martes, 7 de febrero de 2017

'Ensucia paredes'

Lo de pintarrajear o escribir en la pared no es nuevo. Y ya sé que no es lo mismo elegir la pared de la Catedral que la de un bloque de viviendas para hacer la gracia, pero el hecho en esencia es el mismo. Y es vandalismo. 
De igual modo que está en el debe, tanto de la Administración como en el de la sociedad, la incapacidad para acabar con esta práctica. Qué por cierto si no lo saben, les diré que limpiar cada una de esas pintadas que emborronan muros y paredes de Jaén nos cuesta un mínimo de 100 euros. Hagan cuentas, porque los pagamos todos. 
Según el concejal de Mantenimiento urbano si añadimos el destrozo de mobiliario a la cuenta de la limpieza de las pintadas estamos hablando de una cifra que puede oscilar entre los 30.000 y los 100.000 euros anuales. Que salen de nuestros bolsillos, de los míos y de los suyos, y no es una cantidad insignificante. 
A mí me cuesta creer que no se pille “in fraganti” a alguno de estos ‘ensucia paredes’. Y la respuesta me parece evidente, el pago del coste de la limpieza de la pared y pena social para el escribidor al que la hoja de papel se le queda pequeña; a limpiar pintadas, vamos. Doctrina juez Calatayud. 
Ahora, conviene no confundir a estos vándalos con los denominados grafiteros que utilizan los muros de la ciudad como lienzos donde plasmar su obra. Entre los más populares sin duda el británico Banksy y por estos lares y por proximidad, el granadino El niño de las pinturas. 
Nosotros tenemos la suerte de contar con Belin, que junto a otro artista, José Ríos, nos legó en la Variante Norte esa maravilla creativa que es su “Lagarto de Jaén”. 
Por cierto, es curioso lo que cuesta acabar con las pintadas y con los ‘ensucia paredes” y la dejadez y la apatía que se aplica a la conservación del arte urbano que puebla o poblaba nuestras calles. 
Me vienen a la cabeza las ya desaparecidas escultura “Inercias”, de David Padilla o la “Farola árbol” y la mano “Me gusta”, de José Ríos; la “Pajarita”, de Fernando Lorite, las esculturas de Ríos en el carril de Jabalcuz y el propio “Lagarto de Jaén”, de Belin y Ríos. 
No se engañen, el vandalismo ni es una chiquillada, ni es solo cosa de zagales. Tiene que ver con el ejemplo que damos y con la educación que deberíamos dar. 
No creo que sea difícil ponerle freno, pero como tantas otras cosas en esta ciudad es una cuestión de voluntad.

Artículo emitido en SER Jaén, "La Colmena", el 2 de febrero de 2017.

No hay comentarios:

Publicar un comentario