domingo, 13 de junio de 2010

La muerte del mensajero

Uno de los mayores anhelos de los gobernantes es matar al mensajero. En particular, cuando los gobernantes son partidarios del totalitarismo, aunque se vistan de demócratas, y cuando los medios de comunicación han puesto sobre la mesa una variada oferta de corrupciones y abusos del poder, con la implicación directa o indirecta de esos gobernantes y/o sus allegados.
En Italia, Berlusconi, Il nuovo ducce, ha dado un paso más para lograr ese viejo anhelo de matar al mensajero con la aprobación en el Senado de la denominada “Ley mordaza”, una ley que impedirá a los medios de comunicación difundir las escuchas telefónicas realizadas a los presuntos implicados en la comisión de delitos. Es decir, que privará a los medios de comunicación de difundir escuchas como aquella en que se demostraban las relaciones de un ministro de Berlusconi con la Mafia.
Una ley, la de Berlusconi, que seguro aprobaría, si pudiera, el Partido de los Trabajadores (antiguo PP) en España, para evitar la difusión de escuchas telefónicas como las del caso Gürtel e impedir de esta forma que los españoles conocieran la existencia de esta trama de financiación ilegal del PP y la implicación y estrecha relación de relevantes dirigentes del partido con los cabecillas del negocio. Por supuesto, ambas presuntas.
A lo que se ve, la proliferación de medios públicos (convenientemente controlados por el gobierno de turno), la publicidad institucional (concedida al arbitrio de esos mismos gobiernos), la subvención al papel de las publicaciones, la autorización de monopolios de comunicación, la concesión de nuevas frecuencias de radio y televisión o la propiedad de medios de comunicación (caso de Berlusconi) no colman las ansias de intervención de esos gobernantes, siempre molestos con periodistas y medios de comunicación que mantienen viva la esencia del periodismo crítico con el poder, sea el que sea y venga de donde venga.
Al otro lado del Atlántico, otro demócrata, Hugo Chávez, El caudillo, desde las antípodas ideológicas a Berlusconi bebe en la misma fuente de los deseos para matar al mensajero e incrementa la presión y la persecución contra medios como Globovisión, insensible a la bonhomía de su gobierno.
Los intentos del poder por silenciar a los medios de comunicación y periodistas críticos no son nuevos. Pero sí preocupantes, en un tiempo en que la crisis golpea a periodistas y empresas de comunicación y cuando el debate se centra en el soporte del futuro (del papel al digital) y la viabilidad económica de su comercialización.
Ese futuro de los medios de comunicación, principalmente de la prensa, no es trivial, pero convendría no adormecerse con él y permanecer impasibles ante ataques como el de Berlusconi con la promulgación de leyes mordaza. Muerto el mensajero, el soporte es irrelevante.
Imagen: Portada de La Repubblica, el pasado viernes, 11 de junio de 2010, tras la aprobación de la "Ley mordaza" por el Senado italiano.

2 comentarios:

  1. cuando esta mañana he escuchado la frase "el PP es el partido de los trabajadores" me he levantado sonriendo... y no con buena intención

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  2. Ahora también se han apuntado a la moda "tipo palestino". Son camaleónicos con tal de llegar al poder. Tienes suerte, desde tierra hongkonita este esperpento debe verse muy lejano.

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