Hay
quién no ve más allá de lo que le muestran sus ojos y hay quién es capaz de ver
incluso lo que éstos parecen no querer mostrar. Asumida la condición de
videntes, lo que varía pues es la capacidad de mirar.
La
mirada nos abre el horizonte y nos dota de perspectiva. Pero también puede
jugarnos malas pasadas en alguna ocasión y hacernos creer que al mirar desde la
altura y contemplar como el resto del mundo empequeñece somos superiores.
Cuando probablemente no somos más que polifemos.
Y aun así, hasta los cíclopes están dotados de la capacidad de mirar.
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