaje y por tanto, la comunicación, al insulto.
Por ello no debe extrañar que asistamos a la irrupción constante de insultadores profesionales, que en determinadas ocasiones y ante la oxidación cerebral necesitan acompañar el exabrupto con gestos y actitudes violentas, que alcanzan su clímax con la agresión física.
En mayor o menor grado somos cómplices, al optar por una canal de televisión y por un determinado programa, al emitir nuestro voto y elegir como nuestros representantes a aquellos que permanentemente y desde lo público descalifican, al justificar conductas antideportivas de hipotéticos profesionales en las distintas disciplinas deportivas…al mirar a otro lado.
Algunos nombres están en la cabeza de todos, podríamos elaborar una lista de descalificadores profesionales y probablemente quedara inconclusa; pero por actualidad y por reiteración, permítanme que Esteban González Pons sea mi particular aportación, seguro que compartida, a esa hipotética lista.

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