viernes, 22 de junio de 2018

Contra el olvido

Ha confirmado el presidente del Gobierno en su entrevista en Televisión Española, la que debería ser de todos y no de unos pocos, que los restos del dictador abandonarán el mausoleo del Valle de los Caídos. Llega la noticia, como casi todo en este país, con décadas de retraso.
Coincide el anuncio del fin de esta indignidad con la inauguración en Jaén de un monumento a las víctimas del Holocausto, un homenaje impulsado por la Junta de Andalucía al que se han sumado la Diputación provincial de Jaén y la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. 
El monumento, realizado por el alfarero ubetense Juan Pablo Tito, se ha ubicado en la lonja del Palacio provincial, donde se alzara en su día el Real Convento de San Francisco de Asís. Dos columnas esmaltadas con los nombres de 145 republicanos jiennenses, que encontraron la muerte en los campos de concentración nazis, servirán de recordatorio de la barbarie y a la vez serán un ejemplo de reparación, dignidad y justicia. Dos columnas contra el olvido que nos recuerdan la miseria de los verdugos y mantendrán abierta la puerta de la esperanza a las víctimas. 
No ignoro que solo es un símbolo, un gesto si quieren. Pero la deshumanización de los vencedores y posteriormente, el desinterés de sus herederos políticos y la falta de coraje de anteriores gobiernos democráticos, en particular de los socialistas, para afrontar las consecuencias y responsabilidades de la dictadura franquista en España, apenas han permitido eso, actos simbólicos de recuerdo y homenaje a las víctimas del horror, la infamia, la crueldad, la represión, la vileza, la ruindad…, y un hermanamiento, también simbólico, entre esas víctimas de los campos nazis y aquellas otras que nunca abandonaron España; aquellos desaparecidos, asesinados y sepultados en fosas, pozos y cunetas. 
Jaén en la celebración del 14 de junio como Día de la Memoria Democrática de Andalucía ha querido realizar un homenaje a esas víctimas y sumar este monumento a esa llama imaginaria que representa ese otro monumento a las víctimas en la Fosa 702 del cementerio de San Eufrasio. Pero no es suficiente. 
La memoria debe servir para evitar que se repitan los relatos del odio y el horror y para construir una ética contra la impunidad y el olvido. “Quien olvida su historia está condenado a repetirla”, aseguraba el filósofo español Jorge Santayana. 
No caigamos en el olvido. En Francia, en Austria o en Italia vemos con tristeza como resurge el fascismo y la amenaza de repetir esa historia de destrucción alimentada desde el odio al otro. España no es ajena a ese resurgimiento. Y Jaén tampoco. El huevo, como los de chocolate, se envuelve ahora en papel naranja, pero no olviden que dentro lleva la serpiente.

Mi artículo para SER Jaén, "La Colmena", del 21  junio de 2018.

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