martes, 24 de julio de 2012

La Zarabanda

En tierra de fronteras la mezcla es de natural casi obligada. Alcalá la Real es tierra de fronteras y el Festival Etnosur (Encuentros Étnicos en la Sierra Sur), que se celebra en esa población fronteriza durante los últimos 16 años, es planeta de mestizaje. Por ello es normal que su seña de identidad sea la convivencia y que en este territorio, al menos durante los 3 días en que se celebra el festival, poco importe la piel y su cobertura y sólo prime lo que hay debajo, los huesos, los músculos, la sangre… aquello que nos iguala y no establece visibles y conceptuales diferencias.
Donde impera la armonía es lógico que se produzca el retorno. Y el pirata Santiago Auserón, y su alter ego Juan Perro, no han podido escapar a esa tentación de regresar a un espacio que bien pudiera ser el hábitat propio de quien gustar internarse por las veredas que los distintos territorios de la música ofrecen de Norte a Sur, de Este a Oeste.
Si hace dos años participó en Etnosur fundamentalmente con la palabra y dejando un sabroso aperitivo musical junto a Carmen París y los músicos de Cuban Sound Project, en esta edición ha dado el protagonismo a la música con la presentación de una creación pergeñada en esta tierra, La Zarabanda.
Un espectáculo para el que se ha rodeado, como siempre, de grandes músicos; con la presentación incluida del hijo de Martirio con ¡un tres flamenco!, música del polifacético Sitoh Ortega (fotógrafo y músico de la tierra del lagarto) y una bailarina, la Zarabanda, que al mover las caderas agitaba las olas del mar de olivos.
Muchos esperaban un revival de Radio Futura y se encontraron al Perro en estado puro, tirando del torrente de voz para hacer fluir el Río Negro y rescatando algunos temas de Raíces al viento, La huella sonora y Mr. Hambre. Y brindando una impagable interpretación de Las Tres Morillas, un guiño al folclore local y a la esencia de esa Zarabanda.
Sí, puede parecer sorprendente, por lo inhabitual, que exista afinidad entre perros y gatos. En mi descargo diré que soy gato antes que él Perro y cuando Auserón alcanzó esa condición yo ya era incondicional de Radio Futura, como de Los Clash, así que no había margen para la disidencia. Aún conservo el single, en vinilo of course, de La estatua del jardín botánico (cara A) y Rompeolas (cara B) y los recuerdos de conciertos en Rock-Ola, el antiguo Palacio de los Deportes de Goya, Cabestreros, el Rockodromo de la Casa de Campo e incluso un San Isidro en Camoens bailando con abrigo en la Escuela de Calor o uno en la feria de San Lucas en Jaén, en el que Carlos Berges se levantó un pedal de guitarra provocando el ladrido del que todavía no era Perro. Y como no, los mediodías del domingo en la desaparecida La Bovia, en el Rastro, que Auserón frecuentaba con el también desaparecido Enrique Sierra; un café donde eran fijos la rubia con espuma, los productos típicos de Ketama, las redadas policiales y el mural de Nicaragua Sandinista.
Tampoco debe resultar tan extraño, a fin de cuentas La Zarabanda es un baile de perros que los gatos quieren bailar.


No hay comentarios:

Publicar un comentario