lunes, 25 de mayo de 2015

El paso adelante del poeta

Cuando todo parece perdido y no se vislumbra esperanza es cuando se golpean las puertas de aquellos que conciben la política desde las filas de atrás, aquellos cuyo proyecto es el ideal colectivo en el que lo individual es secundario, casi residual. 
Es una llamada desde el borde del abismo, cuando el viento sopla de forma engañosa con el único fin de arrastrar al vacío. Y es una llamada con trampa, fruto de la desesperación y del fracaso, que sitúa al elegido entre la espada y la pared, a sabiendas de que dará el paso adelante a riesgo de sentir el acero en la carne. Sin armadura o parapeto.
Algunos son marea, pero otros son islas tendiendo puentes para edificar un futuro transparente, de manos abiertas y verbo certero. Como el poeta, que deja momentáneamente huérfano el papel y da el paso adelante para entregarse a la causa perdida; la misma en la que ha militado desde el compromiso y la utopía en tiempos que parecían mejores pero que no acabaron de florecer.
Por ello no es extraño que en el nuevo tiempo, la primavera vuelva a pasar de largo y la noche electoral se vista de otoño como preludio a un frío invierno. 
Abogaba el filósofo Emilio Lledó por la recuperación de la decencia, "votar por ello, sería una bendición que nos ayudaría a cortar el paso al engaño, la falsedad, resultaría toda una venganza contra los prepotentes" (El País, 21 de mayo de 2015).
Hemos votado y hemos adquirido la certeza de que la decencia no es patrimonio del éxito o la derrota, sino de las personas y del camino recorrido para lograr una u otra. La decencia está en el éxito electoral de Manuela Carmena y esa misma decencia se halla en la derrota de Luis García Montero.
Recuerda Lledó que para Aristóteles quienes se dedicaban a la política debían considerarla como un servicio público, "una tarea para hombres decentes". Obviamente, es tarea de hombres y mujeres decentes. Pero necesitamos que abandonen las filas de atrás y den un paso adelante. Aunque sea para perder, por dignidad y compromiso. Para recuperar la decencia. Como el poeta. 

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