miércoles, 20 de octubre de 2010

Normas

Hay quien piensa que las normas están para incumplirlas. Incluso hay quien está convencido de que las normas son para los demás. Quizás por ello es habitual el desconocimiento de las mismas, su falta de aplicación y su incumplimiento.
Del mismo modo es cierto que parece haber normas para todo y que parece que cada día despertamos con normas nuevas, en ocasiones contradictorias porque sustituyen o modifican normas que establecían lo contrario de lo estipulado en la nueva norma. Eso nos hace pensar, no sin cierta razón y sobre todo con un profundo convencimiento, que algunas normas son una estupidez.
Hubo un tiempo, cosas de juventud, en el que yo no era muy de normas. Probablemente aún conservo posos de aquella época, falta de madurez creo que los llaman, lo que me hace ser cauto ante nuevas y viejas normas y mantener vigentes cuestiones como por qué se dictan normas sobre unas cosas y sobre otras no, por qué tanta prisa para elaborar unas normas y tanta laxitud para otras y por qué siempre o casi siempre tengo la sensación de que existen más normas para lo accesorio que para lo principal.
Imagino que no es fácil e intuyo que ante situaciones nuevas se demandan respuestas y por tanto nuevas normas; pero creo que nos iría mejor con menos normas, más claras y menos ambiguas, de fácil asimilación y cumplimiento, para evitarnos sorpresas y sobresaltos. Y también para desterrar la creencia de que cada nueva norma beneficia económicamente a alguien y al resto por norma se nos queda cara de giles.

2 comentarios:

  1. Me aplico lo que dices en la primera frase de la entrada. Creo en la elasticidad, sin más remedio por cierto, sino acude al garantista de la ley y verás las miles interpretaciones que le otorga.

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  2. Jesús, sin más remedio, pero es terrible que las normas estén sujetas a interpretación, nos deja a merced del garantista. Salud.

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