martes, 21 de julio de 2015

La caja de cristal

Hoy es un mal día para la 'tribu'. En realidad es un mal día para el periodismo. No solo por el hecho de que tres compañeros hayan sido secuestrados en Siria, sino también por la difusión de la noticia como exclusiva por parte de un diario. Una publicación que a priori parece inoportuna, ya que si algo hemos aprendido de situaciones similares es la importancia de la discreción en noticias de estas características. Aún así el debate está encima de la mesa y probablemente no nos pondremos de acuerdo en dónde hay que marcar la línea a la hora de difundir o no estas informaciones.
Precisamente es este uno de los temas abordados por los periodistas Alfonso Armada, vicepresidente de Reporteros sin fronteras, y Antonia Merino, en el Foro “La libertad de información”, celebrado en el Festival Etnosur. Donde una vez más y aprovechando cualquier debate sobre la profesión periodística he asistido a un acto de constricción del periodista, expuesto en la plaza pública para ser flagelado por los presentes.
No digo que me parezca mal el reconocimiento público de errores en la praxis periodística y la crítica a esa mala práctica profesional. Me parece necesario. Pero me gustaría que se produjera de igual modo con otros profesionales y que los ciudadanos se mostraran tan lenguaraces y tan dispuestos a señalar culpables como cuando es el periodista quien ocupa la caja de cristal.
Y por supuesto, aunque es obvio, resulta lamentable tener que recordar que no todos somos esos periodistas en la mente de todos, que a nosotros nos avergüenzan doblemente, como periodistas y como ciudadanos, ni todos somos Gabilondo, por poner un ejemplo de alguien que goza del reconocimiento general en el ejercicio de la profesión.
Hay miles de periodistas que ejercen el periodismo día a día a ambos lados del mostrador con rigor y decencia, a los que la mayoría no reconoce por la calle y de los que ignora nombre y medio de comunicación para el que trabajan y cuyo trabajo probablemente desconoce. Periodistas que son víctimas de la generalización.
Escribía Kapucinsky aquello de que los cínicos no sirven para el periodismo. Y es cierto que hay un elevado número de cínicos y de malas personas ejerciéndolo, pero a veces no somos conscientes de que son minoría; porque esos miles de periodistas y otros con nombre y cara, como el propio Armada, nos recuerdan que en esta profesión hay espacio todavía para aquellos que sin renunciar a ser buenas personas han logrado también ser magníficos periodistas.
No me importa instalarme en la caja de cristal. Aún consciente de que la transparencia implica vulnerabilidad y de que junto a aquellos que practican el pespunte con la sin hueso siempre habrá alguien predispuesto a lanzar la primera piedra. Unos pensarán que es para romper el cristal, pero me temo que sea para apedrear al periodista.

Nota. - Mis mejores deseos y ánimo para los 3 compañeros secuestrados en Siria, para sus familias y la 'tribu'. Espero que recuperen la libertad pronto y sin quebranto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario