Meses asustándonos con
que se rompía España y ahora resulta que lo que se rompe es el PP. Por la
derecha, con la irrupción de VOX, que se sumará al bocado electoral iniciado
por UPyD y Ciutadans; por las encuestas, que hasta las cocinadas no disimulan
ya la sangría de la pérdida de votos (12 puntos desde 2011, según la última del
CIS); por la ley del aborto, que cada día anuncia nuevas discrepancias de
cargos públicos del PP con la reforma del ministro Gallardón; por la
corrupción, que tras los tesoreros Bárcenas y Lapuerta ahora pone en el
escaparate a su ex secretario general y mano derecha de Aznar, Francisco
Álvarez Cascos, identificado por la UDEF como el PAC (nada que ver con la
política agraria europea) que se embolsó más de 900.000 euros con cargo a la
Gürtel; y por las espantadas, Mayor Oreja, renunciando a encabezar las
europeas; Zoido, las andaluzas; y la más que previsible renuncia de Fernández
de Moya a la Alcaldía de Jaén.
Es sabido que a
Fernández de Moya le quema el sillón de la Plaza Santa María y que su
aspiración es una silla en Sevilla o Madrid. Hasta en dos ocasiones ha tenido
las maletas preparadas para marcharse. Esta semana parecía la definitiva, pero
tampoco; el PP andaluz, ring del combate Cospedal-Arenas, ha pospuesto hasta el
mes de marzo la designación de su nuevo líder, que antes de ser designado ya
parece menos líder.
Por si acaso, y contra
pronóstico, el entorno de Fernández de Moya ya había filtrado que su sucesor en
la Alcaldía será el concejal de Urbanismo, Javier Márquez, “Cuqui” para los
amigos, hombre de diálogo alejado de la prepotencia y la soberbia instalada
hasta la fecha en el consistorio jiennense. Se va Fernández de Moya y deja en
herencia su fracaso, su incapacidad para la gestión más allá de la
confrontación (el tranvía, el uso del edificio del Banco de España, la
dependencia…) y su mal estilo. Con el relevo, y sin que sirva de precedente,
gana Jaén.
Y entre idas y venidas,
seguimos esperando el anunciado relevo al frente de la Delegación del Gobierno
de la Junta de Andalucía. Un relevo que según pasa el tiempo resulta cada vez
más improbable. Bien por la mano de Dios, Juan de Dios Gálvez, el empresario frailero
hermano de la delegada; bien por la docilidad ante las órdenes de Sevilla, que
ha impuesto la callada como respuesta y la inacción política. Los nuevos tiempos.
Como no puede haber
solo malas noticias desde la Junta, al acertado nombramiento de Elena Víboras
como consejera de Agricultura, le ha seguido, también con retraso, el nombramiento
de Julio Millán como delegado provincial. Otro acierto, por la persona elegida
y por el desalojo de la anterior delegada, Irene Sabalete, inapropiada para ese
y para cualquier otro cargo representativo. Como ejemplo, el bochorno que hizo
pasar a propios y extraños, junto a la diputada provincial Adoración Quesada,
cuando ambas se hicieron hueco a base de codazos para colarse en la foto junto
a Sabina en un acto y una instantánea académica, que fotógrafos y medios de
comunicación tuvieron a bien no publicar.
Y tampoco todo pueden
ser cuitas de la miseria política. También hay espacio para la “miserable
poesía”; su autor, Manuel Lombardo, acaba de presentar su último poemario
“Inventario de nieve”. Y ahí nos movemos, sin avanzar, entre lo inventariado y
lo perdido. Entre la nieve y el humo.
Artículo emitido en SER Úbeda el 6 de febrero de 2014.
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