Se va. Pero cuesta creerlo. Hay quien piensa que no es más que una estratagema, otra vuelta de tuerca, para mover los hilos desde la sombra. Lo que no han conseguido la corrupción, las leyes a medida para esquivar la acción de la Justicia, los monopolios empresariales, la ausencia de libertad informativa y las escasas voces que se levantaron contra Il bufone lo ha logrado, en apariencia, la crisis económica.
Berlusconi, Il nuovo duce, se ha visto forzado a abandonar la primera línea de la política italiana. La duda es si deja un sistema tan podrido que ni siquiera su dimisión será suficiente para recuperar un Estado democrático y sus instituciones.
Italia merece a alguien mejor. Los que reían las gracias de Berlusconi y le auparon al poder con sus votos han sido los primeros en salir a la calle. Como si con ello pagaran su responsabilidad o lavaran sus manos. Pero nadie puede asegurar que no exista la más remota de las posibilidades del regreso de la Cosa.
Berlusconi, Il nuovo duce, se ha visto forzado a abandonar la primera línea de la política italiana. La duda es si deja un sistema tan podrido que ni siquiera su dimisión será suficiente para recuperar un Estado democrático y sus instituciones.
Italia merece a alguien mejor. Los que reían las gracias de Berlusconi y le auparon al poder con sus votos han sido los primeros en salir a la calle. Como si con ello pagaran su responsabilidad o lavaran sus manos. Pero nadie puede asegurar que no exista la más remota de las posibilidades del regreso de la Cosa.
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