lunes, 22 de febrero de 2010

Machado, siete décadas de ausencia

Hoy se cumplen 71 años de la muerte de Antonio Machado en Colliure (Francia). Siete décadas de ausencia del poeta, que murió pobre, enfermo y derrotado; exilado a consecuencia del golpe de estado militar de 1936.
Machado, junto a Manuel Azaña, presidente de la República Española, cuyos restos descansan también en Francia, en Montauban, por los mismos motivos que los de Machado, y a Federico García Lorca, asesinado en España, en el camino entre Víznar y Alfacar, forma el trío de pérdidas más simbólicas de la Guerra Civil española.
Como es sabido Lorca era y es todos los muertos. Más bien, los desparecidos, los asesinados y sepultados en fosas, pozos y cunetas. Mientras que Azaña y Machado son el símbolo de los vencidos, que no derrotados; una parte de la España del exilio, la que nunca retornó.
70 años es mucho tiempo, para que una vez muerto el dictador y finalizada la dictadura, ningún gobierno democrático español haya movido un dedo para que los restos de Antonio Machado y de Manuel Azaña retornen a suelo español.
No veo dificultad, más bien falta de voluntad y desinterés, en la presentación de una solicitud al gobierno francés, a los departamentos correspondientes, a las Alcaldías de Montauban y Colliure, a quien corresponda, para que los restos de Manuel Azaña y de Antonio Machado sean exhumados y enviados a España para su definitiva sepultura. Del mismo modo que me cuesta creer que sus herederos o los depositarios de sus derechos vayan a negarse al necesario retorno de sus restos a suelo español. Es sabido que Azaña, tras cruzar los Pirineos, expresó su deseo de no volver nunca; un deseo que sin duda iba dirigido a la España de la falta de libertades que trajeron aquellos militares golpistas y no a una España democrática como la de hoy, aunque coronada.
Porque 70 años es mucho tiempo. Más si a él va asociada la noción de justicia. Porque es de justicia poner fin a ese exilio y que los restos del poeta universal que fue y es Antonio Machado descansen en territorio español; del mismo modo que los restos del que probablemente fue el mejor presidente de gobierno de la historia de España.
El regreso definitivo de los restos de Azaña y Machado es una deuda de la actual democracia española con la República, con el orden legal instituido y quebrantado por las armas y un levantamiento ilegal que sumió a España en la oscuridad y la intolerancia durante 40 años, pero sobre todo con los que perdieron la vida, con los que fueron empujados al exilio y al desarraigo, con los vencidos y con todos aquellos que aún hoy, 70 años más tarde continúan esperando una reparación, la devolución de su dignidad, la justicia… más allá de los gestos. Con hechos.

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