viernes, 12 de mayo de 2017

De ferias

Son tiempos de ferias. Y no me refiero a esa feria de vanidades Guadalquivir abajo, a esa feria permanente en que se ha convertido el PSOE o a esa otra feria del PP provincial en su elección de presidente. 
Me refiero a la gran Feria del Aceite de oliva e industrias afines, Expoliva, y a la Feria del Libro que se están celebrando en Jaén. 
Expoliva no necesita presentación ¿quién iba a decir hace 18 ediciones que esta muestra se iba a convertir en una cita mundial y en un referente para el sector? 
Si ese sector tuviera el empuje y la convicción de quienes apostaron por esta feria y la han convertido en lo que es, esta provincia no sería la gran olvidada de Andalucía y tierra de paso para el resto de España. 
Jaén no puede vivir solo del olivar, pero al menos debía vivir de él. Quizás estemos a tiempo todavía. Aunque me temo que los años perdidos entre las piedras lunares son irrecuperables. Producción de calidad, comercialización, turismo…, hemos tardado tanto. 
Y la Feria de Libro, en el año de Miguel Hernández, ha vuelto a la calle. Que es donde debe estar. Los libros, el arte, la cultura al alcance de todos. El conocimiento frente a la ignorancia, el clientelismo y los prejuicios. Y para acabar con ese Jaén estancado; ese Jaén ensimismado que no ve más allá del cerro de Santa Catalina, porque tampoco quiere ver. 
Ambas ferias son ya una tradición. Pero que bueno sería también convertir en tradición la lectura y a Jaén en un referente cultural. Por sus poetas, sus pintores, sus artistas, por tanto creador, por el talento tantas veces menospreciado, ignorado y obligado a migrar. 
Que bueno sería, como escribe el jiennense Antonio Muñoz Molina, “adherirnos a la gran tradición ilustrada de la libertad de expresión, el pensamiento crítico, el debate abierto y libre, el gobierno de las mayorías, el imperio de la ley, el respeto y la protección a las minorías y a los derechos individuales”. 
Que bueno sería no solo reivindicar “los ideales ilustrados y laicos” sino alcanzarlos. 
Y sí, para los perseguidores de cualquier nacimiento, he visitado la feria en la lonja de Diputación y he comprado un libro, un poemario del también jiennense Manuel Lombardo, “Noemas y nademas”, que no es nadería. Como no debiera serlo Jaén.
 
Artículo emitido en SER Jaén, "La Colmena", el 27 de abril de 2017.

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