La denominación no es mía, es de la catedrática de Literatura de la Universidad de Zaragoza y especialista en el Siglo de Oro, Aurora Egido.
Podría denominarse también pensamiento franquicia o remedando aquel 'que inventen ellos', 'que piensen otros'. Que sería lo más ajustado, porque el prêt-à-porter, en origen y por tanto en concepto, significaba el acceso para todos a un diseño y estilo de moda (era tramposo, porque no era real, ya que vendía la idea de alta costura a precio popular); lo que aplicado al pensamiento exigiría como punto de partido la capacidad, la necesidad y el interés por utilizar el cerebro más allá de su ubicación como relleno de la calavera.
La realidad es que ese pensamiento franquicia está hoy unido indisolublemente al pensamiento único en la sociedad española. Y por ignorancia y por los sucesivos fracasos del modelo educativo (la gran falla de la actual democracia española, gobierne quien gobierne) estamos hoy más que nunca sumidos en el axioma de estás conmigo o estás contra mí; que viene a ser como aquello de trazar una línea en el suelo y en función de dónde te sitúas, a uno u otro lado de la línea, serás catalogado. O lo que es lo mismo no se incentiva la autocrítica, ni mucho menos la crítica.
Piensas como yo o piensas contra mí. Falso. En el fondo se busca la sobrevaloración de la capacidad de pensar en aquellos que no la ejercitan para anularla. Conseguido esto, da igual que el producto se venda en el comercio de barrio o en las grandes superficies; la accesibilidad al pensamiento único, teledirigido, en una u otra dirección, la garantizan los medios de comunicación, en particular, la televisión.
Distraídos con el vuelo de la mosca, olvidamos a la mosca.
El reto es mayúsculo, primero hemos de ser capaces de pensar por nosotros mismos. El siguiente paso es actuar.
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