viernes, 5 de mayo de 2017

Reminiscencias del adiós del artista

Estos primeros días de mayo traen un negro aniversario y un soplo de hondo pesar. Cuesta creer que ya ha pasado un año. Pero no hay duda, fue un 4 de mayo de hace un año cuando la noticia recorrió Facebook y convirtió el muro en heraldo de muerte. David Padilla había muerto.
Recuerdo el mensaje de Miguel Dávila, el escalofrío, la incredulidad y la necesidad, esperanza o clavo ardiendo al que asirse para que aquella mala nueva fuera un bulo más en las redes sociales. No fue así. Y en pocos minutos la noticia de la pérdida se confirmó. El pintor jiennense David Padilla nos había dejado. 
La muerte no entiende de vueltas atrás, así que cuando saluda siempre es la antesala de un adiós. Podemos mitigar el dolor de la despedida con la convicción de que un artista no se va definitivamente, de que le sobrevive su obra porque de una forma u otra habita en ella, pervive en ella. Y también, en el recuerdo de los que le conocieron.
Así que David o algo de él permanece en el lienzo, en la tabla o en el papel; en la pincelada, en el trazo, en las formas y en los colores. Sus manos, su mirada, sus gestos perduran en un todo o en una parte de cada una de sus obras. 
David, maestro de artistas y maestro de vida, pintaba la ciudad, pintaba a sus gentes y eso es también una garantía de que su presencia no se ha borrado, de que sigue habitando en muchos rincones de este Jaén tan aletargado y tan ingrato con aquellos que le han querido bien. No basta con pervivir en el recuerdo de los suyos y de los que le conocieron, es necesario preservar al artista y a su legado públicamente para que no caiga en el olvido.
Hay personas a las que no se les puede devolver en la cuantía que ellas han dado y David era una de esas personas. No tengo dudas de que sin él y de los que son como él todos perdemos y esa orfandad hace que la vida sea más inhóspita y esta ciudad, si cabe, un poco más gris. 
La tristeza, las lágrimas y las palabras van de la mano de la reminiscencia de aquel 4 de mayo. Para mi David siempre estará en la mirada del poeta, en su cuadro de Antonio Machado. Y ahora lo sigo imaginando en esa alameda con aquellos a los que amábamos y le precedieron en la partida. Con aquellos que siempre tienen lugar en la memoria y en el corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario