viernes, 5 de junio de 2020

Coto

Me han dicho que ya has partido a por el último rock. Ahora tocas la batería en un lugar que imaginamos lejano e intangible, aunque los platos siguen sonando en nuestras cabezas y en nuestros corazones.
Me han dicho que llevabas el sombrero calado y los tirantes, esa sonrisa de pícaro que te acompañaba desde que éramos críos y las baquetas en el bolsillo de atrás.
No queremos estar tristes, pero tampoco vamos a esconder las lágrimas. Pronto levantaremos los vasos y brindaremos por ti. Sonará la música de fondo. Hoy no será esa melodía que todos escucharemos algún día y que tú has silbado por última vez. Hoy toca una de las tuyas. Elegiremos por ti una de esas que te gustaban. Una de esas que endulzan el bourbon del Sur y hacen crecer las rosas de Alabama.
Anúdate bien el pañuelo. ¡Y no te rías, mamón! Guárdanos sitio, que ya iremos llegando. A mí, ya sabes, en una esquina de la barra, con la pared a la espalda y la puerta enfrente para verlas venir. Tú no dejes de tocar. 
Buen viaje, Tomás.

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