viernes, 24 de julio de 2009

Fundamentalistas

Un periodista a la hora de elaborar una noticia debe distinguir entre información y opinión, para realizar bien su trabajo. Si tuviera que escribir una noticia sobre el aborto o sobre el anteproyecto de la nueva ley del aborto debería ceñirse a la información: explicar los principales aspectos de la ley, las diferencias con la anterior, destacar su carácter novedoso si no existiera alguna ley anterior, reseñar a sus defensores, a sus detractores y a quienes la ley les causa indiferencia, situarla en el marco jurídico de países cercanos por proximidad geográfica, política…, y como es obvio omitir su opinión sobre la misma, es decir no manifestar su rechazo, su respaldo o su indiferencia.
En el caso de tener que elaborar una columna de opinión, el asunto cambia. En este espacio, aún con la inclusión de datos meramente informativos, el periodista puede expresar su rechazo, su respaldo o indiferencia hacia esta ley e incluso, sería aconsejable, argumentarlo. Actuando así, el periodista además de ejercer el derecho de informar, con una buena praxis, estaría garantizando el derecho a la información; en ambos cumpliendo con su obligación y con las exigencias de su profesión.
Entiendo que esto es extrapolable a cualquier profesión u oficio y a las personas que los ejercen. Por eso me llama la atención la actuación y actitud de algunos de los jueces del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), porque pienso que cuando a estos jueces se les demanda un dictamen jurídico sobre el anteproyecto de ley del aborto o sobre cualquier otro asunto de su competencia, éste debe sustentarse en fundamentos jurídicos y no en convicciones personales.
De lo contrario, nos exponemos a una inviable legislación a la carta, que también debería prever los posibles cambios en las convicciones o creencias de los ciudadanos; y lo que a mi juicio es peor, a imposiciones de corte fundamentalista alejadas de criterios profesionales; porque si en un dictamen profesional tiene más peso la creencia que la ciencia para qué necesitamos los órganos profesionales y sus dictámenes.

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