domingo, 5 de abril de 2015

En nombre del padre


En el nombre del padre se maldice, se jura y se reniega. También se abomina y se cometen tropelías. Y aún así no hay nada más grande que un padre a los ojos de un hijo. Del mismo modo que el más terrible de los hombres es capaz de esbozar una mirada de ternura hacia un hijo. Es parte de la paradoja de la vida, que te da la oportunidad de ser hijo primero y padre después. 
No hay instrucciones ni manuales. En muchas ocasiones se yerra, por aplicar las enseñanzas recibidas o precisamente, por lo contrario. Se puede ser el mejor de los hijos y el peor de los padres. Ser el peor hijo y ser un excelente padre. Y cómo no, ser un mal hijo y un peor padre o buen hijo y buen padre. Y en cualquiera de esos casos no se deja de ser una cosa u otra, o ambas. 
Para un padre es difícil hallar algo en la vida que cause la misma satisfacción que la paternidad. Lo que no significa que aquel que no haya podido conocerla tenga una existencia incompleta o no disfrute de su periplo vital. Simplemente, su vida discurre por otra senda. 
Pero en el camino de los padres, lo mismo que siempre hay una sombra de inquietud emboscada existe la luz. Como si los hijos fueran luciérnagas cuyo revoloteo ilumina a sus progenitores. Puede ser solo un instante. En un recodo del camino. O puede ser una constante, aunque esto es más improbable. 
Cuando se produce uno de esos momentos la luz dota de brillo a la sonrisa y la mirada. Y fluye por las venas hasta llegar al corazón; o quizás sea al revés. Lo cierto es que el cuerpo se vuelve liviano, los pies se despegan del suelo y uno se instala en el firmamento como si fuera una estrella más, con la única finalidad de contemplar con los ojos muy abiertos a esas pequeñas o grandes criaturas que son los hijos. 
En marzo, y por partida doble, recibí una de esas dosis de luz. Yo que busco palabras, respiro palabras y me alimento de ellas, fui obsequiado precisamente con eso, con palabras. Tres sustantivos, tres adjetivos y tres verbos. Un regalo muy especial; de puño y letra de los piratas. Palabras para el padre. En nombre del hijo.

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