viernes, 8 de diciembre de 2017

Por amor al arte

Supongo que ya lo saben, el próximo lunes 11 de diciembre abrirá sus puertas el Museo Íbero de Jaén. Un proyecto cuyo origen se remonta dos décadas, con unas obras que comenzaron en 2009, que acabarían en 2012, luego en 2015 y hasta hoy; más de 11.000 metros cuadrados para seis siglos de historia y una inversión cercana a los 30 millones de euros.
Tras años de demora y a pesar de ser considerado un museo único se abre sin estar acabado y se anuncia que será inaugurado por el Borbón, cuya presencia en Jaén no nos traerá más que unos minutos televisivos en las cadenas nacionales y algo de bochorno al contemplar a más de uno de nuestros políticos de andar por casa haciéndose hueco para aparecer en la foto. Auguro momento de codos y caderas. Y espero reconocimiento público y lugar de honor para la Asociación de Amigos de los Íberos, los verdaderos padres de la criatura. 
Ya he comentado en anteriores ocasiones que esto de las inauguraciones de la obra pública me parece anacrónico, anticuado e impropio de regímenes democráticos y que cuando lo que se inaugura se hace con tanto retraso sería mejor abrirlo al público sin más. 
Pero si se trata de inaugurar, mejor con un erudito en la materia de renombre internacional o puestos a pedir, con la mismísima Dama de Elche. Se podía haber pedido su cesión al Museo Arqueológico Nacional por un tiempo determinado para exponerla en Jaén en el nuevo Museo. Ese sí hubiera sido un buen reclamo y una buena excusa para viajar a Jaén. 
Aún así, espero que este Museo Íbero se convierta en ese referente que necesitan la ciudad y la provincia y que las dote de esa singularidad que no hemos sido capaces de alcanzar con nuestra riqueza patrimonial, tanto cultural como natural, o con nuestro aceite de oliva. El Museo lo merece porque es cierto que su contenido es excepcional y Jaén alguna vez se tendrá que levantar sobre piedras, cruces y cadenas, aunque luego vuelva a la siesta y al ronquido. 
Por cierto y hablando de arte, ahora que a nuestros gobernantes les aflora lo artístico y el Ayuntamiento con el alcalde a la cabeza restituye merecidamente al artista José Ríos después del maltrato a su obra, no estaría de más que ese repentino amor al arte se rubrique con la recuperación de las obras extraviadas del propio Ríos y de otras como “Inercias”, del desaparecido David Padilla. La estructura como muchos sabemos se arrumbó en un almacén municipal, pero las aguadas como sospechaba el propio David colgarán de alguna pared. Seguro que más de un concejal y ex concejal saben de lo que hablo.

Mi artículo para SER Jaén, "La Colmena", del 7 de diciembre de 2017.

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