viernes, 4 de diciembre de 2009

Los 'caracoles' de Neruda

El Instituto Cervantes expone en su sede de Madrid los ‘caracoles’ de Neruda. 400 ejemplares de los 9.000 que el poeta chileno donó en 1954 a la Biblioteca Central de Chile. Más de 20 años de recolecta y una parte de esa cosecha en “Amor al mar. Las caracolas de Neruda”, que puede contemplarse desde el 1 de diciembre hasta el 24 de enero.
Todos sabemos que si te acercas una caracola al oído se puede escuchar la voz del mar. Así que yo imagino que las caracolas de Neruda guardan sus poemas. Y me gustaría saber sí entre sus espirales duerme la voz del poeta, esperando que apliquemos nuestro oído al ‘caracol’ para escuchar la mezcla de la voz del mar y el “Memorial de Isla Negra”.
Cuentan que una de estas caracolas se la regaló Rafael Alberti a Pablo Neruda. Y puede que Neruda aplicará esa caracola a su oído y oyera el mar y “Marinero en tierra”. Los versos del marinero y los versos del capitán. Guardados en un libro sin páginas cuya cubierta es el caparazón nacarado y escritos con una tinta invisible que dibuja las palabras en una misma espiral para lanzarlas al aire de quien sabe escuchar. Poemas como crustáceos ermitaños, asomando las letras de arena y sal.
Llaman malacología a la parte de la zoología dedica a los moluscos; así que debe ser coleccionismo malacológico recolectar caracolas por las playas del mundo, aunque el propio Neruda reconoce que su mayor cosecha de ‘caracoles’ procedía de las calles de París; quién sabe, quizás antes de los adoquines estuvo el mar.
Malacología y poesía. La ciencia siempre complicándose la vida con las palabras y los poetas, como Neruda, llamando a las cosas por su nombre, ‘caracoles’. De mar.
Foto: Pablo Neruda y Matilde Urrutia, en Isla Negra (Chile). Archivo del Instituto Cervantes.

2 comentarios:

  1. Y fue a esa edad… Llegó la poesía
    a buscarme. No sé, no sé de dónde
    salió, de invierno o río.
    No sé cómo ni cuándo,
    no, no eran voces, no eran
    palabras, ni silencio,
    pero desde una calle me llamaba,
    desde las ramas de la noche,
    de pronto entre los otros,
    entre fuegos violentos
    o regresando solo,
    allí estaba sin rostro
    y me tocaba...

    Es claro que no se escribir relatos cortos. Tan poco es algo que me preocupe demasiado cuando me satisface tanto escribir.
    Hoy una caracola, no sé si de Neruda o aquella de la que se despojó la mar, me inspiró para escribir una de mis historias.
    Pero creo que fuiste tu... aunque nunca lo reconoceré.
    Bicos.

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  2. Bueno, yo creo que la inspiración, venga de caracola o gato, simplemente sirve para sacarte lo bueno que tienes dentro. Aunque no lo quieras reconocer. Un beso. Salud.

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