martes, 5 de febrero de 2013

Los Amantes Pasajeros


 
Me cuesta creer que alguien de mi generación conserve virginal la mente. De ser así, y aunque de todo hay, los acontecimientos de tiempos recientes habrán contribuido a acabar con tal estado. Y aún consciente de que el paso del blanco inmaculado al negro poluto es el tránsito natural en estas situaciones, no solo reclamaré una parada en matizados grises, sino que defenderé un itinerario de colores.
Hallo ese estallido cromático en el avance de la nueva película de Almodóvar, “Los amantes pasajeros”, que nos devuelve no a un estado mental virginal 20 o 30 años atrás, pues éramos ya por entonces algo canallas, pero si parte de aquel espíritu canalla, bohemio y despreocupado en un país jovial y alegre en el que estábamos prestos a sonreír.
El tráiler me ha recordado a aquel Almodóvar de sus inicios, posterior a sus albores de “Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón” y “Laberinto de pasiones”, que culminaría en “¿Qué he hecho yo para merecer esto?” y “Mujeres al borde un ataque de nervios” y que ya se apuntaba en “La ley del deseo”, “Matador” y sobre todo en la maravillosa “Entre tinieblas” (recuerdo que fui a verla cuando la estrenaron con mi madre y mi abuela y lo bien que se lo pasó mi abuela, ajena a cualquier incompatibilidad entre sus creencias religiosas y sus misas casi de a diario y la propuesta de Almodóvar. Éramos tres generaciones, casi un siglo, en el patio de butacas de una sala de cine madrileña, ya desparecida como tantas otras).
Nada que ver con aquel otro director de “Kika” o “Tacones lejanos” que me apartó de su cine, al que sólo regresé esporádicamente para disfrutar el corto en blanco y negro de “El hombre menguante” en “Hable con ella” y para descubrir la espléndida interpretación de Penélope Cruz y el regreso de Carmen Maura en “Volver”.
En un país que algunos se empeñan en convertir en una película de terror estamos más que nunca necesitados de la comedia. Demandamos recuperar la sonrisa o dibujar en los labios algo parecido a una sonrisa para intentar reiniciar el camino de la carcajada. Por tierra, mar o aire. Aunque sea fugaz; un espejismo atrapado en un reloj de arena.


1 comentario:

  1. asomo la cabeza... ya te cuento por email, la revista va en camino muy pronto, al fin...

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