miércoles, 28 de enero de 2009

Estado de ánimo

Las piedras tienen un color especial los días grises. Y hoy es uno de esos días. Gris. Y frío. A algunas personas estos días les deprimen, pero a mí me gustan. No me apasionan, pero me gustan. Debe ser mi estado de ánimo.
Pero no sólo es un día gris por que el sol esté oculto. Es también un día gris por ser el siguiente día. El día después a la irrupción del presidente en nuestras casas desde la 1, la TVE.
Había muchas preguntas para Rodríguez Zapatero, pero fundamentalmente se esperaban las respuestas. O sólo una, la respuesta a la situación en qué vivimos. Y me temo que no ha habido respuesta. Ha existido una muy buena puesta en escena, pero el contenido… Quizás nos creamos demasiadas expectativas, quizás esperábamos más del presidente, pero… ¿desilusión? ¿frustración?
Discúlpeme presidente si mi situación laboral le impide conciliar el sueño. Si bien no consuela, piense que ya tiene algo en común conmigo y mis allegados. Porque es cierto, la falta de laboro produce insomnio o en su defecto duermevelas.
Yo no esperaba una declaración de impacto como la nacionalización de la banca o la moratoria por un año del pago de la hipoteca, tampoco el bálsamo de Fierabrás; pero, presidente, he de confesar que al menos si confiaba en un placebo. Aunque fuese sólo para dormir de un tirón.
Y en lugar de eso, usted me manda al diván del especialista, a mí y a otros 3 millones de españoles o residentes en España, porque ahora resulta que la crisis es también un estado de ánimo. Yo le juro, pongo la mano donde sea menester, que mi estado de ánimo es bueno, que el estado malo es el de mi cuenta corriente.
Y el paréntesis. Estamos en un paréntesis. Todos en medio del paréntesis. El problema es que ignoramos las líneas que va a ocupar el dichoso paréntesis. Y aún peor, si al cerrarlo tras él ira un punto y aparte, una coma o un punto y seguido. O puntos suspensivos. Yo apuesto a lo seguro: signo de interrogación.
Ahora, en algo si quisiera aliviarle. Yo le creo. No albergo duda al respecto. Estoy convencido de que no nos engañó en lo relativo a la crisis. Y eso tampoco me tranquiliza.
En estos tiempos de aceleración y desaceleración económica, de sálvese él que pueda (el resto no se adónde vamos a ir), mis amigos me dan ánimo, mucho ánimo. Y yo señor presidente que abuso del ánimo o no he sabido utilizarlo le envío ánimo, mucho ánimo, en espera que usted haga mejor uso de él.
Al más puro estilo kennedyano, presidente, si de verdad cree que yo puedo hacer algo para solucionar la crisis, estoy a su entera disposición. Y por no irnos tan lejos en el tiempo, Yes, we can.

P.D.- Por cierto, ¿dónde le envío mi currículum?

2 comentarios:

  1. De los 3 millones de parados, hay muchos tipos de parados. Me quiero referir a uno de ellos (no sé si hay muchos o pocos, pero existen y los conozco). Son aquéllos que vivían al límite de sus posibilidades, aquellos que, teniendo un trabajo precario (bajo sueldo y no fijo), compraban pisos y se metían en hipotecas. Parecía que las épocas de bonanza nunca acababan. Pero acaban. El último caso que conozco es de una peluquera que en tres años su hipoteca pasó de 700 euros a 1200 euros, ahora su marido le han echado, y en la peluquería entran mucha menos gente. Ha ido al banco y le han agrandado el plazo de la hipoteca, de 20 a 30 años. Pero no hace mucho, se jactaba que se había comprado el "Mercedes" de los cochecitos para bebés (1200 euros), porque claro, la suspensión, frenos de disco, ... Te podía poner más ejemplos de gastos excesivos de la misma persona, lo que se dice, vivir al límite y pensar que la época de vacas gordas nunca acababa.

    Otro ejemplo, lo vi en la tele, con esto de la crisis y los inmigrantes: matrimonio inmigrante, en Madrid. Él ha dejado de trabajar de camarero y está en el paro; ella, limpiando casas. Y salen en la tele porque están asfixiados ya que tienen un préstamo de 1800 euros al mes. Pienso que el piso será de 50 millones de pesetas. ¿es que la gente, con trabajo precario y no formado, no hacen cuentas? Porque si uno tiene un préstamo a 20 o 30 años, ¿no se pregunta en qué va a trabajar dentro de 7 años, o dentro de 12 años? Comprarse un piso en Madrid con un préstamo de 1800 euros es una locura, a no ser que tengas buen trabajo.

    Finalmente, no sé si el Presidente tiene que dar placebo o no. Pero sí la sociedad española debería de pararse a reflexionar cómo ha sido posible que llegáramos a esta situación. Podríamos buscar culpables (muchos), pero creo que somos culpables (primera persona del plural) en querer vivir de una forma que no estaba acorde con nuestros trabajos. No me vale ahora decir que el gobierno (también culpable) nos debe de sacar de ésta. Porque hace un año, esta gente que vivía a tope no repartían conmigo sus beneficios, o sus excesos, o su buena vida (igual que los bancos, que con mis impuestos, están siendo apoyados por el gobierno, a mi costa: antes no me daban parte de sus beneficios).

    Hablar de crisis, soluciones, etc, está bien, pero no vale generalizar. No todos los parados son iguales, no todos los trabajadores son iguales. Y no todas las ayudas gubernamentales deben ser iguales (cuando las empresas automovilísticas tenían crecimientos de 15% anuales, no iban a mi casa a decirme: "toma, para ti, una parte de mis beneficios").

    ResponderEliminar
  2. ¿Qué quieres que te diga, Rafael? Qué estoy de acuerdo contigo. Qué todos somos culpables, pero estarás de acuerdo conmigo, que unos más que otros. Los que soñaron con El Dorado, con que existía el Paraíso y con que se habían instalado definitivamente en el estado de bienestar, son culpables de eso, de soñar. Pero, y los que no fueron capaces o dicen que no fueron capaces de vislumbrar la crisis, de aceptar que el anunciado pinchazo de la búrbuja inmobiliaria estaba a la vuelta de la esquina. Y los bancos, que 'daban' el dinero a manos llenas; esos mismos bancos que ahora no sueltan un euro, se lo pida quien se lo pida.
    Es verdad, no todos somos iguales; pero de poco o nada sirve eso en una situación como la que vivimos. Salvo a algún 'espabilao' que por tener trabajo se cree inmunizado frente a la crisis y se obceca en pensar que eso afecta a los otros.

    ResponderEliminar