sábado, 31 de marzo de 2018

'Adoquinicidio'

¿Recuerdan la frase, verdad? Cuando las barbas de tu vecino veas cortar… Pues bien, o no supimos leer las señales o no creímos al ayuntamiento capaz de llegar a tanto dislate. 
Era enero de 2017 y nuestros munícipes con mando en plaza no tuvieron otra ocurrencia que la de parchear con alquitrán la Carrera y otras calles cercanas a la Catedral para que pasara la Cabalgata de Reyes. 
Un año más tarde, en enero de 2018, los parches de alquitrán se convertían en chapapote urbano y se perpretaba el ‘adoquinicidio’ de la calle Fernando IV, en el Arrabalejo. Adiós a los adoquines para dar paso al asfalto impreso en caliente. 
Para justificar semejante acto de vandalismo, el concejal de Mantenimiento Urbano del PP nos dejaba aquella perla de que “el adoquín antiguo era fantástico en Roma pero va en contra de la circulación”.
Ese es el nivel. Uno no espera que el concejal del ramo sea docto en Historia, Arte o Geografía, pero cree ingenuamente que al menos tiene nociones de la tarea que le han encomendado o escucha a técnicos y expertos. No hacía falta irse a Roma y mucho menos retroceder a tiempos de carros y carretas (de cuadrigas y aurigas no le voy a contar nada al edil), bastaba con acercarse a las vecinas Baeza y Úbeda y ver como se conserva y respeta el adoquinado del casco histórico de las dos ciudades Patrimonio de la Humanidad. ¡Ojo, en pleno siglo XXI y con coches circulando por las calles! 
Justificaba la actuación el concejal en la falta de fondos y en el plan de conservación y mejora de calles, presentado en noviembre de 2017. 
Uno entendía que se refería a restaurar, preservar, mantener. Pero en el casco antiguo y ahora en San Ildefonso esa conservación y mejora se ha traducido en un atentado contra el patrimonio. Tras Fernando IV les ha tocado el turno a la calle Vergara y a la Carrera de Jesús y ya remojan las barbas en Cruz de la Magdalena y en la calle Colón. Fuera el adoquín y paso a la marea negra del aglomerado asfáltico, el asfalto impreso en caliente, el hormigón impreso o como ustedes quieran denominarlo. 
¿Qué no hay parné? ¿Cuántas calles emblemáticas de Jaén podrían restaurar y conservar su adoquinado con el dinero de la corrupción? ¿Cuántos adoquines podría pagar el dinero de los sobres de Bárcenas? ¿Quieren que siga? No, ¿verdad? No merece la pena. Los demagogos podrían considerarlo demagogia. 
Pero no vendría mal tener consciencia a la hora de votar. Y rememorando la historia del Imperio romano, ahora sí, aplicar aquello de “Roma no paga a traidores”. A fin de cuentas en el Ayuntamiento tenemos nuestro Bruto, nuestro Nerón, nuestro Tiberio y a más de uno que ni llegará a cónsul. 
De todos es sabido que el peor chapapote es el mental.

Mi artículo para SER Jaén, "La Colmena", del 29 de marzo de 2018.
 

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