miércoles, 28 de enero de 2009

Pastelitos de las monjas

Mi santa ha entrado hoy en el callejón del gato y su sentencia, tras leer los artículos, ha sido tajante. ¡son iguales! Es el blog de un parado. Of course, darling. ¿qué esperabas? ¿pastelitos de monjas o delicatessen para paladares refinados? It´s the question. De eso se trata Un tipo sin trabajo que busca trabajo y para no desengrasarse se entretiene con un blog.
¿Qué podía dedicarme a otra cosa? Es probable. A jugar a la petanca en el parque, a pasear e incluso a buscar trabajo en otra cosa. El problema es que me he dado cuenta de que no sé hacer casi nada y además, creo que lo que hacía hasta hora no se me daba del todo mal. Es un decir, pero puedo buscar empleos no cualificados en los que por ejemplo se demanda el uso de la fuerza física. Supongamos que consigo uno de esos trabajos; duro dos días. Seguro que me cruje la espalda, me da una lumbalgia o qué se yo… es que siempre he vivido de la cabeza y de la palabra. Así me va.
Podía dedicarme a un trabajo administrativo, pero… por un lado, dejaría sin empleo hay alguien que sin duda lo desempeñaría mejor que yo y por otro, tendría que aprender a utilizar tropecientos programas de ordenador, cuyo uso desconozco y que en el futuro no me iban a servir para nada.
Siempre me queda la posibilidad de vivir de mi cuerpo. Aunque el espejo me devuelve a la realidad y muestra lo que mis ojos no ven. La tableta de chocolate está en la nevera, donde siempre estuvo. Eso de que los brazos son venas y los verdaderos brazos se quedan en casa para no llevar peso ya tampoco cuela y del resto del conjunto me libra la desaparición de los crucifijos en las escuelas, porque con barba y en paños menores algún despistado podría pensar que me había caído de la cruz.
De estas guisas reflexivas me hallaba cuando ví la luz. Volvió la Esperanza. De hecho nunca se ha ido. ESPÍA. Seguro que para eso valgo. Por lo visto estos días se trata de seguir a la gente y redactar unos informes, que para mi no supondrían gran cosa: fulanito entra en un restaurante y sale con un tipo de su misma estatura, rechoncho, barbado, de cabeza despoblada… menganito sale de su casa, monta en su coche oficial y se dirige a su oficina. Y que vengan días.
Espe y su tridente, la Triple G (Granados, González y Güemes). Según cuenta El País, aquí ha habido pilladita de la buena y Espe mirando a otro lado. Que se van a enterar, sobre todo el tapado de Prisa, el alcalde de Madrid. Que los tribunales lo demuestren. Así es presidenta Aguirre, los tribunales deberán demostrar la trama penal, pero la política está al descubierto y huele muy mal.
Los cachorros liberales y neocon han emulado a los fontaneros más famosos de la historia, sólo que en lugar de espiar a los otros han optado por saber más de los suyos, de ellos mismos. Y en éstas estamos o estábamos, cuando se descuelga Güemes, ¡chacho! con ese apellido suavón y esa carita de no haber roto un plato. Si su suegro se mea en los rojos si la suerte le acompaña, pues él se caga en la calavera del que haga falta. Y si por medio anda el petrimetre de Mercado, ese redactor que publicó algún asuntillo del afortunado Fabra que lo llevó delante del juez, ¡a saco!
Me sorprendes Güemes. Pero hombre como te metes con Mercado, si sólo es un plumilla. Ve a por el director de El País, hombre, ve a por Moreno, ese tipo que está limpiando la redacción de los históricos del periódico y que ha copiado la doctrina de Pedro J. para vender periódicos. Cicuta en pequeñas dosis. Amarro la historia y ahora os la administro en pequeñas porciones. O si no, te metes con Cebrián, el apocalíptico, si dentro de 10 años ya no existe el periódico en papel, pues no hay que preocuparse de lo que se publique. O sí.
Lo dicho, que al final mi santa va a tener razón y me tengo que dedicar a otra cosa. A degustar pastelitos de monjas, que lo de la cicuta desde tiempo de Sócrates no está bien visto.

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