domingo, 15 de abril de 2018

Hundimiento

Jaén se rompe. Se cae a pedazos. Al menos una parte, el casco histórico. Una zona noble en otras ciudades que aquí se ha abandonado y se ha convertido poco a poco en el hábitat natural de la población más desfavorecida. 
Los informes de Cáritas y Cruz Roja o de los Servicios Sociales de Ayuntamiento y Junta de Andalucía certifican el deterioro de la zona y el incremento de familias en riesgo de exclusión social.
Los números muestran lo que se ve y se palpa, pero a la vez siguen sirviendo para que algunos se agarren a la estadística y se olviden de que hablamos de personas, del día a día de muchos hogares que sobreviven gracias a la labor de organizaciones humanitarias. Su horizonte se limita a la supervivencia. 
Como muestra un botón, “la calle Alegría da pena”, afirman los vecinos mientras contemplan como aumenta el número de solares convertidos en estercoleros o nidos de ratas y como se derrumban viviendas: tres con las últimas lluvias, en las calles Vicario, Alegría y Santiago. Ya ni siquiera está en vigor aquel cantecito flamenco que jaleaba “tiempos de alegría” y desterraba la melancolía. 
20 años después del PEPRI, el Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Conjunto Histórico, el fracaso es nítido y al abandono se le ha sumado el miedo. A todo lo que se mueve, incluidas las viviendas. También al presente y al futuro. 
Da igual que algún concejal saque pecho por el gasto de un millón de euros. En la Antigua Roma serían muchos sestercios, aquí la realidad es tozuda y evidencia que la inversión ha sido y es insuficiente. Si además creemos aquella historia que hace unos años circulaba por los mentideros de cómo se utilizó el dinero destinado a actuaciones en esta zona para contratar a un cantante mejicano de éxito, la gestión tampoco sale bien parada y deja a más de uno con las vergüenzas al aire. 
Al margen de la veracidad de esta historia, lo cierto es que el casco histórico no es una prioridad. Y como el resto de la ciudad carece de proyecto. El alcalde dice que el problema del casco histórico es la infravivienda, pero la empresa municipal del ramo, Somuvisa, ni está ni se le espera. Tiene más de Sociedad Municipal de Visa de concejal no adscrito (el legado de Ciudadanos) que de Empresa de la Vivienda. 
En este Ayuntamiento sigue faltando capitán y sobrando marineros. Como apunta el maestro Lapido: “Nadie estaba en su puesto en el momento del naufragio. La tripulación bebía y bailaba el capitán”.
Lo que viene siendo habitual. Un barco sin rumbo y nadie al timón. Nos tragará un mar de chapapote y olivos.

 Mi artículo para SER Jaén, "La Colmena", del 12 de abril de 2018.

2 comentarios:

  1. Hola, nueva seguidora; felicitaciones por blog y publicaciones; este es el último publicado por mí: https://ioamoilibrieleserietv.blogspot.it/2018/04/recensione-vita-di-paese-caterina-basile.html

    Si quieres te espero como lector permanente

    Gracias

    ResponderEliminar
  2. Bienvenida al callejón. No parlo italiano, pero será un placer leerte. Y sobre todo un desafío.
    Salud.

    ResponderEliminar