La muerte se ha llevado la voz de plata del duende, para que le cante al oído poemas de García Lorca y de Miguel Hernández. El Albayzín derrama lágrimas que bajan como campanillas tintineando por las calles empedradas. Y hasta Omega, la o griega, ha quedado huérfana.
Hablar de Enrique Morente o de Miguel Ríos en Granada son palabras mayores, pues se reparten cumplidos como artistas y como personas. Y hoy del Sacromonte al Generalife, del Paseo del Darro a la Plaza Bib-Rambla el aire sopla la mala nueva y deja en los labios una plegaria, a sabiendas de que ha mermado la sal de la tierra.
Ciego el sol, las nubes tapan esta noche la Alhambra y la luna esconde la cara en los neveros de Sierra Nevada, quizás buscando el quejío que ya no traerá el alba.
Morente se ha ido de forma prematura y todo apunta a impericia profesional, aunque la muerte no entiende de las estaciones de los hombres. Llega y te lleva, con anuncio previo o sin aviso. De frente o a traición. Irremediablemente nos silencia.
Descansa el maestro. Llora Granada. Enmudecen las voces búlgaras. Se para el tiempo de los gitanos. Y la aflicción es ahora el visible patrimonio del flamenco. El llanto augura el duelo. Y después, el silencio.
Hablar de Enrique Morente o de Miguel Ríos en Granada son palabras mayores, pues se reparten cumplidos como artistas y como personas. Y hoy del Sacromonte al Generalife, del Paseo del Darro a la Plaza Bib-Rambla el aire sopla la mala nueva y deja en los labios una plegaria, a sabiendas de que ha mermado la sal de la tierra.
Ciego el sol, las nubes tapan esta noche la Alhambra y la luna esconde la cara en los neveros de Sierra Nevada, quizás buscando el quejío que ya no traerá el alba.
Morente se ha ido de forma prematura y todo apunta a impericia profesional, aunque la muerte no entiende de las estaciones de los hombres. Llega y te lleva, con anuncio previo o sin aviso. De frente o a traición. Irremediablemente nos silencia.
Descansa el maestro. Llora Granada. Enmudecen las voces búlgaras. Se para el tiempo de los gitanos. Y la aflicción es ahora el visible patrimonio del flamenco. El llanto augura el duelo. Y después, el silencio.
Gracias Carlos, hoy has ejercido de poeta expresando honda y bellamente lo que pasa por nuestros corazones. Mis lágrimas se unen como tintineos salados que tropiezan y caen por el
ResponderEliminarAlbayzín...¡Maestro nos dejas más huérfanos!
Cuando dejemos de llorar miraremos tu enorme senda de Arte y Vida ...¡Ojala tengamos un poco de tu Coraje y tu Generosidad para adentrarnos en Ella!
Desde la Músoca de las Esferasn, donde moras, no nos dejes de la mano...Somos niños ciegos que rapta la Luna, y Tú nos dabas esa Luz de Alegría y tristeza de Risa y llanto, de Humanidad y Amor por la Vida y por los Seres Vivos..."La Humanidad es patrimonio del Flamenco..." Así eras Tú, un creador divino y a la vez tiernamente Humano, Sencillo, Obrero del Cante...PURO PUEBLO PLENO DE DIGNIDAD.
El Canto de La Arpista.
Lo malo es que cada vez perdemos más luz: Saramago, Labordeta, Morente...Así que cada vez nos sentimos más huérfanos y miramos a esa luna esperando su rapto.
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