miércoles, 26 de marzo de 2025

El perro del hortelano



Es agotador. Me dirán que es el modus operandi habitual. Y no lo voy a discutir. Les imagino conocedores del asunto y de no ser así, les hago un relato breve, por aquello de no agotarles también.
El artista multidisciplinar José Ríos está pintando un mural en la pared de un solar junto a la catedral de Jaén, en pleno centro histórico de la ciudad. Y a raíz de eso hemos conocido la aprobación de un proyecto para embellecer ese espacio abandonado, que lleva años contaminando el entorno paisajístico del templo catedralicio.
Como saben, la seo jiennense pretende desde hace algún tiempo ser reconocida como Patrimonio Mundial de la Humanidad y uno de los impedimentos es el estado de conservación de su entorno. 
Hasta aquí, dirán, bien. Lo sorprendente es que el proyecto fue aprobado por el equipo de gobierno municipal del PP y Jaén Merece Más y ahora, gobernando PSOE y Jaén Merece Más por la moción de censura presentada a final del año pasado, los populares atacan el proyecto, que va más allá del mural.
Como resultado de ello, y, como por desgracia, era previsible, el disparate se ha consumado y a la actuación del PP se ha sumado un cúmulo de disparates en redes sociales; ese estercolero del siglo XXI en el que cualquier analfabestia se cree magíster.
La ausencia de respeto por el artista es algo recurrente en nuestros días, pero ahora algunos se permiten, también, decirle que es lo que debería haber pintado en lugar de esa vegetación y ese claustro maravilloso, muy en línea con el entorno, que Ríos está creando en esa pared sin vida hasta ahora.
Me consta la implicación de José Ríos con la ciudad de Jaén, su asesoramiento en diversos temas y sus propuestas a los distintos equipos de gobierno municipal, tanto del PP como del PSOE y mixtos, para embellecer la ciudad; con una especial mirada al casco histórico de la ciudad, entre otros, en el eje de Martínez Molina a los Baños Árabes, y siguiendo el ejemplo de ciudades europeas que han sumado a ese embellecimiento, modelos de regeneración urbanística y nuevas fuentes de ingresos.
Me duelen por tanto los ataques desde el desconocimiento, atribuyendo, entre otras cuestiones, una cifra como pago por esa obra de arte que en realidad corresponde al monto del presupuesto de la actuación global en el solar, cuyo resultado habrá que evaluar cuando finalice. Y, sobre todo, me molesta que un partido político en función de sus volubles intereses no tenga el menor pudor en situar en la diana a un artista. Ni tienen un modelo para esta ciudad ni les interesa nada de ella, salvo el bastón de mando. Pero ni comen ni dejan comer, como el perro del hortelano.



Mi artículo para SER Úbeda (Multimedia Jiennense), del 24 de marzo de 2025.

sábado, 8 de marzo de 2025

La película de Dylan


Procuro no leer las críticas antes de ver una película que realmente me interesa, aunque no siempre lo consigo. Con "Un Completo Desconocido", la de Dylan, no he podido evitarlo, y reconozco que he leído varias críticas antes de verla. Y lo que es peor, había leído los comentarios e impresiones de amigos y conocidos que ya la habían visto; algunos de ellos reconocidos seguidores de Dylan, que manifestaban su entusiasmo con la película.
Así que deambulaba sobre el hilo, cual funambulista sin red, entre las expectativas generadas que luego no se cumplen y esa dicha que sólo se alcanza en contadas ocasiones cuando la expectativa se muestra real.
No voy a disertar sobre lo que es el cine, lo que fue o lo que debería ser; sólo diré o recordaré que el cine, o al menos algunas películas, nos emocionaba.
"A Complete Unknown" me ha emocionado. Desde las primeras notas ya he notado un cosquilleo interior y las primeras imágenes abrían la tapa de los recuerdos.
¿Hay errores? Por supuesto, algunos groseros; y a mí entender, innecesarios. Pero eso es secundario. Me quedo con el resto, incluida la formidable interpretación de Timothée Chalamet.
Al terminar la película estaba sentado en un muy confortable sillón, ya con las luces encendidas, leyendo los créditos y escuchando la que para mí es la mejor canción de la historia del rock. Mi cuerpo estaba allí, pero mi mente volaba décadas hacia atrás; eso sí, ha vuelto a tiempo para escuchar otra de las canciones más emblemáticas del Viejo Bob, ya sin créditos.
Ahora estoy sentado en el sofá de mi casa, escribiendo esto y dejando que por mi cabeza pasen imágenes y canciones de la película. Y con unas confesables ganas de subir, poner un disco y escuchar esa canción mientras veo el vinilo girar como un carrusel de sueños; como un canto rodado.